¿Quién dijo generación perdida? La juventud sale a escena en Tirana
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María LomeñaEstampados de cuadros escoceses, música lounge y decoración vintage: Radio bar podría ser cualquier bar modernillo de Berlín, Londres o París y sin embargo estamos en Tirana, una ciudad de 700.000 habitantes y capital de Albania, país sinónimo de pobreza para la mayoría de los occidentales.
Y aunque el mundo ignore por completo este país de águilas, los jóvenes albaneses se abren al mundo sin esperar que el mundo se interese por ellos.
Desde diciembre de 2010, los albaneses no necesitan visado para circular por Europa. Eso sí, bajo la presión de Francia, Alemania y los Paises Bajos, la Comisión Europea se reservó el derecho a replantear esta decisión en caso de que se cometan “abusos”. Erion, de 26 años, ironiza sobre el miedo a la inmigración ilegal: "El gobierno ha lanzado una campaña para incitar a la gente a no sobrepasar los 90 días autorizados pero es algo ridículo, ¡nadie quiere vivir como clandestino!". Después de haberse exiliado durante seis años en Roma para estudiar cine y televisión, volvió a Tirana en octubre de 2010. Desde hace algunos meses trabaja como realizador de una nueva cadena de televisión albanesa. "En Italia me pagaban bien, pero prefiero trabajar aquí. La relaciones humanas con más fáciles y no tengo la impresión de que tan sólo soy una pieza más de la cadena de montaje".
Trabajo, familia y madre patria
Como Erion, numerosos jóvenes albaneses se lanzan a la búsqueda de universidades europeas. Muchos de ellos se instalan en el país de adopción, otros vuelven. "En los 90, sólo se iban los jóvenes, explica Ermira Danaj, una joven universitaria profesora de sociología y teorías feministas. Pero a partir del 2000 han empezado a volver de forma progresiva". Con el bachillerato en el bolsillo, se fue a estudiar Lausanne en 1994. No tenía otra opción: "Mi padre era periodista y había escrito varios artículos sobre el gobierno de entonces. Me dieron a entender que me resultaría difícil estudiar aquí". De sus ocho años en Suiza, recuerda tener sentimientos contradictorios: creció intelectualmente, pero tuvo que hacer frente a los prejuicios. "Para integrarse había que reanunciar en parte a su identidad albanesa. Me preguntaba por qué tenía que trabajar en el guardarropa de una discoteca cuando en Albania podía trabajar en mi profesión”.
En diez años Tirana ha cambiado. The block, antiguo barrio de la élite comunista, se ha convertido en lugar de reunión de los jóvenes modernillos. Allí encontramos Radio bar, uno de los locales de moda en que nacen debates políticos. Pero, a pesar de que la vida se haya transformado en diez años, los jóvenes aún tienen que enfrentarse a importantes problemas de trabajo y vivienda. En un país en el que casi dos tercios de la población tiene menos de treinta años, son pocos los que pueden dejar el nido familiar. Muy a menudo, son la familia y los conocidos los que hacen de oficina de empleo.
Economía sumergida o la tragedia de los albaneses
"Creo que muchos de nosotros hemos vuelto con el deseo de ayudar a este país en un periodo de transición. Esta ciudad ofrece verdaderas oportunidades, pero hay que creen en ellas"
Con 23 años, Bora es optimista: "Creo que estamos en un momento clave de la historia de este país. O aceptamos la situación actual, la negación de una democracia real, o nos hacemos escuchar". Esta joven arquitecta volvió a Tirana el verano pasado después de haber estudiado en Canadá y en Argentina. Algunos meses después montó una organización con amigos arquitectos, que compagina con una agenda repleta de actividades. Hoy, sueña con continuar sus estudios en España y pasar su vida entre Tirana y alguna otra ciudad europea. "Después de seis años tan lejos necesitaba volver para comprender si podía crecer profesionalmente aquí. Tirana tiene ese ambiente, ese estilo de vida tranquilo que te permite hacer diferentes cosas al mismo tiempo". Bora no esconde sus sentimientos patrióticos: "Creo que muchos de nosotros hemos vuelto con el deseo de ayudar a este país en un periodo de transición. Esta ciudad ofrece verdaderas oportunidades pero hay que creen en ellas". Y pasar por alto la economía sumergida: "por ejemplo, puedes cobrar en efectivo. Para tener dinero para un proyecto tienes que colaborar con un hombre de negocios cuyo trabajo sabes que no es limpio. ¿Y qué puedes hacer? Si aceptas, acabas viéndolo normal. Esta es la tragedia de muchos albaneses".
“Los jóvenes son demasiado pasivos”
Para encontrar las respuestas a las preguntas que se hacen los jóvenes hay que atravesar la puerta de una gran casa amarilla en el centro de la ciudad de Tirana. Es la sede de Rinia Aktive (Active Youth Forum), una asociación apolítica que intenta reunir a los jóvenes albaneses. "El problema es que aquí los jóvenes son demasiado pasivos, no se implican en cuestiones públicas" explica Kostalda, de 21 años. Esta asociación, que se creó hace tan sólo dos años, tiene 17.000 miembros y decenas de iniciativas. Presiona a los políticos para que tengan más en cuenta los intereses de los jóvenes, organiza mesas redondas sobre la orientación en los institutos, favorece intercambios con los jóvenes gitanos… Y más allá de su dinamismo como asociación, Rinia Aktive lleva a cabo un plan de un periodo de 5 años con el que quiere reforzar la influencia de los jóvenes mediante seminarios de sensibilización, formación en medios audiovisuales, manteniendo eso sí, las distancias con los partidos políticos. Con gran entusiasmo, Kostalda explica que le gustaría dedicarse a la política pero "no ahora, sino cuando las cosas cambien". A pesar de la aparente dejadez, esta juventud albanesa es mucho más madura, más abierta y determinada que la vieja sociedad y la clase política que guían su destino.
Este artículo forma parte de Orient Express Reporter 2010-2011, la serie de reportajes realizados por cafebabel.com en los Balcanes. Más información sobre Orient Express Reporter, aquí.
Foto portada: (cc) Kmeron/flickr ; Foto edificios: (cc) Davduf/flickr; Foto época comunista: (cc) Only Tradition/flickr ; Rinia Aktive © Simon Benichou
Translated from Tirana : mobile, ouverte et créative, la nouvelle génération monte sur scène