Una infancia en Alemania del este: ¿Bendición o maldición?
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Los alemanes del oeste tienden a pensar que una infancia en la RDA tiene que haber sido más bien problemática. En primer lugar, porque los niños de Alemania oriental tenían pocos juguetes y no iban tan a menudo de vacaciones. Pero de ahí a ser infelices… Erik, de 29 años, guarda buenos recuerdos de su infancia en la RDA
Nací en 1978 y pasé mi infancia en Penig, una pequeña ciudad situada en la parte sur de Alemania oriental. Mi padre trabajaba en una fábrica, mi madre en una tienda. Vivíamos en un típico bloque de apartamentos germano-oriental, donde vía la mayoría de la gente ‘normal’ por aquel tiempo. Yo no era especialmente consciente del sistema político en el que estaba entonces. Empecé a pensar sobre eso luego, cuando me di cuenta de las diferencias entre el este socialista y el oeste.
El Movimiento Pionero
Las escuelas en la RDA no eran sólo centros de formación en el estricto sentido de las palabras. Junto a las clases regulares se organizaban diferentes actividades para las ‘tardes pioneras’. Estas actividades eran la primera preparación para convertirse luego en buenos ciudadanos socialistas. Yo estaba deseando hacerme socio de la Juventud Libre Alemana (organización juvenil que organizaba actividades lúdicas, culturales y deportivas), pero eso nunca ocurrió. El régimen se derrumbó antes de que pudiera asistir a la ceremonia de ingreso. En el colegio también aprendíamos los fundamentos de las relaciones socialistas, inclusive los saludos. Cada mañana, cuando el profesor entraba en el aula, teníamos que ponernos de pie. Luego él gritaba: "¡Listos!" Y nosotros respondíamos: "¡Siempre listos!" Solo había un profesor que no respetaba esa norma. Él simplemente nos saludaba. Para nosotros era especialmente interesante.
Trabajo, viajes y nudismo
Las empresas de propiedad social (VEB, siglas en alemán) administraban las asociaciones deportivas y también preparaban los destinos de vacaciones. Organizaban campamentos para los hijos de sus trabajadores. Mi familia y yo viajábamos a menudo a Checoslovaquia. En una ocasión llegamos en coche hasta Hungría. Los destinos más lejos parecían reservados a los miembros del partido, que podían viajar a Yugoslavia, Rumanía y Bulgaria. El nudismo (conocido en alemán como FKK, siglas de Freikörperkultur), era una de las respuestas de los alemanes del este a las restricciones a viajar. Para la gente, el FKK suponía desnudarse para afirmar su libertad. Tras la reunificación, buena parte de la tradición FKK desapareció, todo ello pese a que ahora existen playas nudistas legales.
La idea de que los alemanes del este no sabían nada sobre Alemania occidental es un mito. Incluso antes de 1989 se podían sintonizar los principales canales de televisión del oeste. Son muchos los que cuentan eso, incluidos mis abuelos. Sin embargo, la gente era muy precavida y no se hablaba abiertamente con cualquiera sobre eso para no tener ningún problema. Claro que los alemanes del este sabían que los alemanes del oeste tenían grandes vehículos y bonitas casas. En el oeste, sin embargo, también había paro y pobreza. Nosotros no teníamos esos extremos.
Cambio político y personal
En 1989 yo tenía 11 años. La reunificación alemana coincidió con otros cambios en mi vida. Para mí, el cambio politico en el país no supuso ninguna ruptura inmediata, pues en cualquier caso estaba experimentando un gran cambio al pasar de la escuela primaria a la secundaria. En mi caso, se mezcló el cambio político con la transición natural de la infancia a la juventud. Los años posteriores a ese momento mágico son un poco difíciles de describir. A partir de 1989, la Alemania oriental se fue equiparando más y más a los estándares de vida de la parte occidental. Los alemanes del este se fueron acostumbrando al bienestar material. Mi familia y yo nos mudamos del grisáceo bloque de apartamentos en el que vivíamos tan pronto como nos fue posible. Había un lema: la vida comienza de nuevo.
Presente y futuro
En la época socialista, un puesto de trabajo era algo así como un proyecto de vida. Con la caída del Muro la gente debía aceptar las reducciones de plantilla como un resultado de los progresos. Desde hace algún tiempo, los alemanes del este que no han podido beneficiarse del cambio han empezado a defender una vuelta a los valores socialistas de antaño. Su ‘ostalgie’ (juego de palabras este nostalgia y este) es tal que ocultan los aspectos negativos del régimen y destacan solo las cosas buenas de las políticas que se pusieron en práctica.
Para mí, prevalecen los aspectos positivos del cambio a la democracia y del mayor desarrollo. He estudiado Ciencias Políticas y viajado por Europa, también he vivido en el extranjero. He tenido la posibilidad de elegir que hacer con mi vida, cosa que mis abuelos no tuvieron nunca. Ya no es el sistema el que decide mi camino, soy yo mismo. Y estoy preparado para aprovechar las oportunidades de mi libertad.
Translated from Eine Kindheit in der DDR: Segen oder Fluch?