Raphael Gualazzi, ¿“filólogo” del jazz o animal de escenario?
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Marta Fernández FornielesHipnotizado por el jazz casi como un freak de la informática ante la última novedad tecnológica, Raphael Gualazzi, el joven y tímido cantautor italiano que el periódico alemán Zeit ha definido como “la mezcla perfecta entre Paolo Conte y Jamie Cullum”, es capaz de transformarse en un loco y endemoniado actor cuando sube al escenario.
Estas semanas está de gira con su último trabajo, Reality and Fantasy (Realidad y Fantasía). Cafebabel.com ha estado con él en París poco antes de su concierto en la sala New Morning.
Cuando llegamos, cerca de media hora antes del concierto, ya se ha formado una fila fuera del local. Muchos son italianos, obviamente, pero no están solos. Están todos a la espera del joven artista que, gracias a su victoria en el Festival de Sanremo y al inmejorable segundo puesto en Eurovision, ha visto subir como la espuma su popularidad. Sin embargo, lo que encontramos en un bar cercano al New Morning, absorto, fumando un cigarro tras la cena, no tiene para nada el aura de una estrella, al contrario. Lo invitamos a sentarse con nosotros y tomarse una copa, lo rechaza categóricamente: “Nunca bebo antes de un concierto’’, dice con la voz aterciopelada y una mirada tímida, pero sincera. Igual de franco que cuando le pregunto por su éxito en el festival europeo; me responde que ‘’no sabía ni que existía, ya que Italia no participaba desde hace 14 años’’, que ha sido la ocasión para dar a conocer el disco en el que había trabajado con tanta dedicación y que no ha creído nunca en el carácter competitivo de estas manifestaciones.
A los observadores más refinados, Raphael les ha parecido un pez fuera del agua, demasiado elegante para un festival de música hortera. Le pregunto qué piensa de esto, pero prefiere no hacer comentarios. Añade solo que para él la verdadera oportunidad fue poder hacer sesiones improvisadas entre bastidores con artistas extranjeros, “lver a los holandeses 3JS cantar Dino Crocetti (conocido como Dean Martin) fue increíble’’.
El jazz tiene sangre italiana
En definitiva, la música antes que todo. Sorprende inmediatamente su estilo serio y apasionado, además de su intenso amor por el jazz. Así, estando profundamente convencido de que en Italia este género musical está menos apreciado que en otros lugares, pruebo a preguntarle el porqué, y es aquí donde el “profesor’’ aparece, y me explica que Italia está mucho más ligada al jazz de lo que se pueda pensar: “pocos saben que una de las primeras grabaciones de la historia del jazz fue hecha por italianos emigrados a Estados Unidos, más específicamente, en la orquesta de Nick La Rocca a principios del siglo XX; y que según Jelly Roll Morton (uno de los inventores del piano jazz, ndr) el jazz derivaba de una cuadrilla siciliana’’. El chico sabe, pienso. Para él la tradición es importante y, en consecuencia, son importantes aquellos “filólogos’’ de la música, que se comprometen a custodiarla cual frailes medievales y a transmitirla, sin renunciar a innovar. Raphael incluye en esta categoría a los artífices de la vuelta del jazz a Italia, desde Stefano Di Battista a Sergio Cammariere, pasando por Paolo Conte y Stefano Bollani, quien justamente ha conseguido recientemente llevar el jazz a la televisión con su nuevo programa Sostiene Bollani.
Él no se mete en ese grupo. “No tengo la pretensión de definirme un “filólogo’’ dice, sino más bien un artesano de la música, un arte que ha elaborado desde que era pequeño, cuando se divertía reproduciendo los sonidos que escuchaba. Sin embargo, su vínculo con la tradición del jazz de los inicios del siglo XX y su afán por devolverlo a escena para que no sea olvidado, es innegable. No solo por el estilo retro con el que habitualmente sale al escenario, también a causa de las emociones, que lo traicionan cuando reflexiona sobre aquellos años “histéricos’’ o cuando cuenta cuán divertido fue poner música en directo con el piano a las películas de Charles Bowers.
O músico o nada
En efecto, más que la mesa de la entrevista, su reino parece ser el escenario. Cuando se sienta frente al piano, rodeado por sus músicos, parece estar poseído por el demonio de la música, sorprende y arrastra al público como un equilibrista sobre el teclado, batiendo los pies al mismo tiempo como un loco, cantando con su personalísimo estilo, ya sea en inglés o italiano – porque, como dice, “la buena música suena en todas las lenguas del mundo’’-. Es verlo en el escenario y comprender que ‘’desde que tengo 14 años sabía que sería músico o nada’’. A pesar de la crisis, me confiesa, creer en lo que se hace, antes o después, da resultado, aun si comprende ‘’no conseguir llegar a fin de mes, como me ha sucedido a mí ’’. La clave del éxito es ‘’trabajar duro, porque la música es una carrera que no termina nunca. La suerte no cae del cielo, sino que se consigue a base de sacrificio’’, dice convencido, y nosotros, le creemos.
Fotos: cortesía de Raphael Gualazzi; vídeo: cafebabel/Youtube
Translated from Raphael Gualazzi: filologo del jazz o animale da palcoscenico?