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Si Bélgica se convirtiera en la nueva Checoslovaquia

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Default profile picture Magdalena Russo

Política

¿Están los flamencos y los valones en contra de una ruptura como lo estuvieron los eslovacos y los checos en 1992? ¿Recaería sobre los políticos una decisión tal? Perspectiva eslovaca desde uno de los últimos países que se disolvió en Europa.

Hay una falta de información acerca de la situación y el desarrollo histórico en Bélgica y Eslovaquia. La cobertura mediática es bastante pobre. No es un tema de que importe a los eslovacos, incluso si estas discusiones entre dos partes de un mismo Estado podrían traerle recuerdos de otros tiempos, cuando Eslovaquia formaba una misma entidad política junto con su vecino del norte, la República Checa.

Bélgica, sin embargo, es vista como un pequeño y lejano país, que tiene poco que ver con Eslovaquia. Las consecuencias de su crisis actual casi no repercuten sobre nosotros. Apenas unos breves en los periódicos anuncian la división primer ministro belga Yves Leterme. En Eslovaquia, Bruselas es vista más como la capital de la Unión Europea que como la capital de Bélgica. De hecho, el asunto de la capital es una de las diferencias entre Bélgica y la antigua Checoslovaquia. Los flamencos y los valones de habla francesa comparten Bruselas. Pero en Checoslovaquia, no hay dudas de que Praga era una ciudad cien por cien checa. 

La injusticia del hockey

Mientras que Checoslovaquia era una federación formada por la República Socialista Checa y la República Socialista Eslovaca (llamadas así desde 1968 hasta 1989, cuando la palabra socialista cayó en desuso), Praga era la sede, no solo del gobierno federal y del parlamento, sino también del gobierno nacional checo y del parlamento de esta parte del Estado. El gobierno nacional eslovaco y el parlamento fueron establecidos en Bratislava, capital de la República Eslovaca. Por tanto, durante el proceso de división, no hubo disputa sobre quien conservaría la capital.

Hubo más temas de discusión tras la división pacífica en enero de 1993. El triángulo azul sobre un fondo blanco y rojo de la bandera checoslovaca pronto se convirtió en la bandera checa. Junto con la capital, los checos mantuvieron la moneda (la corona) y también la posición del equipo nacional dentro de la Federación Internacional de Hockey sobre Hielo (IIHF). Le llevó dos años al equipo eslovaco de hockey, pelear su camino de vuelta al campeonato mundial categoría A desde la categoría C, donde fue ubicado desde el comienzo, como un nuevo país en el mundo del hockey.

Los políticos deciden

A pesar de estos detalles, la gente de ambos lados, Eslovaquia y República Checa, siente que los dos países se han beneficiado de la separación. Los checos eventualmente dejaron de sentir que siempre debían ayudar al ‘hermano pequeño’ la tradicionalmente menos desarrollada Eslovaquia. Los eslovacos dejaron de sentir que estaban demasiado controlados desde Praga. (Ahora estamos empezando a sentir que estamos siendo demasiado controlados por Bruselas desde que integramos la Unión Europea en 2004, pero esa es otra historia.)

La mayoría de eslovacos y checos estaban en contra de la separación orquestada por los políticos

En verdad, la mayoría de eslovacos y checos estaban en contra del voto de la asamblea federal (el parlamento Checoslovaco) que decidió dividir el país en dos en 1992, porque la conexión entre las dos naciones era demasiado fuerte. El Partido Nacional Eslovaco (SNS) que estaba a favor de la separación, obtuvo menos del 8% de los votos en las elecciones parlamentarias de 1992. Y, de acuerdo con el sondeo de opinión tras la división de marzo de 1993, solamente el 29% de los eslovacos la apoyaba, mientras que el 49% estaban claramente en contra. Los eslovacos solamente querían más independencia política dentro de la federación existente. La división sucedió después de que los representantes checos (liderados por Vaclav Klaus, actual presidente de la República Checa) y los representantes eslovacos (liderados por Vladimir Meciar, actual líder de uno de los partidos que conforman la coalición dirigente en Eslovaquia), no pudieron llegar a un acuerdo sobre la estructura política de la federación.

1992: ‘divorcio de terciopelo’

Una separación pacífica, basada en un acuerdo político, sentó las bases para una todavía excepcionalmente buena relación entre las naciones eslovaca y checa. A quince años vista, casi todos están satisfechos con la separación. Hay más de 65.000 eslovacos trabajando legalmente en la República Checa –mi hermana por ejemplo- mientras que 1.500 checos viven en Eslovaquia. Hay muchos matrimonios que transpasan la frontera. Después de que ambos países entraran en la zona de Schengen en diciembre de 2007 no hay más límites visibles, aunque los pasaportes nunca fueron una necesidad.

Últimamente, las lenguas no son tan similares como se puede pensar. Un canal de la televisión federal tenía programas en checo y eslovaco, por lo que ambas naciones podían hablar la lengua de la otra. Pero después de la separación, la lengua checa permaneció en la República de Eslovaquia ya que muchos libros extranjeros, películas y demás, fueron traducidos al checo: era más rentable traducir al eslovaco una vez que ya tenían la traducción checa. Como consecuencia, los cinco millones de eslovacos entienden mejor la lengua de los diez millones de checos. Hoy, la gente joven nacida en la República Checa después de la separación, difícilmente entienden el eslovaco. Durante unas vacaciones en el sur checo en septiembre del año pasado, viví una situación bastante chocante: un niño de diez años, comenzó a hablarme en inglés, porque no me entendía cuando le pregunté algo en eslovaco. Tuve que repetirle la pregunta en checo.

Translated from If Belgium became the new Czechoslovakia