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Ventaja para Gran Bretaña, al servicio Blair

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Default profile picture eduardo s. garcés

El reposicionamiento británico acerca de su referéndum sobre la Constitución Europea no implica la hecatombe de Europa, más bien una renegociación de las condiciones para el Reino Unido.

Las declaraciones del pasado lunes del ministro de asuntos exteriores británico, Jack Straw, anunciando que el Reino Unido pospondrá el plebiscito sobre la borrascosa Constitución Europea van en contra del llamamiento franco-alemán a que el resto de Estados miembro continúe con el proceso de ratificación. Con esto, los laboristas están tanto haciéndole un guiño a su electorado euroescéptico como colocando al Reino Unido en una ventajosa posición justo antes de su turno para presidir la UE.

Gracias por el "Non"

Casualmente, el anuncio de Straw ha llegado 30 años después del día en que los británicos votaron en la única consulta que se les ha hecho sobre Europa para saber si permanecían en el Mercado Común al que se habían unido en 1973. En 1975 también estaban los laborista gobernando, pero el actual gobierno no está tan por la labor de someter a Europa al voto ciudadano. De hecho, la decisión de someter la Constitución a referéndum sólo llegó en abril de 2004 tras múltiples presiones desde los partidos de la oposición. Un contundente No se perfilaba como probable y hubiera sido muy bochornoso para Londres, pero los noes en Francia y Holanda han permitido al Reino unido replantearse la situación para sacar ventaja tanto a nivel domestico como internacional.

Ahora el Reino Unido puede tomar la batuta

Un análisis de la retórica de Straw deja al descubierto un maquiavélico razonamiento detrás de su declaración del lunes. Para empezar, al descartar una consulta en referéndum en el futuro previsible, los laboristas pueden oportunamente desviar la atención de la controvertida cuestión europea y centrarse en una más amable agenda doméstica basada en la calidad de los servicios públicos, la baja inflación, el bajo desempleo y el crecimiento económico sostenido. Esto frena la estrategia de los conservadores puesto que ya no podrán usar la Constitución para anotarse puntos políticos. El entusiasmo laborista por los asuntos domésticos quedó patente en la última campaña electoral, y estarán encantados de seguir por esa senda dada su actual reducida mayoría en el parlamento.

Lo segundo que hay que señalar es que Straw no ha declarado la "defunción" del tratado, sino que simplemente piensa que se ha llegado a un atolladero, lo que permitirá que el Reino Unido use su presidencia de la UE para tomar la batuta a la hora de reformar Europa, manteniendo las mejores partes de la Constitución, como el veto británico en materia fiscal, y usándolas como punto de partida para diseñar un nuevo tratado. Esta nueva negociación puede que también permita al Reino Unido mantener el controvertido "Cheque Británico" conseguido por Margaret Thatcher.

Esto permitiría al gobierno plantarle cara a los euroescépticos que acusan a la UE de ser una conspiración franco-alemana que busca despojar al Reino Unido de su influencia a la par que bien podría ayudar a "vender" cualquier futuro texto al electorado.

El legado de Blair

Sabemos de antemano que Blair no se presentará a otras elecciones y ahora Europa le está dando la oportunidad de asegurar su legado y prolongar su vida política. Si fuera capaz de ponerse al timón de una futura negociación, entonces gozaría de la oportunidad de retirarse relativamente crecido.

Con probabilidad el narcisista que hay dentro de él preferirá pasar a la Historia como el hombre que intentó reunificar Europa y no como el que llevó a cabo una guerra ilegal en Irak.

Translated from Advantage Britain, Blair to serve