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Ni libres ni iguales: los migrantes viven penurias en la frontera francoitaliana

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Privación ilegal de libertad, denegación del acceso a los cuidado más básicos y falsificación de carnés de identidad por parte de la policía. Los migrantes siguen viendo sus derechos fundamentales vulnerados en la frontera entre Francia e Italia, a pesar de que las organizaciones solidarias no cesan de poner el grito en el cielo. Tercera y última parte de nuestra serie de reportajes "La frontera de los extremos".

Los viajeros descienden al andén y se dirigen hacia la salida. Delante de la estación de Niza, el 19 de febrero, cinco policías rodean a dos adolescentes que no hablan francés. Los agentes empiezan a registrarles los bolsillos, sin ningún resultado. Al cabo de cinco minutos, dejan que uno de ellos se vaya, a gritos de: ¡Lárgate, aquí no tienes nada que hacer!"

El joven emprende la marcha hacia la salida de la estación, con el teléfono pegado al oído. Los policías aún rodean al segundo muchacho, al que piden el carné de identidad y que se quite los zapados. El joven cumple las órdenes, pero la escena se ve interrumpida por un hombre de unos cincuenta años que acaba de llegar en un scooter eléctrico. El recién llegado charla unos segundos con los agentes, y se marcha acompañado por los dos jóvenes.

"Sospechaban que escondía drogas en los zapatos", explica Mahdi, uno de los dos muchachos detenidos. El hombre que acudió en su ayuda es Joël Bergelin, voluntario de Tous Citoyens, una asociación de Niza que vela por el respeto de los derechos de los menores no acompañados en la ciudad.

"Aquí los controles policiales se hacen según la pinta que tienes. Y a muchos niños les tratan como si fueran mayores de edad", denuncia Joël, señalando a los dos muchachos, de quince años de edad. Esta práctica policial contra las personas migrantes no es ninguna exepción en la región fronteriza de los Alpes Marítimos, en el sur de Francia.

El pasado 3 de marzo, el tribunal administrativo de Niza denunció a la Delegación del Gobierno de los Alpes Marítimos por vulnerar el derecho de asilo en tres órdenes, suspendiendo la devolución de otros tantos migrantes a Italia desde el lado francés. El tribunal argumenta que hubo irregularidades la denegación de entrada, en concreto con un menor no acompañado procedente de Sudán. Había sido interrogado en inglés, cuando el único idioma que habla es árabe.

"Hemos hecho llegar por paquetería los certificados de nacimiento desde sus paéses para que sean incontestables".

La Asociación Nacional de Asistencia en las Fronteras para los Extranjeros (Anafe) también denuncia las "prácticas ilegales del administración francesa" contra los migrantes que intentan atravesar la frontera. La asociación reveló otro tipo de violación de los derechos de los menores extranjeros mediante un informe que recoge observaciones realizadas entre 2017 y 2018. La Policía habría falsificado las fechas de nacimiento de los migrantes para hacerles pasar por mayores de edad y así poder enviarles de vuelta a Italia, el país desde el que habían cruzado la frontera.

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document falsifié
Fotografía de un documento falsificado

A través de su red de voluntarios, Anafe hospeda a los menores aislados y les ayuda a ejercer su derecho de recurso ante el juez de menores del tribunal de Niza. "Hemos hecho llegar por paquetería los certificados de nacimiento desde sus paéses para que sean incontestables. Nuestro abogado, Mireille Damiano, los presenta como pruebas ante juzgado para probar que son menores de edad", explica Joël. Según denuncia, muchos de los jóvenes migrantes que intentan cruzar la frontera se encuentran hoy en una situación de urgencia sanitaria. "Hace poco, un muchacho gravemente enfermo fue puesto en la calle mientras que debería estar en urgencias. Sin nosotros, el chico habría muerto en la orilla de la playa".

poste frontière

puesto fronterizo

A algunos metros de la estación, el Secours Catholique, la rama francesa de Caritas, abre sus puertas y da la bienvenida a los recién llegados. Sobre las mesas, tostadas con mermelada para el centenar de personas sin hogar que acuden a diario al centro. Entre ellos figuran hoy algunos migrantes que han cruzado la frontera con Italia, después de haber atravesado Libia.

"Estas son las personas más precarias", comenta Jean-Pierre Blanc, responsable de la sección de salud del Secours Catholique. "Varios entre ellos duermen en la calle y tienen problemas respiratorios, e incluso psicológicos". Los traumas a menudo son causados por el desarraigo que provoca el hecho de migrar, así como por el largo camino al que se enfrentan. "Hemos recibido gente que ha sido retenida en diferentes prisiones después de haber cruzado África y el mar Mediterráneo. Presentan sintómas de maltrato físico y psicológico", añade Patrick Martínez, miembro del equipo móvil psiquiatría precaria (EMPP) del Centro Hospitalario Universitario de Niza.

Urgencia santiaria y psicológica

A 30 kilómetros de Niza Omar abandona el puesto fronterizo de Saint Ludovic, situado entre Menton, en Francia, y Ventimiglia, del lado italiano. Ha pasado la noche junto con unas quince personas en un módulo prefabricado, una especie de contenedor de 15 m² colocado junto a la garita de la Policía de Fronteras francesa (PAF). El joven cojea debido a una herida en la rodilla que se hizo el día anterior al tratar de evitar a la policía. "Les pedí las cosas más básicas: una venda y una manta para pasar la noche. No me dieron absolutamente nada", suspira el joven. Por suerte para él, su ángel de la guarda se encontraba a una decena de metros de la frontera, del lado italiano.

Adèle, de 22 años, es miembro de Kesha Niya, una asociación presente en la frontera desde más de un año para denunciar las acciones de la policia fronteriza francesa. "Casi todo lo que pasa aquí, en estas instalaciones, no es legal. Esos contenedores no tienen ningún estatus legal: no es ni de una zona de detención ni mucho menos una celda de la policía", denuncia. Por su parte, el tribunal de Niza defiende que se trata de un lugar de tránsito destinado a retener a las personas migrantes por un tiempo inferior a cuatro horas.

Sin embargo, los policías italianos del puesto fronterizo no se hacen cargo de las personas que son devueltas entre las 7 de la tarde y las 9 de la mañana del día siguiente. Por tanto, los migrantes como Omar no tienen otro remedio que pasar la noche en el interior de esos edificios prefabricados destinados a los migrantes llamados "no admitidos", es decir, los que se considera que nunca han entrado en Francia y se entregan directamente a las autoridades italianas.

"No hay ningún acceso a cuidados básicos. Solo hay un banco de metal, cuyo ancho no da ni para acostarse", critica Omar mientras se sube los pantalones para enseñarnos su herida que tiene desde la noche que pasó en el recinto prefabricado. Pero la tiene tan infectada que le cuesta despegarla del pantalón que no se ha cambiado desde hace días. Para curarla, Adèle saca un antiséptico y una tirita de su botiquín. "Encontramos muchos enfermos que no han podido tomar sus medicamentos. La respuesta de la Policía es a veces demasiado violenta, tanto verbal como fisicamente", clama la voluntaria.

Omar y su herida
Omar y su herida

Para el alcalde de Ventimiglia, el colectivo Kesha Niya no es necesario, ya que la Cruz Roja proporciona ayuda humanitaria en un campo de la pequeña localidad. El recinto puede acoger hasta 500 personas, pero el número de los migrantes expulsados en los últimos meses es de entre 500 y 2000, según Kesha Niya.

"No está bien que haya un grupo de jóvenes reunidos a 200 metros de la frontera para dar comida y bebida a estos pobres, que dicen haber sido maltratados", dice Gaetano Scullino. "No podemos aceptar esta situación, significaría que Ventimiglia no está organizada debidamente en este tema".

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Cafébabel ha conseguido un vídeo grabado por un joven migrante el pasado noviembre, en el patio interior que hay entre los contenedores prefabricados. Su autor denuncia que la Policia ha usado gas pimienta contra ellos. Una práctica que ocurre, según el relato de Adèle, en el momento en el que los agentes deciden sacar algunas personas del contenedor. "No necesariamente los primeros en llegar son los primeros en salir. La policía elige a cinco, todo el mundo tiene ganas de salir, y entonces se empuja hacia la salida. Hemos visto a muchas personas que llegaron a nosotros en lágrimas por el gas. La policía ni intenta justificarse", explica Adèle mientras monta un puesto de comida a unas pocas decena de metros de la frontera

Según explica la joven, unas 20 asociaciones, entre las que están Roya Citoyenne y Kesha Niya, han denunciado estas detenciones arbitrarias ante el Relator Especial de las Naciones Unidas Felipe González Morales. El noviembre pasado, la eurodiputada Manon Aubry (Izquierda Unitaria) se dirigió a la frontera para visitar los locales de la policía de las fronteras, ya que los representantes electos franceses tienen derecho a efectuar visitas sin previo aviso. Sin embargo, la policía fronteriza le negó el acceso al contenedor.

Tenían una buena razón: una nota interna escrita por la "Dirección Central de la Policía de Fronteras, según la cual los puestos de Montgenèvre (otro paso fronterizo) y Menton no serían locales de detención, sino de refugio" según relata la eurodiputada. Unacircular que existe desde 2018 según Adèle, "que nadie puede ver y que define el contenedor como un lugar de refugio de los peligros de la calle, cuando dentro no hay comida ni medicamentos".

Adele de Kesha Niya
Adèle, de Kesha Niya © Safouane Abdessalem

El valor del trabajo

Seis refugiados, dos responsables y un voluntario. Después de haber lanzado la primera comunidad rural Emaús de Francia en su granja del valle de la Roya, Cédric Herrou trabaja hoy con refugiados y personas sin hogar. A través de el estatuto legal de los OACAS (Organismo de Acogida Comunitaria de Actividad Solidaria), el agricultor acoge a personas en situación de precariedad extrema y les ofrece la posibilidad de trabajar en su comunidad, de manera que esta sea autosuficiente. "Nos dedicamos príncipalmente a la producción y venta de verduras", explica Cédric. En su opinión, dar trabajo a los refugiados ha ayudado a a aliviar las tensiones en la zona sobre este tema. "Hay algo de gratificante en la agricultura. Es reconocimiento a través del trabajo".

Un alivio para un agricultor que escenificó ante los medios de comunicación las tensiones que se viven en el valle entre migrantes y nativos. Antes de lanzar Emaús Roya me atacaron a menudo. "Al principio tenía miedo de los ataques físicos. Para algunas personas soy alguien a eliminar. Durante mucho tiempo, he dormido con un arma guardada junto a la cama". Cédric Herrou está siendo juzgado actualmente tras una apelación después de que el Tribunal de Casación anulara su condena a cuatro meses de prisión por "ayuda al entrar, a la circulación y al estancia irregular de extranjeros en Francia". Es lo que los activistas llaman "delito de solidaridad".

Cedric Herrou à sa ferme
Cedric Herrou à sa ferme © Safouane Abdessalem

El café está listo. Teresa se enciende un cigarillo y toma asiento en el sofá. Su apartamento colorido es el reflejo de su dueña, siempre vestida de verde. Teresa Maffeis forma parta del movimiento activista de la zona desde hace años. Llegó a crear su propia asociación para luchar contra la extrema derecha en los Alpes Marítimos. Pero desde 2015, su prioridad es la de apoyar a los migrantes bloqueados en la frontera francoitaliana.

La joven activista comparte el mismo compromiso político de Cédric Herrou, pero su punto de vista es diferente. "Querer representar a los migrantes que están solos no les hace ningún favor. Y le da mucho material a la extrema derecha" dice Teresa, aunque reconoce que bajo estas circustancias se necesitaba una cobertura por los medios de comunicación. Mitad francesa, mitad italiana, Teresa aporta algo de ayuda a los migrantes gracias a su red de contactos en Italia. "Trabajo mucho con los activistas italianos, principalmente como testigo en todos sus juicios", sonríe. "Cuando los menores pasan la frontera, los activistas me llaman y me dirijo a la estación de Niza para buscar a los chicos". Ella les acompaña entonces, a los centros de menores. "Una vez llegados a Franica, el menor ya no depende del derecho de asilo, sino se encuentra bajo la protección de la infancia", concluye.

La cuna de la derecha "dura"

Desde la candidatura del ultraderechista Jean-Marie Le Pen a las elecciones regionales del 1992 en la región Provenza-Alpes-Costa Azul (PACA), Teresa está preocupada por el asentamiento de la extrema derecha en la región. La segunda ronda de las elecciones municipales en Niza opondrá el alcalde saliente Christian Estrosi al candidado de Agrupación Nacional, Philippe Vardon, surgido de una de las facciones más radicales del partido. "Temo que Vardon entre en el Ayuntamienot. Los identitaristas tienen esta idea en la cabeza que tienen que meterse en todas las administraciones locales". Y añade: "conozco a Vardon desde que era niño, siempre fue un facha".

En relación con el futuro político del valle de la Roya. Cédric Herrou se muestra bastante tranquilo. Sin embargo, el municipio de Breil-sur-Roya¨ donde él reside acaba de registrar una imponente victoria de la derecha en la primera ronda de las elecciones municipales, frente al alcalde saliente, de izquierdas. Apoyado por el diputado Eric Ciotti, Sébastien Olharan ha sido elegido para dar un "nuevo aire a Breil", ese municipio según afirma él "se ha deteriorado en los últimos años a causa de la crisis migratoria".

¿Una victoria electoral de este joven, que a menudo se ha mostrado hostil a la acogida, pondría en peligro la solidaridad en el valle? Según Cédric Herrou, no hay nada de qué preocuparse: "El Valle de Roya se ha hecho conocido en los últimos años por su solidaridad con los migrantes. Ya hemos ganado".


Este es el tercer artículo de esta serie en tres partes, "La frontera de los extremos". A través de su investigación en la frontera francoitaliana, el periodista Safouane Abdessalem ha intentado descubrir las estrategias electorales de la extrema derecha en las elecciones municipales del 2020. Vínculos más o menos asumidos con el grupúsculo identitario, como por ejemplo la publicación de falsa información sobre la cuestión migratoria y la persecución de las asociaciones solidarias locales. ¿Hasta dónde quiere va la extrema derecha para seducir a los electores?

Este proyecto ha sido posible gracias a la colaboración del Ecole des Hautes Etudes en Sciences Sociales. Ha sido coordinado por el OpenEdition Center y financiado por el Fondo de Apoyo a la Emergencia y la Innovación en el Periodismo del Ministero de Cultura francés.

Fotografía de portada: © Safouane Abdessalem

Story by

Safouane Abdessalem

Du piano classique à la presse écrite. Pour Cafébabel, je m'intéresse particulièrement aux questions sociales, économiques et culturelles, tout en gardant un œil sur la politique étrangère. Biculturel, binational & bidouilleur.

Translated from Crise migratoire : liberté, égalité, délit de solidarité