Matrimonio homosexual a la checa
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Fernando Navarro SordoChequia ha aprobado a su vez el matrimonio homosexual, provocando así la controversia en la población.
“¡La base de la familia es un hombre y una mujer!”, coreaba en Praga el 14 de marzo un buen puñado de manifestantes a o largo de una de las arterias más frecuentadas de la ciudad, Na Píkopech. Unos cuantos praguenses, en compañía de sus mujeres y sus hijos, expresaban así su descontento con la ley checa de uniones civiles, que reconoce un estatuto legal a las parejas homosexuales. Al día siguiente, el 15 de marzo, el parlamento debía tomar la decisión de aprobar o no definitivamente el texto legal. ¿Lograrían los diputados levantar el veto del presidente conservador Václav Klaus?
Derribar los prejuicios
De pronto, dos jóvenes se cruzan en la manifestación. Son Lukáš y Jakub, y acto seguido empiezan a abrazarse y besarse ante la masa escandalizada, desencadenando un diluvio de insultos y cólera. ¿De dónde proviene este odio a los homosexuales? “Hay que remontarse a estereotipos muy inveterados en la sociedad”, explica Slavomír Goga, portavoz de la liga checa de gays y lesbianas. “En el siglo XIX, era inconcebible que las mujeres pudieran votar. Mire bien dónde estamos ahora.” Y es que los prejuicios están muy presentes en la sociedad checa. Matrimonio sólo puede haber entre hombres y mujeres en la mente del checo medio, por muy liberal que sea la sociedad en la que viven. Por este motivo, la ley sobre uniones civiles homosexuales ha desembocado en ásperas discusiones en todos los países concernidos, tanto en Francia como en Alemania o España.
Recorrido caótico en el parlamento
La ley checa de uniones civiles homosexuales ha dado muchas vueltas en el parlamento. El primer intento de aprobarla fue en 1995, pero el gobierno desistió. Durante unos años se aparcó la cuestión, pues no representaba una prioridad de los diputados cristiano-demócratas del partido KDU-SL, y tampoco para los del Partido Democrático Cívico del ODS. Hasta 2002, el KDU-SL, el partido que más se opone al proyecto, ha jugado un rol determinante en el seno de la coalición gubernamental: como consecuencia, la ley fue desestimada en varias ocasiones. No ha sido sino hasta el 15 de marzo de este año cuando el texto ha sido aprobado. Por encima del veto del presidente Václav Klaus, la ley se ha adoptado con la mayoría más ajustada posible: 101 de los 200 diputados de la cámara.
Según la asociación Gay Initiative, de los 10 nuevos miembros de la UE, la República Checa puede enorgullecerse –junto a Eslovenia- de disponer de una de las legislaciones más progresistas en materia de defensa de derechos de homosexuales. A partir de ahora, dos individuos de mismo sexo podrán vivir como un matrimonio civil y designar a su pareja como heredero legítimo.
”¡La familia la componen un hombre y una mujer!”
La mayoría de los checos aprueba esta iniciativa: el 62% en octubre pasado se declaraba a favor de esta ley. Una estadística muy relacionada con otro sondeo realizado por el instituto STEM, según el cual el 59% de los checos interrogados se considera “ateo”. Frente a esto, la Iglesia Católica condena alto y claro la nueva ley. La conferencia episcopal de Chequia difundió un comunicado subrayando que “nada puede justificar el reconocimiento de derechos particulares a este grupo, y menos aún con el sólo argumento de su orientación sexual. La familia y la vida constituyen una unidad que la sociedad debe preservar. La presión pública no debe conducir a la institucionalización de una unión no susceptible de de desembocar en el nacimiento y la educación de hijos, acordándole un estatus cercano a del matrimonio y la familia.” A ojos de la Iglesia, las uniones homosexuales representan un precedente muy peligroso.
Dicho esto, la decadencia creciente de los modelos de vida tradicionales es un argumento que pesa mucho en los no creyentes. Los manifestantes del 15 de marzo no bajaron a la calle por la llamada de la conferencia episcopal. Son ciudadanos de a pie asustados por algo que no conocen. Para ellos, el nacimiento de hijos en el seno de una pareja homosexual es una abominación que, mediante la ley de uniones civiles, toma un cariz de realidad que asusta. Ante esto, Slavomír Goga responde encogiéndose de hombros: “¿Qué es hoy la familia? Hace cien años, era un padre, una madre y una caterva de hijos. Hoy en día, el término designa a una madre soltera con su hijo.” Es por ello por lo que Slavomír es optimista: “las ideas evolucionan. Es cuestión de tiempo que la gente reconozca nuestro derecho a vivir juntos.”
Translated from Nicht nur Mann und Frau