Por una Europa de paz
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irene yurrebasoKate Hudson, presidenta de la campaña para el Desarme Nuclear en el Reino Unido, escribe sobre por qué Europa no debe seguir el camino elegido por los Estados Unidos.
El mundo se ha vuelto cada vez más inestable durante los últimos años y ha afrontado nuevos desafíos en términos de paz y seguridad. Las tensiones globales se han acrecentado por acción de la única superpotencia mundial que queda, los Estados Unidos de América, que ha respondido de forma inapropiada a los actos de terrorismo y ha elegido seguir una política exterior cada vez más agresiva. Lo que incluye recurrir a la ilegal “guerra preventiva”, actuando a menudo de forma unilateral, ignorando el derecho y los tratados internacionales. Los Estados Unidos han cambiado asimismo su actitud respecto a las armas nucleares: ahora las ve como parte de un arsenal “útil” y está planeando desarrollar nuevas minibombas nucleares de alta precisión, como las “bunker busters”, cuyo uso barajaría contra países sin armamento nuclear.
No a otro Hiroshima
Se mire como se mire, estos proyectos son alarmantes y quienes vivimos en Europa estamos naturalmente preocupados sobre cómo podemos contribuir a lograr mayores cuotas de paz y estabilidad para este mundo. En términos generales, la forma de lograrlo parece clara: relaciones justas y equitativas entre naciones; respeto mutuo entre creencias y personas; comercio justo y desarrollo. Todas estas consideraciones ayudarían, en última instancia, a erradicar muchas de las tensiones del mundo. Pero en términos políticos, ¿qué deberíamos perseguir hoy en día? La respuesta es el respeto al derecho internacional y la actuación dentro del marco de las Naciones Unidas. Europa debe fortalecer las Naciones Unidas y no seguir el camino de los Estados Unidos pasándola por alto (cómo ocurrió en la guerra de Irak). Junto a esto, tiene que haber un rechazo al militarismo, porque la guerra –en particular la guerra nuclear- no es la respuesta a los complejos problemas del mundo. En este año en el que se cumple el 60º aniversario del bombardeo de Hiroshima y Nagasaki, bien haríamos en recordar el devastador efecto de estas armas atómicas. No sólo la explosión inmediata y las tormentas de fuego que mataron a más de 180.000 personas, sino también la radiación que mató a otras decenas de miles en los días y años posteriores –cánceres, defectos congénitos y otros efectos secundarios-.
Los desafíos del pacifismo
Los que apoyamos la agenda política que he esbozado, afrontamos serios desafíos en la Europa actual. Primero, el desafío de la Constitución Europea propuesta que, sin lugar a dudas, desembocará claramente en una mayor militarización de Europa, puesto que fomenta una fuerza militar reforzada y una ampliación enorme de su capacidad de intervención. Europa no debería seguir el reciente viraje de los Estados Unidos hacia las intervenciones ilegales. Tenemos que permanecer firmes contra ello y rechazar cualquier idea que defienda de alguna manera las intervenciones europeas por motivos humanitarios; después de todo, no deberíamos olvidar los recientes atrocidades del colonialismo europeo en todo el mundo.
Segundo, encaramos un gran desafío ante la reorganización de la OTAN. Gran parte de Europa está ahora integrada en la OTAN, pero ¿cuántos de nosotros somos conscientes de que la OTAN mantiene la política nuclear del ataque preventivo ("First use nuclear policy"), y que alrededor de 480 armas nucleares norteamericanas están esparcidas por Europa, la mayoría en países que no son potencias nucleares? El Reino Unido, que también tiene su propio programa de armas nucleares, alberga 110 de estas armas convencionales norteamericanas en la base aérea de Lakenheath en East Anglia; alrededor de 150 se hallan en tres bases en Alemania; 90 en el sureste de Turquía, 90 en Italia, 20 en Bélgica y otras 20 en los Países Bajos. Dada la actual postura pro-bélica de los Estados Unidos, estas son malas noticias para Europa. ¿Qué será lo próximo que ataquen los Estados Unidos? ¿Irán? ¿Y usará estas armas?
Según el derecho internacional, un Estado con armamento nuclear tiene prohibida la transferencia de estas armas a un país que no desarrolla armamento nuclear, así que, estas armas deberían abandonar el continente europeo por causas legales además de por causas morales y políticas. Ahora es el momento para que los amantes de la paz en Europa permanezcamos firmes ante los valores que pueden traer la verdadera paz a Europa y al resto del mundo. Luchar por mantener el derecho internacional a lo largo del mundo y contra la militarización y “nuclearización” de la UE sería un muy buen comienzo.
Translated from For a Europe of Peace