Una historia de “desplazados”: Welcome to the hotel Abjasia
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Silvia Diez GinestarLa reciente oleada de desalojo de los refugiados o “desplazados internos” abjasios hacia la capital georgiana de Tbilisi está provocando indignación en las asociaciones de derechos humanos.
Liziko Kaulashvili no es una refugiada. Es una “persona desplazada”, un término políticamente más correcto usado en Georgia para describir a las miles de personas que, como ella, han sido desalojadas de los enclaves separatistas de Abjasia y Osetia del Sur desde la independencia del país en 1991.Liziko viene de Tsjinval, la capital de Osetia del Sur. Tras finalizar el conflicto georgio- abjasio, se marchó de la región y se mudó a Tbilisi con sus dos hijos pequeños. Desde 1991, el “hotel Abjasia" se ha convertido en su hogar. A pesar de la pobreza, vivir allí ha sido “bastante cómodo”, nos dice. Su familia compartía cuatro habitaciones, y había electricidad, calefacción y un colegio público cerca del hotel. Liziko también consiguió forjar las relaciones con sus vecinos.
El hotel Abjasia
Desde que el conflicto con la provincia separatista comenzó en 1992-1993, más de 250.000 personas fueron desalojadas de Abjasia. La mayoría encontraron refugio en la capital georgiana, según las estadísticas de la oficina del defensor del pueblo. La primera oleada de reasentamiento de los “refugiados” de Abjasia empezó en julio de 2010. Los refugiados abjasios que habían estado viviendo en la ciudad a lo largo de las últimas décadas ocupando ilegalmente edificios públicos o privados fueron expulsados. Como algunos de los edificios “ocupados” eran propiedad del estado, el gobierno georgiano se dejó guiar por las normas internacionales para proporcionar viviendas alternativas. Según palabras de la ONG Amnistía Internacional el 5 de agosto, “cuando un regreso seguro no es inmediatamente posible, el gobierno debe implementar medidas para integrar a las familias desalojadas en las comunidades locales y para proporcionarles la vivienda adecuada y el acceso a un sustento para mejorar su autosuficiencia y su habilidad para volver voluntariamente”.
En el caso de la ocupación de un edificio privado, la persona desplazada tenía que elegir entre dos opciones: una vivienda alternativa o 10.000 dólares en efectivo. “Tarde o temprano el proceso de “reasentamiento” debe comenzar. La decisión del ministro fue completamente comprensible, pero cabe dudar sobre la manera y los criterios con los que fue llevada a cabo”, subraya Nino Qusikashvili, la coordinadora del programa en la oficina del defensor del pueblo. En agosto de 2011,Liziko y unas 700 personas más fueron desalojadas del hotel Abjasia. Liziko sólo recibió información sobre el segundo proceso de reasentamiento dos días antes. “Por la mañana temprano, nos echaron a la calle a mí, mi nieto pequeño, mi hijo y mi marido de 70 años, sin tener idea de dónde íbamos a ir”, dice.
Cambiar la ciudad por el pueblo
La mayoría de las personas desplazadas rechazaron la “vivienda alternativa” propuesta por el gobierno de Georgia. Ésta significaba ser realojado fuera de la capital Tbilisi o en regiones rurales, donde la tasa de paro es extremadamente alta. Liziko insistió en su derecho de permanecer en la ciudad. Justifica su elección: “En Rustavi (sureste de Tbilisi), todo será ajeno a mí. Sin amigos, familia, ni gente, no puedo confiar en nadie para conseguir ayuda. Hay menos oportunidades para que mi hijo consiga un trabajo y cambiar de colegio sería estresante para mi nieto pequeño”. Nino Qusikashvili lo entiende pero defiende la cuestión: “La vivienda adecuada no es solo un espacio, techo o suelo, también significa tener acceso a servicios médicos y oportunidades de trabajo. Este criterio no fue previsto por el ministerio”, se lamenta. “Y es por eso que la mayoría de los desalojados prefirieron quedarse en las ciudades aun sin casa que mudarse a las afueras. La oficina del defensor del pueblo estableció en su informe anual que “las áreas rurales no son adecuadas para los desplazados porque la calidad de vida es muy baja”.
En septiembre hubo una protesta en Tbilisi en frente del Consejo de Europa para protestar contra la injusticia de la situación. “Algo de progreso sí que se ha hecho comparado con la situación en 2010, pero aún tenemos mucho que mejorar”, dice Caterina Bolognese, directora del Consejo de Europa en la región que vio el proceso detenidamente. Mientras tanto, tras un mes viviendo en un garaje, Liziko ha encontrado un albergue. Es un refugio temporal hasta que llegue el invierno, cuando espera poder encontrar “una vivienda más permanente”.
Por Elvira AbdullayevayMariam Jachvadze. Este es el segundo artículo de una serie publicada por los colaboradores con cafebabel.com, EuroCaucasus News, este otoño. El proyecto de periodismo, multimedia y Europa para estudiantes de Armenia, Azerbaijan y Georgia está organizado por el Canal France International (CFI). Leer más información en el blog.
Fotos: portada (cc) Argenberg/vascoplanet.com/; war face (cc) Anael Raziel; Rustavi (cc) cinto2/acity.free.fr/; todo cortesía de Flickr/ vídeos (cc) Arshaluis Mghdeshan, Elvira Abdullayeva and Mariam Jachvadze for EuroCaucasus News.
Translated from Welcome to the Hotel Abkhazia