Todo el mundo quiere a la patata
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Ònia CamprubíLa patata es la verdura más popular de Europa gracias a su módico precio y a su extendida presencia. Parece mentira que, omnipresente en muchas gastronomías europeas, la patata haya llegado de América Latina sólo en el siglo XVI, sin contar que suscitó la desconfianza durante unos 200 años en algunas partes del Viejo Continente
Las patatas llegaron a Europa a bordo de navíos españoles. Primero fueron alimento para animales pero en seguida llegaron a los platos de los soldados españoles e ingleses. Se cultivaban en pequeñas cantidades pero se popularizaron después del descubrimiento de una nueva forma de conserva, el ensilado. Eran tan rentables que la cultura de la patata se volvió obligatoria en Rusia y Prusia. La hambruna de los años 70 contribuyó a su aceptación en el menú europeo.
El farmacéutico Antoine-Auguste Parmentier fue quien favoreció la propagación de la patata en Francia, el país más reticente a aceptarla. Sus estudios detallados demostraron las cualidades nutritivas y únicas de las patatas. El apellido de este francés dio nombre a un plato a base de patatas, el ‘hachis parmentier’: una base de carne picada recubierta de puré de patatas gratinado. En la versión británica de este plato, la ‘Cottage Pie’ se encuentran, además, verduras: zanahorias, cebollas y guisantes, así como la salsa de tomate. Para todos los gustos.
En los países del Benelux, el puré de patata mezclado con otra verdura (por ejemplo con la col rizada, la chucrut, la col normal o con endivias) se llama ‘stamppot’. La versión a base de patatas, cebollas y zanahorias se conoce en Holanda como ‘hutspot’. Incluso se le puede añadir trocitos de panceta pasados por la sartén y normalmente se sirve con una salchicha. Los italianos pasan las patatas cocidas por la minipimer y añaden harina y sal para hacer los ‘gnocchi’, bolas servidas con salsa de tomate, pesto o incluso con mantequilla o queso.Un plato popular en Polonia es la ‘placki ziemiaczane’ (galletas de patata), preparada a base de patatas crudas rayadas a las que se le añade harina, un huevo y, a veces, cebolla cortada a trocitos. Después, la masa obtenida se fríe con aceite caliente.
Las recetas a base de patatas tienen variaciones ilimitadas, como el célebre juguete Señor Patata, que posee mil y una caras. No es casualidad pues, si a la patata se le ha dedicado más de un monumento: en Biziker (Polonia), Enčur (Eslovenia), en el muro de una iglesia austriaca en Prinzendorf, o incluso en el parque dedicado a la patata en Ananova (Croacia).
Receta: Placki ziemiaczane (para 4 personas)8 patatas grandes
1 o 2 huevos
3 o 4 cucharadas de harina
Sal y pimienta
Aceite
(una cebolla)
Mojar las patatas, pelarlas y rayarlas.
Mezclar con la harina, el huevo y sazonar (se pueden añadir los trocitos de cebolla).
Calentar el aceite en una sartén.
Rehogar las galletas popr ambos lados en la sartén.
Quitar la grasa con una toallita de papel.
Servir caliente.
También existe una versión regional del sur de Polonia, en la que las galletas no se fríen sino que se cuecen en el horno sobre una placa. Se pueden acompañar de alguna salsa, por ejemplo de champiñones, con nata, o incluso azúcar, compota de manzana o mermelada. Algunos adelgazarán sólo de pensar en esta atrevida combinación (sobre todo cuando se añade la cebolla), mientras que a otros se les hará la boca agua… la discusión entre los puristas del “placki” y los partidarios de mezclas originales sigue en pie.
Fotos: ©Vincent Ma/flickr; ©juanelos/flickr; ©IsiaT/wikimedia
Translated from Ziemniak - egzotyczne warzywo powszednie