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Media vuelta hacia el consenso

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Default profile picture irene herrero

Los atentados del 11M prepararon el terreno para la sorpresa de las elecciones en España. La victoria del PSOE transformará el mapa político de Europa. Algunas cuestiones como la Constitución Europea aparecen ahora bajo nueva luz.

Con un gol en propia meta contribuyó el Partido Popular de José Mª Aznar al cambio de gobierno sorpresa de España. Si en los sondeos de las últimas semanas aún se les trataba como los claros vencedores, con su política de información tras los nefastos atentados en Madrid perdieron muchas simpatías. Con la táctica de responsabilizar a ETA a pesar de los indicios cuestionables, para remarcar el propio programa de gobierno (en el que se le da gran prioridad a la lucha contra los terroristas vascos)les salió el tiro por la culata. El elector español por lo visto parecía valorar mejor la situación y sancionó severamente el comportamiento manipulador, según la opinión pública, del Gobierno de Aznar. Hubo una participación electoral extremadamente alta, un 77%, de los cuales sólo el 37,64% fueron para su partido, o lo que es igual una pérdida de 35 escaños en el Parlamento.

Un giro de 180 grados

Así que ahora les toca tomar el timón a los socialistas en esta situación excepcional. Pero ¿qué significa este giro brusco a la izquierda para el paisaje político en Europa? Con una cómoda ventaja (solo 12 escaños les separan de la mayoría absoluta) el PSOE persigue en más de un punto un programa en claro contraste al gobierno anterior. En cualquier caso se tendrá que preparar Europa para una política exterior radicalmente distinta, ya que se tiene que contar como primera consecuencia con la ruptura del apoyo incondicional a EEUU, como deja entrever la espectacular promesa electoral de retirar todos los contingentes españoles de Irak. Zapatero ya deseaba durante la campaña electoral “un gobierno que fuese capaz de discutir las acciones unilaterales del señor Bush”. Este alejamiento significa al mismo tiempo un acercamiento a las posiciones del eje Paris-Berlin y se puede deducir que no va a ser el único punto en el que se entenderá mejor este trío en un futuro.

Una de las cuestiones con las que el gobierno de Aznar no se ha hecho precisamente popular entre sus compañeros europeos y en la que se puede esperar pronto un avance, es la Constitución europea; ya que fueron por lo menos las posiciones inamovibles por parte de España y Polonia, en referencia al modo de votación dentro del consejo de ministros, las que hicieron fracasar la firma de la Constitución europea en diciembre del 2003 en Bruselas. El Gobierno de Aznar había obtenido en Niza 2000 un peso de voto similar al de los votos de los grandes países como Alemania (27 frente 29) y eso que España alberga la mitad de ciudadanos.

El proceso decisorio previsto en la Constitución europea de mayoría doble preveía la validez de una resolución en el Consejo de ministros en la que el 50% de los países de la UE representara más del 60% de los ciudadanos de la UE. Con lo que iba a ser inevitable una pérdida de poder por parte española, que Aznar no estaba dispuesto a aceptar (al igual que su colega polaco Miller).

Una postura “absurda”

A través de las elecciones del pasado domingo han cambiado inesperadamente las tornas. De un golpe se ha convertido la Constitución europea en una meta estatal española. “ Nuestra prioridad es la aprobación de la Constitución”, dice Enrique Barón Crespo, presidente de los socialistas españoles en Estrasburgo, que consideraba la postura de bloqueo simplemente como “un poco absurda”. También el futuro Presidente Zapatero recalca expresamente que trabajará por “unir Europa y dotarla de una Constitución para todos”. La base para ello podría ser la propuesta de la presidencia irlandesa del consejo, que corrige los limites de la mayoría doble al 55% y que accede así a la petición de España de subir la cuota por país. A pesar de que la reducción de la parte de población requerida no les pueda gustar a los españoles, Zapatero se muestra cooperativo “estamos a favor de una mayoría doble. Sobre los porcentajes se puede discutir.”

Como también Polonia y Alemania han mostrado una disposición para más concesiones, se hace casi palpable una Constitución europea para finales de este año. Aunque así no se cumpliría la cita soñada de “en algún momento antes de las elecciones del parlamento en junio”, no molestará a ningún amigo de la constitución ya

que se ha disuelto el escenario de trincheras políticas con el adiós de los conservadores españoles.

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