Elliott Crosset Hove: un actor prodigioso
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Juan Manuel Rodríguez SawickiEste año, el jurado de los European Shooting Stars ha seleccionado nuevamente a diez actores y actrices de menos de 35 años que prometen con convertirse en las estrellas del mañana. Entrevista a una de las revelaciones del año: el danés Elliott Crosset Hove.
Durante los diez días que duró la Berlinale, los diez European Shooting Stars 2019 fueron presentados a más de sesenta directores de casting, agentes y productores. Entre las futuras estrellas potenciales de la gran pantalla se encontraba el prodigio danés Elliott Crosset Hove, de treinta años. Sus primeros pasos en la industria del cine son impresionantes.
Graduado por la National School of Performing Arts de Copenhague en 2015, fue nominado a los premios Robert (los Óscar daneses) dos años más tarde por sus papeles secundarios en Parents, de Christian Tafdrup, y La mejor generación, de Rasmus Heisterberg. Al año siguiente, la increíble Winter Brothers, ópera prima del director islandés Hlynur Palmason, le abrió las puertas del gran público. Gracias a esta película, fue elegido como mejor actor en los premios Robert y los festivales de cine de Vilna y de Locarno. Estos premios han terminado de consagrarlo como actor.
"Después de haber actuado en Winter Brothers, me puedo morir tranquilo." Dos años después de su estreno, y después de haber participado en otras series y largometrajes, Elliott todavía sigue refiriéndose a aquella película con la misma emoción que durante sus primeras entrevistas.
En ella encarna a Emil, un adolescente "falto de amor" que se encuentra atrapado en un universo casi exclusivamente masculino. En total desfase con su entorno, logra hacerse respetar por los demás jóvenes gracias su hermano Johan (Simon Sears). Y también porque fabrica un alcohol casero a partir de disolventes robados de fábricas. ¿Se trata simplemente de un hermano menor hipersensible, del tonto del pueblo o de un psicópata de alto riesgo? Imposible afirmarlo. Hacía falta un actor con una gran sensibilidad para lograr encarnar un personaje tan complejo y delicado. "Tengo una debilidad por los perdedores, por esos tíos a los que suelen mirar por encima del hombro". Y viene bien que así sea, porque a decir verdad Elliott no tuvo elección, el papel parece escrito exclusivamente para él. "Hlynur Palmason y yo nos conocíamos desde antes porque yo actué en la película con la que se graduó en 2013. Cuando me dijo que quería que yo hiciera el papel de Emil, fue algo increíble. El mero hecho de que me considerara capaz de tal desafío ya era un verdadero honor".
Si pensáis que Elliott hace referencia al frío glacial, a la nieve, al pueblo de autocaravanas y a la mina de piedra cáliza donde se rodó la película, os equivocáis. ¿De qué desafío se trata? De meterse en la piel de un joven atormentado que resulta tan encantador como inquietante.
Sin duda, Elliott Crosset Hove forma parte de esa categoría de actores "camaleónicos", que están hechos para morir y renacer con cada personaje que interpretan, y que parecen estar encantados con ello. Para Winter Brothers, estuvo preparando su papel durante tres meses. Tres meses tomando notas, estudiando la música y las imágenes que le transmitía el director, tres meses leyendo y releyendo el guion, tres meses durante los cuales adaptó su dieta y perdió peso para que su físico se correspondiera con ese Emil cuyos rasgos comenzaba a descifrar. Dada la cantidad de veces que repite la palabra "emociones" durante la entrevista, queda claro que se trata de una personalidad hipersensible. Es como una esponja, absorbe todo lo que lo rodea, todo el tiempo. A menudo inclinado hacia adelante, la mano sobre el pecho como disculpándose por su presencia, Elliott también pasa mucho tiempo dando las gracias. No es falsa modestia. Al contrario, está realmente agradecido de poder encarnar tantas vidas diferentes, de ser él mismo mientras se pone en la piel de otro.
Esta sensibilidad a flor de piel es muy visible durante la entrevista. Elliott no se esconde detrás de respuestas preparadas con anticipación. Y sin embargo le deben haber hecho el mismo tipo de preguntas cientos de veces. No, se toma el tiempo de reflexionar para responder con naturalidad sobre lo que siente. Vive el aquí y el ahora. Cuando le preguntamos si ha notado cambios en el ambiente del cine escandinavo a partir del movimiento #MeToo, no tiene ningún discurso preparado de antemano. Lo primero que hace es callarse. Busca las palabras adecuadas: "Sinceramente, no he percibido una gran diferencia en mi ambiente de trabajo. Pero tengo la suerte de que nunca me ha pasado nada desagradable, por lo cual seguramente no soy la persona indicada para abordar esta cuestión". Sigue pensando. La pregunta parece preocuparle. "Sin embargo, he notado cierta diferencia en un contrato que firmé para una de mis últimas películas. Se trataba de las escenas de desnudos. Teníamos que firmar un formulario que precisaba las condiciones exactas de la escena. La habíamos comentado previamente con el director y el productor para asegurarnos de que durante la escena no pasara nada diferente a lo pautado." Sin saberlo, Elliott hace referencia a la intención de cambiar la manera de supervisar este tipo de escenas por parte de ciertas producciones. Y concluye, con mucho entusiasmo: "en Dinamarca se ha hablado mucho del #MeToo y me parece realmente genial que estos problemas dejen de ser un tabú. De hecho, ahora es un tema de conversación mucho más frecuente con mis colegas. ¡Ya era hora!"
"Nuestro trabajo nos da una exposición sin igual, es importante utilizar este espacio para apoyar causas justas."
Durante la conferencia de prensa previa a nuestra entrevista, el joven actor danés había aprovechado para hacer un comentario rápido sobre la situación política de su país y en particular sobre la situación de las mujeres y de los homosexuales. "Me parece que es extremadamente importante que los actores y actrices se comprometan con este tipo de cuestiones. Algunas personas son más rápidas que otras. Por ejemplo, yo justo ahora tomo consciencia. Antes pensaba: ¿quién soy yo para hablar? No sé nada, solo soy un simple actor. Pero como nuestro trabajo nos da una exposición sin igual, es importante utilizar este espacio para apoyar causas justas." Reconoce que apenas ha comenzado a reflexionar al respecto pero no duda en hablarnos de una iniciativa danesa: "en Copenhague, cada jueves hay actores y otros artistas que se reúnen delante del Parlamento para hablar con los diputados y animarles a emprender acciones para proteger el planeta."
Elliott nos revela entonces su intención de participar en películas comprometidas. ¿Qué es lo que tiene en cuenta al elegir un guion? El mensaje que quiere transmitir el director o la directora, lo que quieren mostrar: "Tiene que tener un sentido". Pero sobre todo, como ya hemos constatado, importa la conexión emocional que él mismo experimenta con el proyecto. "Tengo que sentir una emoción, una conexión con la historia, con el personaje o incluso con un elemento en particular de la película." Y esta conexión puede ser de cualquier tipo: "Hace poco actué en una película muy exitosa en la cual también estaba mi padre -Expediente 64 (Los casos del Departamento Q) de Christoffer Boe-. Yo encarnaba su personaje cuando era joven. ¡La conexión emocional fue muy fuerte!" Elliott Crosset Hove es probablemente una de las pocas figuras en el mundo del cine que no tiene ningún complejo para hablar de la carrera de su padre como actor (Anders Hove, conocido principalmente por su papel recurrente en la serie estadounidense Hospital General) mientras que la mayoría preferiría evitar hacer alusión al éxito de su progenitor.
Bilingüe gracias a su madre (la bailarina estadounidense Ann Crosset), Elliott tiene todos los atributos para formar parte de aquellos actores y actrices de fama internacional que algún día integraron la nómina de los European Shooting Stars, al igual que Carey Mulligan, Rachel Weisz, Cécile de France, Daniel Craig o Jérémie Renier. ¿Cuántos se rendirán ante el encanto de este actor prodigioso?
Foto: © Andreas Rentz
Translated from Elliott Crosset Hove : le surdoué