Sevilla vista por una británica emocionada
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Laura SarmientoEl calor, las tapas y los monumentos; las corridas de toros, los trajes tradicionales, el rebujito... Elementos capaces de hacer que una británica se vuelva loca y trace una guía entusiasta de la ciudad del Guadalquivir: Sevilla.
Sevilla, la “capital del sur”, está enclavada a orillas del río Guadalquivir. Se encuentra al oeste de Andalucía, una de las 17 regiones españolas, en el punto más occidental de la Península Ibérica. En Sevilla dominan las contradicciones: su riqueza contrasta con un desempleo masivo y la cuna de uno de los barrios más peligrosos de España, las Tres Mil Viviendas, un vecindario aparentemente sin ley en el que carteros, barrenderos, e incluso la policía, evitan entrar.
El verano en la “capital”
El largo verano del corazón del sur empieza en mayo y dura hasta finales de octubre. Las noches son más sofocantes que templadas y las temperaturas a menudo superan los 40ºC, pero en esta seductora ciudad siempre se encuentran lugares para resguardarse. Ha sido inspiración de la ópera Carmen de Bizet y de la obra del compositor Isaac Albéniz, Sevilla. Alberga la catedral gótica más grande del mundo, y su campanario, La Giralda, es uno de los tres alminares almohades que se conservan en todo el mundo. De ocho siglos de antigüedad, La Giralda pertenecía a la mezquita que fue reemplazada por la catedral en 1402, después de que el rey Alfonso X prohibiera expresamente que fuera derribada por los moros, ya que éstos no querían que los conquistadores cristianos se beneficiaran de su exquisita belleza.
El Alcázar de Sevilla es un palacio que, junto con sus jardines, puede igualarse a la Alhambra de Granada en términos arquitectónicos; es otro testamento de la cultura árabe en España que muestra las impresionantes habilidades artesanales de musulmanes, judíos y cristianos. Entre los sombreados patios, fuentes y pavos reales, artistas en ciernes huyen del sol abrasador buscando la inspiración en este mágico oasis de calma y color mientras los pinceles se deslizan por sus lienzos con el dulce olor a naranjas. En la capital de Andalucía (aunque no le digas a esto a la gente de Cádiz, Granada o cualquier otro lugar de la región porque responderán de manera competitiva) se encuentra el Museo de Bellas Artes, sólo superado por el de Madrid; el Archivo de Indias, que contiene documentos relacionados con el descubridor de América, Cristobal Colón (se dice que su tumba está en la catedral), y la Plaza de Toros de la Maestranza, una de las pocas en las que todavía se realizan corridas, aunque la televisión pública estatal ha prohibido recientemente su retransmisión.
Las tradiciones siguen vivas en la Semana Santa y la Feria, donde los habitantes de la ciudad se reúnen en las casetas del barrio de Los Remedios, situado al sur del río Guadalquivir, para bailar Sevillanas y consumir platos de jamón y queso y copiosas cantidades de rebujito. Esta bebida alcohólica es típica de Andalucía y se hace con gaseosa y Manzanilla, un vino de Jeréz que se cría en las cercanías de Sanlúcar de Barrameda, al noroeste de la provincia de Cádiz. Viendo a las mujeres enfundadas en sus estrechos trajes de flamenca, montadas a caballos al lado de sus jinetes (que lucen patillas más largas de lo normal durante esta larga semana de fiesta), se puede pensar que la población se ha transportado en el tiempo 100 años atrás.
Los cuatro barrios más importantes de Sevilla
La mejor manera de capturar la esencia de Sevilla, de sentir el espíritu que se filtra por cada puerta y fluye por cada balcón, es pasearla. La ciudad tiene cuatro barrios principales: La Macarena ocupa la parte norte hasta la antigua muralla, bastante deteriorada y decorada con restos de grafiti, al que se añade el encanto de un barrio repleto de mercadillos y que engloba la “alternativa” zona de la Alameda de Hércules, de quien se dice que fue el fundador de Sevilla. La zona portuaria de El Arenal, cuyo nombre deriva de la antigüedad por ser ésta una zona arenosa en la ribera este del río, se extiende desde el río hasta Santa Cruz y alberga muchos lugares de interés turístico, entre ellos el Museo Naval de la Torre del Oro y la Plaza de Toros.
El antiguo barrio judío de Santa Cruz también es inmensamente popular para los turistas. Partiendo de la catedral, sus estrechas calles adoquinadas serpentean en dirección este y ofrecen a los turistas gran cantidad de tranquilos jardines y callejones escondidos. Finalmente, Triana ha sido históricamente el barrio de la clase trabajadora, el barrio de los judíos y el origen del flamenco en Sevilla. Si caminas en el momento adecuado por un solitario callejón puede que escuches a alguien acariciando de manera magistral las cuerdas de una guitarra, el suave gemido de un cantaor flamenco o el rítimico acompañamiento de unas palmas. Los turistas rara vez se aventuran más allá de la Calle Betis. Desgraciadamente, esta larga calle de restaurantes y bares está ahora dirigida a extranjeros que pasean al lado del río. Triana también tiene un punto de crudeza, una cierta pobreza que evoca un sentimiento de estar en otra ciudad. Con sus paredes y carteles descoloridos y la ropa tendida agitada por el viento, Sevilla recuerda a la ciudad siciliana de Palermo… Pero de repente tropiezas con un pequeño bar de tapas que te ofrece rabo de toro, pulpo y el mejor jamón de la ciudad, y recuerdas que, sin lugar a dudas, estás en España, una España auténtica. No hay nada mejor que esto.
Foto: portada (cc) slimmer_jimmer/ Flickr
Translated from Guide to Seville: a British love letter