El pasado 31 de enero, El País detonaba la noticia: la cúpula del Partido Popular (PP), actualmente en el Gobierno de España, habría presuntamente recibido sueldos en negro. Tras el estallido, silencio absoluto en el partido y agitación en Twitter con #lospapelesdebárcenas. “Es falso. [...] Ganaba más en mi trabajo como registrador de la propiedad”, alegaba dos días más tarde una pantalla en la que aparecía el presidente Mariano Rajoy. No admitió preguntas. Hoy, en su encuentro con Merkel en Berlín, ha insistido en la falsedad de las acusaciones “salvo alguna cosa que se ha publicado”: un argumento que aíra todavía más la indignación de los ciudadanos. Mientras que más de 800.000 personas reclaman su dimisión en Internet, en Barcelona las protestas se trasladaron frente de la sede del PP: se pedía la renuncia de un Gobierno que, por la forma de sus explicaciones, ha vuelto a faltar al respeto de la ciudadanía.