Por una política humana de migración en Europa
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Ana MazzaA finales de mayo, la Comisión Europea presentará un documento normativo que ha atraído una gran atención desde que algunos de sus pilares fundamentales se desvelaran a principios de marzo. A pesar de que esta nueva Agenda Europea se supone que será uno de las piedras angulares del programa de Juncker, dificilmente se puede esperar que de como resultado una política clara y directa.
No era más que una rueda de prensa pero el interes que despertó en los medios de comunicación era bastante inusual; el 4 marzo, el vicepresidente de la Comisión Europea, Franck Timmermans, y el comisario de Migración, Asuntos Internos y Ciudadanía, Dimitri Avramopoulos, esbozaron los principios básicos de una nueva "Agenda Europea sobre la Inmigración".
La atención de la prensa se centró rápidamente en un aspecto particular del programa de la Comisión, pendiente desde hacía varios meses: la idea de crear asilos de extranjeros lejos de la costa en países fuera de la Unión Europea.
Sin embrago, los temores y las esperanzas acerca de tales centros en el extranjero, parecen ser exagerados, teniendo en cuenta que la ambición de la Comisión en este sentido es muy limitado y las posibilidades reales de ejecución son aún menores.
Lo que el "Programa de Migración" no es
En vez de ser una propuesta política concreta, el Programa de Migración que se publicará a finales de mayo será mucho más amplio y al mismo tiempo un programa de trabajo más difuso. Un funcionario de la Comisión lo describió como "un programa de implementación y revisión" y no como "la aprobación de una nueva legislación". Además, define las conversaciones con los Estados Miembros de la UE sobre los "primeros centros de acogida en los países de tránsito", como "muy confusos".
De hecho, las ideas discutidas difícilmente pueden describirse como revolucionarias, incluso si el ambicioso objetivo de forjar una "Nueva Política de Migración" era una de las diez prioridades cuando la nueva Comisión Europea, bajo el mandato del presidente Jean Claude Juncker, asumió el cargo en noviembre del año pasado.
Por otro lado, la política de asilo es uno de los cuatro pilares que conformarán la Agenda sobre la Migración, junto a la migración irregular, la efectuada por razones económicas y la gestión de las fronteras. La relación entre estas diferentes -y a menudo contradictorias- cuestiones políticas agrupadas en un mismo programa, plantea inevitablemente la cuestión sobre lo que los refugiados y solicitantes de asilo, dentro o fuera de las fronteras europeas, pueden realmente esperar mejorar en un futuro tan incierto.
Elizabeth Collett, experta de la Unión Europea en el Instituto de Política Migratoria en Bruselas, también disminuye las expectativas, describiendo el potencial programa como algo que "se acerca más a una visión que a un plan de acción. Con un plazo de tiempo así de corto para la preparación del documento, es poco probable que la Comisión pueda lograr una enorme revisión política", asegura.
A la luz de las repugnantes muertes mensuales de personas en el Mediterráneo, las complejidades para llegar a un consenso y a una definición de las decisiones que se deben tomar en Bruselas parecen desalentadoras. Sin embargo, entenderlas resulta crucial para saber en qué aspectos se pueden hacer cambios.
El actual sistema de asilo: Ni comunitario, ni europeo
Desde 1999, la Unión Europa ha estado trabajando en un Sistema Europeo Común de Asilo, que fue finalmente aprobado en 2014. Sin embargo, los principios de "solidaridad entre los Estados Miembros" y "equidad respecto a los ciudadanos de países terceros", consagrados en los tratados europeos, se quedan por ahora solo en la teoría.
El centro de la cuestión, según Jonathan Lindsell del think tank Civitas (situado en Reino Unido), es que varios Estados Miembros "no quieren reducir el número de muertes en el Mediterráneo, sino el número total de inmigrantes que llegan en Europa".
Con el aumento del número de refugiados que han intentado entrar en el territorio de la Unión Europea en los últimos años, los informes sobre las violaciones de los derechos humanos, como las ilegales devoluciones en caliente y la negación de rescate en el mar, también se han multiplicado. Tan pronto como los migrantes ponen pie en suelo europeo o a bordo de una embarcación en aguas europeas, se debe conceder el derecho a presentar una solicitud de asilo. Este derecho, sin embargo, es frecuentemente negado por las autoridades de países como Grecia, España o Bulgaria, según denuncian algunas organizaciones de derechos humanos y periodistas de investigación.
Mientras que estudiar estas alegaciones sigue siendo una prorrogativa de los Estados Miembros, la Comisión ha aumentado el uso de procedimientos de infracción para asegurar un mejor respeto a las leyes europeas y a los principios de los derechos humanos. Sin emabrgo, y a la luz de las continuas violaciones sistemáticas y de los graves problemas de control en varios países de la Unión, la ONG alemana ProAsyl ha pedido una europeización de las misiones de búsqueda y rescate para garantizar el respeto de las normas de derechos humanos y que las instituciones europeas respondan directamente ante tales actos.
Hasta dónde incluirá la agenda de la Comisión estas propuestas es algo que aun está por ver. Según fuentes de la Comisión, la ambición más grande será la de reforzar la misión Frontex, y en particular Triton, la operación en frente de la costa italiana, que el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) denunció como "totalmente insuficiente" y "sin recursos necesarios para salvar vidas".
El número de muertes de migrantes no hace más que aumentar. Esta semana, más de 400 se ahogaron tras el naufragio de su barco frente a las costas de Libia. Esta última tragedia es otra marca negra en el corazón de la Unión Europea y en la conciencia de aquellos que se encargan de formular las políticas. Una política de asilo más humana es imprescindible.
Este artículo es la primera parte de un analisis sobre la Agenda Europea en materia de migración, que se hará pública en mayo.
Translated from The uphill battle for a humane EU migration policy