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Ismaël Saidi: Convertir la yihad una tragicomedia

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Cultura

Hablar de yihad desde la ironía y la comedia parece un contrasentido, para algunos incluso un tabú. Este tratamiento no es muy habitual. Pero en 2014, Ismaël Saidi, director belga de origen marroquí, se decidió precisamente por la comedia para abordar este tema. Tras dos años, la obra llega a toda Bélgica con gran éxito.

¿Puede la risa acabar con la yihad? Tras los atentados del pasado 22 de marzo en Bruselas, el término "yihad" ha vuelto a sonar con fuerza: Aparece en las portadas de los periódicos, en la televisión, en todas las conversaciones. Está por todas partes, y en muchos casos se trata de analizarla. En Bélgica, existe un lugar donde este término ha conquistado literalmente la escena a través de las risas del público: El teatro. Se trata de Djihad, la comedia escrita hace dos años por el director belga Ismaël Saidi.

Al día siguiente de los atentados en la capital belga, Ismaël trató de abordar un asunto extremadamente complejo en un comentario en su página de Facebook, en el que intentaba responder a la pregunta "¿Por qué los musulmanes no salen a las calles para condenar los atentados?". Como consecuencia y desde la mañana de ayer, Ismaël ha dejado de conceder entrevistas. Hace unos días, Cafébabel tuvo la oportunidad de entrevistarle para hablar de su espectáculo, que se encuentra de gira por Bélgica y está cosechando grandes éxitos.

Reíse de la yihad en el teatro

"Fue en el verano de 2014. Yo trabajaba en otro proyecto, pero vi a Marine Le Pen en la televisión diciendo que no le interesaban los jóvenes que parten hacia Siria. Me pareció horrible. La única forma que se me ocurrió para responderle fue escribir una obra". Ismaël Saisi nos cuenta cómo este proyecto, Djihad, que es ya su tercera obra (había realizado anteriormente dos largometrajes para el cine, ed.). Él mismo es uno de los actores de la obra. De origen marroquí, nació en Bélgica y creció en Schaerbeek, y hace dos años decidió contar la historia de tres jóvenes musulmanes que viajan para combatir en Siria.

Este tema está ahora de actualidad: Los tres protagonistas son combatientes extranjeros. Historias de este tipo están a la orden del día, pero este director encontró una forma diferente de abordarlo: Contar la odisea de estos tres jóvenes desde Bélgica hasta Siria, romper clichés y abrir una brecha hacia la autocrítica a través de la risa. Lo hace utilizando la ironía, una de las "armas" de Occidente de la que los terroristas no han conseguido apropiarse.

Con su espectáculo Djihad, el autor se propone perseguir la finalidad para la que fue creado el teatro: Suscitar el diálogo, hablar de los problemas y analizarlos desde el interior. "El principal objetivo era contar una historia, contar por qué estos jóvenes se radicalizan y dejan sus países. Es precisamente por este motivo por el que organizamos un debate tras el espectáculo: Para comprender el proceso".

"Si quieres hablar sobre algo, debes usar las palabras adecuadas"

Abordar un tema que está ligado con el terrorismo a través de la ironía no ha sido fácil. Es un tabú, o al menos un tema del que hablamos con precaución. Dicho esto, para el autor, el humor no es fruto del desapego ni sinónimo de superficialidad. La risa ha sido utilizada aquí para hablar de temas complejos, para ayudar a la reflexión sin abandonar esa cierta ligereza. "Todo puede convertirse en una tragicomedia. Opino que tanto el teatro como las personas han utilizado siempre la comedia para expresarse", comenta Ismaël. "Se trata de un estilo teatral, yo creo que todo se puede explicar a través de la comedia".

Esta elección permite reirse de uno mismo. Y continúa: "El recurso de la comedia me ha ayudado mucho. Mientras escribes un espectáculo de este tipo, puedes alejarte de lo políticamente correcto. He querido utilizar la palabra 'yihad' en el título porque considero que todas las palabras deben ser usadas, no hay nada secreto. Porque si quieres hablar sobre algo, debes usar las palabras adecuadas".

"Una crítica desde dentro"

Cuando Ben, Reda e Ismaël entran en escena, son tres jóvenes bruselenses musulmanes. El camino que recorren saca a la luz las dificultades que tienen para integrarse en la sociedad y la facilidad con la que cualquiera puede caer en la radicalización. Reda quiere a su novia pero no puede casarse con ella porque no es musulmana. Ben es un apasionado de Elvis Presley. Ismaël es dibujante. En el seno de su comunidad, los tres jóvenes se enfrentan a cuestiones que les angustian. ¿Es justo amar a alguien que no profesa tu misma religión? ¿Es dibujar una manera aceptable de ganarse la vida?

"Una crítica 'desde el interior', es lo primero que encontramos en la obra. La única forma de encontrar una solución al problema es mostrar a alguien que venga del interior y revele que muchas cosas están mal y deben cambiar". Para Ismaël, la reacción positiva de la comunidad musulmana respecto al espectáculo ya es un paso adelante.

La historia pone el acento sobre la facilidad de ser abordado por reclutadores, como ya sucedió en la época de la guerra de Afganistán. "Los intermediarios han cambiado. Antes estaba el imán, ahora existen Internet y los teléfonos móviles. Pero el mensaje sigue siendo el mismo: 'Estás perdiendo el tiempo en Europa, tus hermanos están muriendo fuera, debes partir'". Durante el debate que tiene lugar al final de la obra, varios estudiantes hacen preguntas similares a las de los protagonistas: ¿Tenemos derecho a dibujar? ¿Podemos querer a alguien de una religión diferente a la nuestra? La respuesta contra la radicalización suele ser siempre la misma: Combatir la ignorancia.

Tras los ataques del 13 de noviembre en París, Ismaël se ha visto obligado a responder a muchas otras preguntas. "Los jóvenes suelen preguntarnos cuáles son los motivos que se esconden tras tanto odio, por qué los terroristas querían matar a otras personas". Su actitud no ha cambiado, ni tampoco su determinación para tratar el tema con ironía: "No tengo miedo de representar mi obra. Podríamos también tener miedo de ir a tomar un café en París, pero si lo hiciéramos, los terroristas habrían ganado. Es precisamente por eso por lo que no debemos tener miedo".

Esta obra nació como una apuesta. Desde entonces, el diálogo impulsado por Ismaël Saidi ha tenido un gran éxito. A día de hoy, 45.000 personas han visto ya el espectáculo. Su utilidad pública ha sido reconocida por la Ministra de Cultura belga, que apoyó el proyecto en sus fases iniciales y lo ha llevado hasta las escuelas. Djihad es ahora conocida y está siendo traducida para ser representada próximamente en Amsterdam y Estados Unidos.

Translated from Djihad, la tragicommedia belga che porta a teatro i foreign fighter