LORES, TENED PIEDAD
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Manu SánchezQue los lores no sean elegidos convierte al Reino Unido en una anomalía en Occidente. En vez de constituir un vestigio simbólico del pasado, la Cámara de los Lores aún es importante en la actualidad, y goza de mayor poder para retrasar la aprobación de leyes que las Cámaras altas de Francia y España, elegidas por el pueblo. ¿Cómo ha sobrevivido esta anomalía al tiempo, y qué posición ocupa?
Hace poco me vi en la interesante tesitura de estudiar la política de mi país en un sistema educativo extranjero. Mientras que a muchos de mis compañeros españoles les gustaron las historias del líder del UKIP Nigel Farage y su leve accidente de aviación o del laborista John Prescott liándose a puñetazos con el público, nada atrajo tanto su interés como el funcionamiento de la Cámara de los Lores. Después de explicárselo unas cuantas veces, el descrédito seguía siendo generalizado, por lo que pronto me di cuenta de que cuando uno lleva aceptando algo desde hace tanto tiempo, a veces necesita ver la indignación de otros para percatarse de lo anómalo de la situación.
Y, sin duda, la Cámara de los Lores entra en la definición de anómalo. Esta institución sitúa al Reino Unido como uno de los dos países, junto a Irán, que reservan un lugar al clero en el poder legislativo. Asimismo, la Cámara cuenta con 92 lores hereditarios, lo que al parecer va en contra de la democracia, la meritocracia y el sentido común. Por cierto, también cuenta con una “Lady Garden” (jardín en inglés) y con un hombre que cree que las judías en salsa son las responsables del calentamiento global.
Sin embargo, tales anomalías se suelen pasar por alto en Reino Unido, y no hay ni una sola vez en que no se mencione al poderoso caballero don Dinero cuando los lores salen en las noticias. La Cámara se enorgullece de sus más de 8.000 obras de arte y, desde el año 2000, se ha gastado más de 500.000 libras (más de 600.000 euros) en objetos variopintos, desde un busto del príncipe Felipe de Edimburgo a obras que datan de la Edad Media. La casa de subastas Bonhams calcula que solo el valor de los muebles de la Cámara de los Lores asciende a 13 millones y medio de libras (más de 16 millones y medio de euros). Aunque solo tres de los lores perciben sueldo, no resulta nada sorprendente saber que se están llevando unas retribuciones bastante elevadas. De hecho, entre julio y diciembre del año pasado cobraron 7.724.700 libras (más de 9.500.000 euros) en concepto de dietas diarias, lo que supone unos ingresos de 300 libras (unos 370 euros) al día simplemente por hacer acto de presencia. Por descontado, muchos de sus homólogos se dieron cuenta y se presentaron en la Cámara todos los días durante unos minutos para llevarse la gratificación económica.
No obstante, el escándalo más sonado de todos es el de la concesión de títulos vitalicios y un escaño en la Cámara a cambio de donaciones, en el que Tony Blair se convirtió en el primer jefe de Gobierno interrogado por la policía como parte de una investigación en un caso de corrupción. A pesar de haber prometido abolir la institución de la Cámara de los Lores tal como era, Blair nombró a 374 lores vitalicios durante sus diez años en el cargo. Las acusaciones de que su partido había aceptado préstamos y donaciones a cambio de títulos nobiliarios llevaron a interrogar a 136 personas, y finalmente derivaron en una investigación por manipulación de la justicia.
Lo más desafortunado de todos estos escándalos y excesos es que no hace a los lores peores que los políticos que sí que elegimos. Por eso, quizá lo más justo será que nos centremos en lo bueno que han hecho. Si no fuera por los lores, habría encarcelamientos sin juicio hasta 90 días después, y no sería necesario el juicio con jurado en algunas causas de terrorismo. Aunque su aprobación casi se forzó en la Cámara de los Comunes como acto reflejo por el 11-S, en la actualidad se reconoce ampliamente que estas prácticas son abominables desde el punto de vista de los derechos humanos.
Recientemente, los lores aprobaron una medida que someterá a un examen más minucioso los planes de la ministra del Interior Theresa May con relación a sus facultades para retirar la ampliación de la nacionalidad. La legislación, que en la actualidad se encuentra en trámite en el Parlamento, se dirige a ciudadanos británicos que luchan en conflictos en el extranjero como el de Siria, y le daría a la ministra la potestad de retirarles la nacionalidad, independientemente de si se ha cometido un delito o no y de si los individuos se quedan de este modo sin nacionalidad alguna. Este hecho resulta muy preocupante teniendo en cuenta que la Constitución de Estados Unidos consideró en 1958 que esta práctica suponía "una forma de castigo más primitiva que la tortura". No es una comparación muy prometedora con un país que se encarga del asesinato tanto judicial como extrajudicial de sus propios ciudadanos. Lo que lo hace aún más raro son los intentos desesperados del mismo gobierno el año pasado por apoyar a esos mismos soldados.
El principal criterio para ser candidato a nómada forzoso es haber actuado "de un modo que resulte extremadamente perjudicial para los intereses vitales del Reino Unido". Por desgracia para nosotros, son personas como Theresa May las que deciden quiénes serán esos enemigos de la nación. No cabe duda de que existirán leyes de este tipo mucho después de que Theresa haya pasado a la historia, y políticas que en un primer momento se consideraban una abominación moral al tiempo que amenaza distante pasarán a convertirse en una amenaza tangible a nuestro bienestar. Dado que a la medida se opusieron únicamente 34 miembros de la Cámara de los Comunes, que el Señor les dé las gracias a los lores.
No obstante, todo ello no le resta razón al hecho de que todavía exista este desconcertante bastión del feudalismo. Basta con echar un breve vistazo a su historia en la web del Parlamento para imaginarse a un pez resbaladizo que se ha escapado una y otra vez de cualquier reforma significantiva. Los últimos intentos de reforma en el 2012 se llevaron al límite a causa de un exasperante toma y daca político y a un buen ejemplo de políticos más interesados en dejarse en ridículo los unos a los otros que en servir a su país. No se paró de jugar con la idea de que no era el mejor proyecto de ley aunque fuera una buena idea, al parecer con el objetivo de librar a los políticos de la culpa de oponerse ideológicamente a algo que el 76% de los ciudadanos quieren, de acuerdo con YouGov.
Aunque algunas de sus decisiones se pueden calificar de ejemplares, incluso para los representantes que elegimos, no dejo de pensar en que estaría mucho más contento si me encontrara a los lores en la clase de historia en vez de en la de política. Hasta un reloj estropeado acierta dos veces al día, y los valores de democracia y justicia tendrían que haber detenido el reloj de los lores hace ya mucho tiempo.
Translated from Lords Have Mercy