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Vjollca Dibra: ser poetisa en el Kósovo de preguerra

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Default profile picture Irene Martinez

BrunchSociedad

Esta joven de 33 años trabajaba en la logística de la OSCE en Pristina cuando quedo con ella a finales de 2007, cuatro meses antes de que Kósovo se declarara independiente de Serbia. Qué te podría hacer pensar que una chica corriente, rubia, con gafas, madre trabajadora con dos hijos es también una de las más jóvenes y reconocida poetisas del país...

Vjollca (pronunciado 'Yoltsa') Dibra está orgullosa de una entrada de blog colgada por el psicólogo y escritor americano Douglas Miller: "Me gustaría ser capaz de entender al menos uno de sus poemas, de alguien como Vjollca, que trabaja en logística, cuyas obras se han publicado en los Balcanes y que, según parece, ganó también muchos premios. Tengo que hacer un gran esfuerzo para descubrir aquello a lo que la gente se dedica realmente en la vida, ir más allá de lo que pueda decir la limitada etiqueta de que tienen 'tal o cual' trabajo". "Me parece muy divertido", la veterana asistente de control de materiales se ríe delante de su café macciato, la bebida no oficial de la ciudad. "¡Tú no puedes describirme si no me lees!"

Publicado en los preludios de la guerra en Prístina

Una pausa en el Café Maxi, en la zona industrial de la logística de la OSCE en Pristina. El trabajo de Dibra solo está disponible en albanés; que yo conozca, solo Hans-Joachim Lanksch, un escritor alemán que estudió Albanología, ha revisado su trabajo. "Si una persona entiende el arte", explica Divra, "quizás entonces pueda entender la violencia y la ira que contiene".

"Si una persona entiende el arte quizás pueda entender la violencia y la ira que contiene"

El primero de los tres libros de Dibra, una antología poética titulada Përtejvetes, se publicó cuando ella tenía dieciocho años. El hijo del conocido escritor Anton Berisha la recomendó después de escucharla recitar en una iglesia católica a la que iba después del colegio con la periodista Jeta Xharra. "A la gente joven rara vez se le publica algo", recuerda el periodista de 31 años. 

"Tendrías que ir al Café bar Koha, cercano al Palaty, que es donde los escritores se pasan el día". Según el traductor Robert Elsie en un prólogo, la antología poética de Ali Podrimja ‘Quién matará al lobo’, la actividad literaria en Kosovo apareció por primera vez en la publicación periódica Jeta e re (Nueva Vida), fundada en 1949 por el poeta Esad Mekuli. La literatura albanokosovar empezó a ser publicada a partir de 1969, fecha en el que se inauguró la Universidad de Pristina, donde estudió Dibra.

(Foto: ©Nabeelah Shabbir)

Lo que el futuro alberga

Su última publicación era la autobiográfica Minotauri (2005). Dice que trata sobre problemas sociales, jóvenes, amor, y su padre. "Para ser un buen escritor, tienes que imitar a la naturaleza", explica, una porción de filosofía aristotélica. Ella era una alumna de 12 años de la escuela primaria en Dardania cuando su padre, director de una compañía minera que había protestado por la libertad del pueblo kosovar, fue hecho prisionero político y enviado a Lipjan, una antigua prisión en Pristina en la que estuvo ocho meses. Lo perdió en 1999, dos días después de que consiguiera su licenciatura en lengua albanesa.

Exactamente dos semanas después, el 24 de marzo, la OTAN bombardeó Yugoslavia. Dibra se encontraba entre el millón de kosovares enviados a los campos de Macedonia. Necesitaban visados para salir del país, pues tenían solo pasaportes de la UNMIK (Misión de las Naciones Unidas para Kosovo). Dibra y su prometido fueron ayudados a salir por una familia extranjera. Ella pasó de compartir una casa con otras 50 personas en Skopje a Oklahoma City, donde trabajó durante tres meses en Burger King. Los refugiados tenían derechos; ella recuerda a una señora americana llevándola en su coche cuando se quedó embarazada, el doctor la atendió gratuitamente. Finalmente ella regresó a Pristina y tuvo un segundo hijo, pero ya no podía seguir trabajando como escritora o periodista.

"En Kosovo, si tienes dinero, puedes publicar un libro"

"En Kosovo, si tienes dinero, puedes publicar un libro", dice. "Pagas a los críticos –la mayoría de ellos periodistas– para que escriban reseñas sobre ti. Si pudiera vivir de lo que escribo, no trabajaría para la OSCE. Pero nuestro ministro de cultura no nos ayuda. Confío en que esto cambiará, pero nos llevará tiempo. Los trabajadores de hospitales y colegios cobran 150 euros mensuales y los pensionistas 40 euros al mes. El problema aquí es que la gente no lee mucho y mucho menos compra, si acaso libros de textos, o los pide prestados".

En 2000, la tasa de alfabetismo era de 97,7% en los hombres y 89,8% en las mujeres según el Fondo de Población de las Naciones Unidas de 2003. En una feria del libro Vjollca gasta 200 euros. Su propio libro cuesta 5 euros y 11 euros su novela Suvale e Përgjumur ('Grandes olas durmientes', 1995). Cuando me despido de la escritora, a finales de 2007, Vjollca está preparando su tesis de máster, basada en el estilo poético de la novela de Anton Pashku, aunque se queja de que su profesor le dice que su trabajo debe ser más científico. "Los poetas con talento muestran que Kosovo ya no es una tierra baldía en lo cultural, sino un elemento dinámico de la moderna cultura europea", como dice Robert Elsie.

Este artículo no habría sido posible sin la muy valiosa ayuda de Vera y Paulina Sypniewska. Muchas gracias a Flora Loshi

Traducido del inglés por Irene Martínez Bermúdez

Translated from Vjollca Dibra on being a young poetess in pre-war Kosovo