Velos y mordazas: Así vive Sarajevo el final de las visas
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cruasanambulanteBosnia espera una nueva libertad: el 15 de diciembre la Unión Europea habrá liberalizado las visas y los ciudadanos podrán viajar a los 25 países del espacio Schengen. Pero no todo el mundo está contento con ello... Estas son las frustraciones y barreras que se viven en Sarajevo.
La pequeña oficina de pasaportes parece más un puesto de correos de barrio que una comisaría. En la puerta, donde hay un papel que explica el proceso administrativo, un guardia vende chucherías tras una vitrina. Es un día cualquiera después de comer, y la calma reina en las diferentes colas; gente de todas las edades espera para conseguir sus nuevos pasaportes biométricos. ¿En qué están pensando? ¿En que con un desempleo del 60% y un salario mensual de 410 euros no todo el mundo tiene dinero para viajar? ¿En por qué se prohíbe estar en la UE más 90 días?
Chavales 'Desagradecidos’
A algunos les ha molestado las enérgicas advertencias vertidas por Bruselas. A sus 19 años Jasmina, estudiante de ciencias políticas, es la representante estudiantil más joven de la Universidad de Sarajevo. Ayudó a recibir a la comisaria europea de Interior, Cecilia Malmström, el pasado 12 de noviembre; Malmström le dijo que se veía a sí misma en su juventud y que debería entrar en política. "Durante la presentación le dije a Malmström que quería viajar al extranjero y eventualmente trabajar, pero me respondió 'no soy Santa Claus'. Me quedé muy decepcionada; se supone que los bosnios debemos estar agradecidos. Además, al parecer se han gastado 1.500 euros (NDR: cifra que no hemos podido confirmar) en una campaña educativa, y todavía no hemos visto nada. La Unión Europea es simplemente una gran moda urbana por aquí". "La prensa local y regional como Balkan Insight tampoco ha apreciado mucho que nos recuerden que los bosnios están autorizados a ir al extranjero pero que tendrán que volver", añade la periodista Sabina Niksic.
Quizás Malmström no sea Papá Noel, pero hace como si llevara el trineo de los regalos. Su discurso oficial frente a la Comisión Europea el 11 de noviembre, la víspera de su viaje a la Universidad de Tirana para traernos mirra y buenas noticias fue: "Es una forma genial de unir a los europeos. Aboliendo los visados, la gente podrá visitar a sus amigos y sus familias". Hay la sensación de que todo se hace sin escuchar realmente a los propios ciudadanos. Una trabajadora bosnia de 37 años nos dice que está "asqueada" con la noticia e insiste en que prefiere ir a la India o a Turquía, en donde hasta ahora no necesitaba un visado. "¡No voy a hacer cola para ir a Inglaterra!", sentencia.
Desnudando el problema de los pasaportes
Tener acceso a los 25 países del espacio Schengen no será un paseo para todos. "Estoy considerando seriamente hacer mi nueva foto de pasaporte sin mi velo", dice la realizadora independiente Nejra Hulusic; estamos en el Meeting Point, uno de los locales de moda de la ciudad; en la calle, detrás de nosotras, hay un poster de la última película de su ídolo y actual candidato al Oscar, Danis Tanovic. Dos semanas antes de nuestro encuentro, Nejra no había salido de Bosnia desde hacía dos años, cuando nació su hija; fue detenida en el aeropuerto de Schipol (Ámsterdam). Su amiga y colega Sabina, que acudía a la Eastern Neighbour film conference, en Utretch, denunció la discriminación. "El guardia saltó de su garita como un rayo y me acusó de llamarle racista y acosar a un oficial de policía, pero le dije que éramos del mismo color", recuerda divertida. Irónicamente Holanda y Francia se han opuesto a la abolición de visados europeos para Bosnia y Albania, alegando que estos países no han progresado lo suficiente en sus reformas.
En cualquier caso esta especie de tabú no empieza cuando Nejra cruza las fronteras europeas, también se siente en Sarajevo. "Ser esposa y madre de 25 años es diferente a ser una esposa y madre de 25 años con velo", explica Nejra. En una escena de su última película, Undercovered ("Descubierta"), nominada al premio a la co-producción del programa Robert Bosch Stiftung, un diseñador gay señala que el material es "verde, de seda; ¡podría utilizarse como vestido de noche!". Aquí en Bosnia la expresión "llevar bufanda" se traduce literalmente como "estar empaquetada". Esta graduada en 2003 por la Academia de las Artes se casó por amor, eligió llevar el velo hace 3 años en contra de la opinión de su amado, velo que conjunta a menudo con unos vaqueros rotos; sus suegros son musulmanes que beben alcohol. "Olvídate de la UE como tendencia urbana en Bosnia", suspira. "Aquí la mediocridad es una tendencia urbana mucho mayor".
Sábado por la mañana: un señor mayor se sienta con su café en el casco antiguo, con vistas a los turistas eslovenos que se reúnen fuera. "París, Estambul, Nueva York..."; recita la lista de destinos a los que fue de joven. Es un guiño a un peculiar sentimiento de nostalgia comunista, cuando muchos ciudadanos viajaban sin parar antes de que Bosnia se convirtiera en "el último agujero perdido del mundo", como lo describe Nejra. La cuestión para los bosnios ahora, cuando están a punto de quitarse las visas de encima (en vísperas del 15º Aniversario de los Acuerdos de Paz de Dayton, que dividieron el país en dos entidades), es cómo mejorar la comunicación y la movilidad en su propio país. Los estándares globalizados hacen que una clase privilegiada de bosnios haya viajado mucho gracias a las conferencias y festivales a las que han asistido en el extranjero como profesionales. "Pero en las conferencias de Banja Luka, o en cualquier lugar de la República Serbia, a menudo soy la única bosnia", dice Jasmina. "He intentado abordar la cuestión organizando un seminario para jóvenes en la universidad, pero han rechazado de plano la idea".
Este artículo forma parte de uno de los proyectos de cafebabel.com para 2010-2011 a lo largo y ancho de los Balcanes: Orient Express Reporter
Fotos: © Boris Svartzman/ svartzman.com/
Translated from Headscarfs and gags: Visa liberalisation view from Sarajevo