Viernes 13 de noviembre: Es la juventud europea quien llora
Published on
Translation by:
Marina Garcia Blanes[EDITORIAL] Tras los atentados del 13 de noviembre, es nuestro París el que ha sido atacado. No el París de los monumentos históricos, de los grandes centros comerciales, o el de los sitios turísticos donde no vamos jamás. Han atacado al París de nuestros barrios, donde los jóvenes europeos vivimos y amamos, donde salimos de noche, donde trabajamos y donde disfrutamos de la vida.
Más de 129 muertes que llorar, el estado de emergencia declarado en Francia, una clase política que afirma que Francia está "en guerra" y banderas azules, blancas y rojas un poco aterradoras que inundan nuestros muros de Facebook. Lunes por la mañana, las cabezas estaban cargadas en la redacción de Cafébabel después de esta larga y dolorosa resaca del fin de semana.
El París que ha resultado herido, en el corazón, es nuestro París, un pedacito de nuestra Europa. Este es el París babeliano, el París de nuestras historias Meet My Hood, de las copas con los amigos en verano a lo largo del Canal Saint-Martin, el de los bares un poco anticuados donde la población vive entre kebabs y restaurantes de moda en la Rue de Charonne, el de las salas de conciertos de République que atraen a artistas y aficionados de todos los países. Es también el París del otro lado, el de la periferia, el Stade de France, el París de los encuentros deportivos y eventos a gran escala. Esta es la multiculturalidad de París, progressista, a veces irritante cuando se convierte en intelectual-burguesa, pero es el París que se mueve, el París de Cafébabel, el que atrae a los jóvenes de todas partes de Europa. Este es el París que amamos y el que representa, precisamente, todo lo que odian los terroristas islamistas.
¿Un atentado contra los jóvenes?
Obviamente, nos han dado de lleno en el corazón. Con este macabro y espeluznante sentimiento de haber sido el blanco de estos ataques. Los jóvenes -muchas de las víctimas lo eran- que murieron bajo las balas de hombres armados la noche del viernes, podríamos haber sido nosotros. Y muchos de los que murieron por las balas de los asesinos eran, por desgracia, a menudo amigos de amigos. El ataque, que habría sido aún más devastador si los terroristas hubiesen conseguido entrar en el estadio Stade de France en Saint-Denis, se convirtió en un ataque en contra de nuestra generación.
Al atacar a Charlie Hebdo, en enero de 2015, los terroristas querían "vengar al profeta" y atacar la libertad de prensa y la libertad de expresión. Querían dividir a la sociedad entre musulmanes y laicos. Ahora, al atacar las áreas de la vida parisina, su objetivo es nuestro estilo de vida. Se las arreglaron para crear pánico, para marcarnos en el alma, pero no lograrán hacernos renunciar a nuestros valores y nuestra energía vital.
Después de Londres, Beirut, Madrid, Túnez, Estambul y Oslo, París se convertirá muy a su pesar en un símbolo cada vez más fuerte para muchos jóvenes en Europa de libertad, despreocupación, creatividad y tolerancia.
En Cafébabel queremos ilustrar la diversidad de estos jóvenes a los que no les importan las fronteras, su apertura al mundo, su tolerancia, su deseo de vivir juntos. Queremos defender nuestros valores de apertura, de diálogo y democracia frente a la violencia, la sangre y el oscurantismo religioso. Es a estos jóvenes de Europa a los que nos dirijimos y les damos voz. Pues los terroristas no van a ganar, no nos van a dividir. No nos podrán quitar jamás nuestra alegría de vivir.
Translated from Editorial - Ce vendredi 13 novembre, c’est la jeunesse européenne qui pleure