Praga, Budapest y el porno: un viaje muy duro
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Martina CorralEn las sociedades de la República Checa y de Hungría, la industria del cine X se arraigó siguiendo el rastro de la democracia. En estos dos países, donde la industria pornográfica prospera, se pasó de la edad de oro del porno gay a las duras condiciones de las actrices de hoy en día.
Se supone que desde los comienzos del proceso de transición democrática, Budapest se convirtió en “la capital europea del porno” como consecuencia directa de la salida del comunismo, ya que la nueva Constitución permite la pornografía. Los húngaros, sumergidos en una sociedad mucho más liberal, no son ningunos mojigatos y los políticos no se dejan engañar: muchos ven en el negocio de la pornografía una oportunidad económica sin precedentes.
Las producciones escogen el espacio de una nueva vía financiera y, debido a los bajos costes de fabricación en Hungría, atraen a una gran cantidad de cámaras a la capital. Sin embargo, la dimensión low-cost del porno húngaro conduce inevitablemente a una falta de medios de realización. Igual que en la serie B, las películas se montan a brochazos: se caracterizan por una banda sonora muy mala y una iluminación digna de la época de los hermanos Lumière. De todas formas, la industria húngara del porno goza de una mano de obra altamente apreciada en el extranjero, no vamos a extendernos hablando sobre el físico de las jóvenes húngaras pero debéis saber que los productores de cine pornográfico aprecian especialmente su mentalidad abierta en temas sexuales.
Tiempos de crisis... hasta para el porno
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Después de más de 10 años en la edad de oro, la crisis se ha colado en las trompas de la industria cinematográfica en general y de la pornografía en particular. En la década de los 2000, en Budapest se rodaban 300 películas al año, pero en la actualidad no superan las 100. Para uno de los gigantes del X, Istvan “Kovi” Kovacs, director de la productora Luxx Video, las miserias financieras de Europa tienen mucho que ver en esto; aunque también cita el creciente desarrollo de Internet y, como consecuencia, de la piratería. Este es el resultado: el porno se deslocaliza poco a poco en Europa del Este en perjuicio de un país cuya industria del cine X generaba más de 600 millones de euros en 2008, es decir, el 0,5% de su PIB.
Los problemas con los que se encontró la industria del porno en Budapest fueron lo suficientemente importantes como para que la República Checa se convirtiera en uno de los nuevos santuarios del género. Por lo tanto, Praga se ha convertido en lo que era Budapest hace 10 años: la tierra prometida. Las razones son unos costos de producción muy bajos, unas las leyes liberales sobre pornografía y una “oferta” abundante de jóvenes bellas dispuestas a ceder a todos los caprichos de los productores para entrar y permanecer en el sector… Según un estudio del Parlamento Europeo, las actrices reciben una media de 200 a 300 dólares por día, a sabiendas de que una película requiere aproximadamente 5 días de rodaje. En los países donde la situación económica de la población es relativamente difícil (el salario medio bruto en Hungría es de 600 euros al mes), a las chicas rápidamente les tienta la idea de ir a la capital para hacer fortuna.
Sin embargo, para algunas de ellas las condiciones de trabajo son terribles. Las estrellas porno están siendo explotadas, literalmente, por las agencias de casting, que las hacen rodar durante horas escenas que los directores juzgan siempre “insatisfactorias” pero que luego venden sin escrúpulos. A las actrices no se les pagan estas “horas extras” y no reciben ningún porcentaje en caso de que la película tenga éxito. La otra cara oculta de la industria es la trata de personas. Aunque no estén involucradas directamente, las actrices ayudan a alimentar el fenómeno y algunos no dudan en hacerse pasar por productores de porno para atraer a las mujeres y sumergirlas en el infierno de la prostitución.
Praga, la capital del porno gay
El cine X también involucra a los hombres, a pesar de que los actores gozan de un estatus completamente diferente. Por ejemplo, en Praga, la situación económica actual es también consecuencia del desarrollo del porno gay. La ciudad de los 100 campanarios se ha convertido en uno de los lugares de producción más importantes del mundo y cuenta con, al menos, 15 estudios dedicados al cine gay. En la República Checa, el desempleo se duplicó desde 2008 y estos chicos, 100% heterosexuales (e insisten mucho en ello), han encontrado una manera de hacer dinero fácil. Algunos tienen novia y otros están casados, pero el motivo por el que se dedican al porno gay es muy simple: ganan tres, cinco o incluso ocho veces más rodando este tipo de escenas. Es difícil precisar las cifras con exactitud; sin embargo, sabemos que la industria del porno gay representa entre 10.000 y 12.000 millones de dólares del total de la actividad de la pornografía en la República Checa, es decir, casi la mitad.
El negocio del cine X, a medida que se deslocaliza, también se arraiga cada vez más en el seno de la economía de los países del Este. Es un negocio que se beneficia de la regla de los mercados aprovechando los bajos costos de producción para prosperar y que pasa por encima de la desgracia de un montón de jóvenes actrices para aumentar su actividad. Después de Hungría y de la República Checa, ¿a quién le toca ahora?
Fotos: portada (cc) aeneastudio/flickr ; Texte : La Cicciolina © cortesía de la página de Facebook ; chica explotada (cc) Victor Ferrer/flickr y escena de porno gay (cc) Philippe Leroyer/flickr
Translated from Prague, Budapest et le porno : very hard trip