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Las pensiones, bomba de relojería

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Portugal, Polonia y Alemania han iniciado el doloroso proceso de reforma de un sistema de pensiones que se fractura y es incapaz de ofrecer a los jubilados europeos las garantías de antaño.

El sistema de pensiones, basado en una idea de crecimiento económico y demográfico continuo, empieza a mostrar signos de debilidad ante la realidad del cambio demográfico y algunos países europeos han iniciado ya un doloroso proceso de reforma. Pero, a pesar de lo difícil que sin duda será tragarse la píldora de la reforma, ¿será esta suficiente para garantizar el futuro de la actual generación de contribuyentes y futura generación de receptores de pensiones?

La medusa

Tras una campaña electoral a principios de 2005 centrada en la necesidad de revisar el sistema de pensiones, en mayo de 2006 el gobierno portugués anunció su intención de reformar un sistema considerado en crisis por la gran mayoría. La edad de jubilación de los funcionarios aumentó de los 60 a los 65 años el año pasado, equiparándose así la edad de jubilación en el sector público y privado. Además, los pensionistas tendrán que pagar impuestos mas elevados.

Las últimas medidas adoptadas por el gobierno entrarán en vigor este verano y fueron calificadas por José Socrates, Primer Ministro de Portugal, como “las más ambiciosas y detalladas de Europa”. En un intento de evitar una crisis de las pensiones, los trabajadores podrán escoger entre trabajar un mayor número de años o aumentar sus contribuciones para la pensión, y además Portugal será el primer país europeo que "tratará de utilizar las pensiones como instrumento de la política de natalidad al reducir las contribuciones de aquellos con más hijos".

El país sufre un pronunciado descenso en los índices de natalidad junto a un aumento de la esperanza de vida, por lo que los costes del sistema de pensiones más generoso de Europa deben reducirse. “Tenemos que actuar ya” dijo Socrates al anunciar la reforma propuesta por el gobierno, "cada día que pasa significa mayores costes en el futuro".

Los tres pilares

Teniendo en cuenta los posibles costes futuros, Polonia llevó a cabo una reforma profunda de su sistema de pensiones en 1999, pasando de un modelo de cuotas a medida a un sistema basado en tres pilares. Bajo el lema “Seguridad a través de la diversidad” el nuevo sistema se basa en un plan de pensiones gestionado por el gobierno, un plan de pensiones privado obligatorio y un plan de pensiones privado de carácter voluntario con beneficios fiscales. El segundo pilar, el plan de pensiones privado, se caracteriza por dar gran relevancia a la responsabilidad individual a la hora de hacer provisiones para el futuro.

Si bien la reforma tuvo buena acogida por prevenir una crisis en el sistema polaco a la vez supuso un freno a los preparativos del país para llegar a ser Estado miembro de la UE ya que el alto coste de transición al nuevo sistema alteró las obligaciones presupuestarias establecidas como criterio obligatorio para la ascensión.

Algunos analistas han destacado positivamente la individualización del sistema de pensiones polaco viéndolo como el “innegable éxito” del mismo, señalando que el mismo "crea una relación directa y lógica entre contribuciones y beneficios. El Centro Internacional para la Reforma de las Pensiones dice que "dicho sistema es probablemente el mejor que políticamente se podía conseguir en ese momento."

El barco inestable

Está por ver si la canciller alemana, Ángela Merkel, y su gran coalición, podrán reformar el bloqueado sistema de pensiones alemán. En 2004 se ampliaron las reformas iniciadas en 2001 con el cambio a un sistema de tres pilares similar al de Polonia y la introducción de un Riester Rente (contribuciones privadas a un plan de pensiones subvencionado por el Estado). Los dos componentes de esta segunda reforma reducen las provisiones garantizando la sostenibilidad del sistema por un lado y abordando el tema de las imposiciones sobre las pensiones por otro.

La inestabilidad del sistema de pensiones alemán se debe a una multitud de factores, incluidos el alto desempleo, el cambio demográfico, el bajo crecimiento económico, el coste de la reunificación y el reto de ampliar el sistema de pensiones de Alemania Occidental a los ciudadanos de la Alemania del Este. El hecho de que el sistema de pensiones alemán es un sistema generoso no hace sino dificultar la solución a estos problemas.

Lo mismo que en Portugal, “las pensiones son un concepto de gran contenido ideológico”, sobre todo si tenemos en cuenta el sistema político alemán basado en el consenso, el gran número de actores implicados en la reforma y el deseo del país de mantener altos niveles de calidad de vida para las personas mayores.

Saqueo a la hucha

Las consideraciones de índole social añaden a este tema otro elemento de complejidad que probablemente sea el que más crispa el diálogo sobre las pensiones. “A pesar de su aparente igualitarismo, el actual sistema de pensiones europeo es vergonzosamente injusto para decenas de millones de europeos. La mayoría de los jóvenes se enfrentan a la expectativa de tener que pagar cada vez más para mantener a los jubilados actuales sabiendo que para cuando ellos se jubilen recibirán cada vez menos prestaciones", critica José Piñera, economista especializado en libre mercado y reforma de los sistemas de pensiones a nivel mundial.

Cuestiones de solidaridad intergeneracional penden sobre el tema, sin que los jóvenes europeos se estén dando cuenta de su destino futuro, pues las huchas del mañana están siendo saqueadas para hacer frente a la crisis de hoy.

Copyright: Annisa Thompson (Portugal), Gary Cattell (Polonia) y pixelquelle.de. (Alemania).

Translated from The pensions time bomb