Hacer novillos
Published on
Translation by:
Pedro PicónNo hay país que se libre de la mala costumbre de saltarse algunas clases, solo las expresiones cambian
Las vueltas al colegio son siempre la ocasión de hacer bueno propósitos: acudir al curso regularmente, por ejemplo. Pero con los últimos días de buen tiempo, la tentación de sécher les cours(literalmente, fumarse las clases) como dirían los franceses, es grande. Eso implica por supuesto hacer un poco de hueco en la apretada agenda que marca el empleo del tiempo, como hacen los italianos (fare buco). El método es una cuestión de sensibilidad nacional: los ingleses, reputados por su tacto, se saltan el colegio (skepping school) como el que salta a la cuerda, mientras que los franceses hacen explotar las clases (pètent les cours) sin necesidad de usar dinamita.
Ocupar el tiempo que queda libre no es demasiado complicado. Los franceses, amantes de los paseos campestres practicarán sin mesura l´ecole buissonnière (escuela en los arbustos) mientras que los ingleses prefieren vagabundear (top lay truant), un poco como los húngaros, que se contentan con callejear (ellógom az órákat) por las avenidas de sus ciudades. Los españoles se tienen bien merecida su reputación de fiesteros ya que no acudir a una clase en el país ibérico significa irse de parranda. A los morosos pedagógicos españoles se les acusa de hacer novillos, que tienen la manía de esfumarse de entre la masa de estudiantes para convertirse en toreros, practicando con los especímenes más joven de este noble animal, es decir, con los novillos. Así lo confesó por ejemplo el poeta gaditano Rafael Alberti, que fue expulsado del colegio jesuita del Puerto de Santa María en el que estudiaba por su insistente tendencia a no acudir a clase y practicar la tauromaquia en una dehesa cercana. Otra explicación más rocambolesca acude a la mitología bíblica: aquellos herejes que en lugar de cumplir su deber, consistente en adorar al Dios único, construyeron un becerro de oro, es decir, hicieron un novillo; expresión que al parecer se utilizaba durante la Edad Media en España.
Como sea, esta pequeña libertad requiere siempre de un poco de picardía, como lo saben bien los alemanes que en la expresión Die Schule Schwäzen recuerdan la costumbre que tenían los pillos de dejar un rastro de robos y estafas allá por donde pasaban, comparándolos con aquellos seguidores del absentismo escolar. De cualquier forma, es muy aconsejable no abusar de este feo hábito, no vaya a ser que no seamos después capaces, a base de tanto faltar a clase, de admirar en profundidad la lectura de este curioso artículo.
Visita el sitio del autor de las ilustraciones, Henning Studte
Translated from Sécher les cours