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Medios de Comunicación en Europa: ¿fusionando el cuarto poder?

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Los medios de comunicación internacionales están dominados por los EE UU. En Europa, algunos reclaman una fusión para crear una alternativa.

Tanto el sector energético como el sector bancario han vivido recientemente una ola de fusiones. Este patrón parece extenderse al sector de la comunicación. Pero algunas de estas fusiones han sido valoradas en función de sus efectos en la competencia y sería un error evaluar las fusiones de los medios de comunicación sólo en esos términos. La libertad de expresión e información está consagrada en la Convención Europea de Derechos Humanos y cualquier movimiento para crear conglomerados mediáticos más grandes puede tener un impacto en este derecho.

a. El principio de competencia

En la actualidad, cualquier fusión de medios de comunicación está evaluada en función del daño que produce a la competencia. Una compañía demasiado grande podría limitar la elección del consumidor y tener un impacto negativo en la competencia. Este proceso ya ha ocurrido en América donde sesenta años de desmantelamiento de las leyes de competencia han dejado enormes monopolios y un reducido espacio para la diversidad local; el gigante radiofónico Clear Company representa casi cuatro veces la talla de su más próximo competidor.

Estos son la clase de problemas que ocurren con una fusión en cualquier industria. Pero existe un segundo problema relacionado. Las democracias dependen de la pluralidad de voces. La dominación sobre el mercado de la comunicación por un puñado de compañías amenaza, en última instancia, la base de la Democracia.

Puede parecer extraño hablar de estos problemas en una época en la que descargamos blogs polacos en móviles franceses y nuestro acceso a la información está más diversificado que nunca. Sin embargo, son estas formas de conectividad las que presentan nuevos problemas. Mientras nuestras nuevas fuentes estarían más diversificadas que nunca, las compañías que nos permiten el acceso a ellas están siendo cada vez mas centralizadas. Estos guardianes controlan la infraestructura y plantean dudas sobre la igualdad de acceso. Existen dos operadores de televisión por cable en el Reino Unido e Irlanda, y sólo tres en Holanda.

Un problema adicional es el de las fusiones verticales, con compañías como la German Axel Springer que está concentrando en gran cantidad tanto la producción como la distribución de sus medios de comunicación. Las fusiones diagonales también suponen un problema para la pluralidad a lo largo de Europa: la alemana Bertelsmann ha comenzado a trabajar recientemente en la retransmisión y en la publicación y esto plantea preguntas sobre la reutilización del trabajo periodístico.

La única legislación existente es la nacional y, en una industria mediática globalizada, es cada vez más difícil garantizar la libertad de los medios de comunicación.

b. ¿Diversidad de voces?

Si echamos un vistazo a Europa, se hace patente cuántas voces están siendo sofocadas. En Italia, Berlusconi, así como en otras áreas de la economía, tiene un dominio masivo de los medios de comunicación. Aprovechándose de la ausencia de regulación a lo largo de los años ochenta, los tres canales de televisión de Berlusconi poseen actualmente el 45% de la audiencia.

El problema no reside sólo en que una sola voz pueda ser escuchada por encima de las demás: es que además esa voz no sería ni siquiera local. En la República Checa, el 80% de la propiedad de todos los periódicos y las revistas está concentrada en las manos de firmas suizas y alemanas. Axel Springer Verlag, una de las compañías europeas más grandes, posee FAKT, el diario polaco mas importante, y el alemán Bild, el diario más vendido en Europa.

Este proceso incumbe aún más a los países que aún no han desarrollado importantes infraestructuras de comunicación y donde la propiedad extranjera puede aplastar el desarrollo de medios de comunicación independientes. Central European Media Enterprises, una compañía con sede en Bermuda, adquirió el 100% de la croata Nova TV en julio de 2004, y está por ver si sus prioridades van a ser las mismas que las del pueblo croata.

Mientras algunas legislaciones nacionales son rigurosamente proteccionistas del contenido local, como es el caso de Francia, no hay coherencia entre los Estados europeos.

c. Una ley para gobernarlos

Hoy por hoy, la Unión Europea no provee ninguna legislación que regule la propiedad de los medios de comunicación; todo este tipo de legislación esta regulada a nivel nacional. Cualquier regla propuesta a este nivel es revisada por la Comisión Europea para asegurar que nada entorpezca el establecimiento del mercado común.

Este tipo de supervisiones vigilan el impacto de una fusión en la competencia pero no en las cuestiones relativas a la libertad de los medios de comunicación. Mientras que la actividad de la Comisión rebaja las barreras para entrar en el mercado de la comunicación y permite la emergencia de nuevas voces, el marco es completamente inadecuado para gestionar los medios de comunicación en Europa.

La normativa europea de fusiones tampoco se encarga de los problemas de los guardianes ni del problema de los actores multinacionales que invierten en mercados diferentes. Una legislación europea sobre la propiedad de los medios de comunicación es una necesidad urgente antes de que cualquier fusión se lleve a cabo, o estaremos amenazando las voces sobre las que Europa se construye.

Translated from Media in Europe: merging the Fourth Estate?