Nelson Mandela: queda mucho por hacer
Published on
Translation by:
Diana Rodríguez GonzálezNelson Mandela simboliza el progreso en lo referente a los derechos de las personas negras, tanto en Sudáfrica como en el resto el mundo. Sin embargo, a pesar de los logros de figuras tales como Mandela, King y Malcolm X, el racismo sigue siendo una fuerza insidiosa hoy en día.
La disparidad económica entre negros y blancos es enorme. Es un hecho simple que se refleja en los resultados de las estadísticas: en Sudáfrica se vive mucho mejor si se es blanco. La situación es idéntica en el resto del mundo. La trascendental tarea de Mandela dista mucho de haberse completado.
En Europa occidental a menudo nos felicitamos en lo referente a la discriminación y el racismo, considerándolo desde el relativismo, sobre todo en relación con los EE.UU. Sin embargo, es superficial percibir el progreso de una sociedad en temas de discriminación recurriendo a la comparación, sobre todo cuando escogemos los Estados Unidos como referente, un país en el que las tres cuartas partes de la población blanca tiene opiniones racistas, tales como “los negros prefieren aceptar prestaciones de la seguridad social”, y la mitad creen que “las personas de color son menos inteligentes que los blancos”. A la gente le encanta señalar a Obama como símbolo del progreso dentro de los Estados Unidos, pero no logran darse cuenta de que es el noveno senador de color desde la creación del Senado en 1789. Se usan estas anomalías como pantalla de humo para enmascarar la falta de progreso para los negros en todo el mundo.
¿Dónde nos encontramos hoy en día?
Es necesario preguntarse cómo de mal está el tema del racismo y la discriminación en el Reino Unido. El racismo en este país ha recorrido un largo camino desde el infame discurso de los“ríos de sangre” de Enoch Powell. Los principales medios de comunicación hacen cola para arremeter contra Nick Griffin, la cara de la extrema derecha en Inglaterra. La actitud ante el racismo manifiesto ha sido por lo general positiva, tanto en sentido de facto como de jure. Sin embargo, lo verdaderamente preocupante es el sentimiento discriminatorio subyacente que se cuece en la chocolatera del multiculturalismo fallido. En el Reino Unido se propaga y anima la discriminación furtiva. Puede que las consecuencias no sean tan obvias, pero aún así son muy dañinas.
Nuestros líderes ignoran completamente a las minorías étnicas. Es escasa la presencia de personas negras en las profesiones de mayor estatus, desde políticos a periodistas pasando por educadores y funcionarios. A menudo oímos hablar de la falta de mujeres negras en las salas de juntas o en la política. Personalmente, creo que no escuchamos con suficiente frecuencia lo poco representadas que están dichas personas en algunas posiciones prominentes de nuestra sociedad.
Distintas oportunidades
A estas instituciones no les parece mal reproducir esta imagen una y otra vez. El problema se ve agravado por la falta de ejemplos a seguir para los jóvenes, tanto en cargos públicos como dentro del hogar. Si un niño negro enciende la televisión, verá muchos músicos y deportistas como él. Si va al colegio, al médico, ve las noticias o mira a los políticos, se dará cuenta de que una abrumadora mayoría de ellos son blancos. A lo largo de toda mi educación en la zona oeste de Londres y en Buckinghamshire, solo tuve un profesor negro.
Algunos sostienen que la raza (si es que existe) no es el problema, sino la situación socioeconómica individual. Las personas de color suelen ser más pobres, tener menos educación, obtener peores resultados en el colegio, tienen tasas más altas de criminalidad, etc. Si se tienen en cuenta estas otras variables sociales, en realidad la raza no tiene efecto alguno sobre la probabilidad de cometer un delito.
Es interesante leer las estadísticas de las universidades del grupo Russell. Quizá se pueda pensar que en este terreno la situación está más igualada. Que a pesar de no estar tan representados en número dentro de las universidades del grupo Russell, los negros obtienen tan buenos resultados como los blancos, teniendo en cuenta todos los demás factores influyentes, tales como logros previos, área de estudio, edad, género, discapacidad, etc. En realidad sucede lo contrario. Los negros sacan peores notas, consiguen trabajos peor pagados y disfrutan de una experiencia universitaria menos equilibrada. Y esto sucede por algo.
un techo de cristal sobre sus cabezas
Es extremadamente difícil calibrar este problema. Procede de la niñez y se manifiesta en las expectativas individuales: lo que creen que la sociedad espera de ellos y cómo sienten que la sociedad los trata. Básicamente, las personas negras no tienen la misma confianza que sus homólogos blancos en cuanto a su educación o trayectoria profesional. Sienten que tienen un techo de cristal sobre sus cabezas y, en consecuencia, realizan ajustes pragmáticos. Las investigaciones y cuestionarios de las universidades del grupo Russell muestran que las personas negras se sienten menos cómodas en un ambiente educativo, incluso durante el periodo universitario. Se sienten más inclinados a aceptar consejo laboral proveniente de sus compañeros que de sus profesores. Sus homólogos blancos no tienen el mismo problema para acceder a información de los docentes. Los estudiantes blancos parecen sentirse con más derecho a buscar ayuda de sus profesores y están más convencidos de que dicha ayuda está próxima y disponible.
Es poco realista esperar que estos problemas se vayan a erradicar rápidamente, ya que están profundamente arraigados tras años de discriminación histórica. Algunos blancos, y también un buen número de negros, se estremecen ante la idea de la discriminación positiva, sin darse cuenta de que los blancos han sido y siguen siendo los benefactores de una historia y una sociedad que lleva años discriminando a su favor. Las sociedades más inclusivas, aquellas que pueden liberar de manera efectiva el potencial de todos sus ciudadanos, son las que prosperan. Hemos recorrido un largo camino y seguimos progresando, pero no hay que dejar que la muerte de Madiba nos engañe, pues él mismo se daría cuenta de que aún hay mucho camino por recorrer si queremos ser verdaderamente libres. La lucha por la igualdad y la justicia continúa. Hay que seguir haciendo campaña por la reconfiguración y el recalibrado de nuestras sociedades hasta que alcancemos un equilibrio que permita explotar el potencial de todos los ciudadanos.
Translated from Nelson Mandela's work is not done