Las patatas fritas ‘Schranke’: kétchup y mayonesa con historia
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Puri LucenaCon el proyecto Ruhr.2010, toda Europa va a descubrir al fin la oferta cultural de esta región alemana. Nos preguntamos qué delicias culinarias esconde este lugar, capital europea de la cultura en 2010
¿Las patatas fritas como embajadoras culinarias del proyecto Ruhr.2010? Es más, ¿es un plato típico de la región? Ya es sorprendente la importancia que tienen en los Países Bajos y Bélgica e, incluso, muchos chistes de este último país tienen al rico tubérculo como protagonista. (¿Cómo se consigue meter a diez belgas en un coche? El que sepa la respuesta gana el plato de patatas fritas que se necesitan, precisamente, hacer que diez tíos quieran meterse en el coche). También hay muchas bromas y no pocos prejuicios sobre Ruhr, conocida también con el sobrenombre de RuhrPott (Pott vendría de Pütt, ‘mina’, aunque bien podría ser de melting pot, ‘crisol’, ya que en la zona se concentran ciudadanos de 170 naciones diferentes), pero en general no tienen que ver con las patatas.
Las panza y los pasos a nivel
Las patatas fritas Schranke (que significa ‘barrera’) son una increíble combinación de patatas fritas caseras, mayonesa y kétchup. Las dos salsas, una blanca y otra roja, forman la combinación de colores de las barreras de los pasos a nivel alemanes. Y como antes se transportaban muchas mercancías en la región industrial de Ruhr, había muchas vías de tren y estaciones y, claro, muchas barreras ferroviarias. Para ser sinceros, ésta es, más bien, mi propia versión del origen de las patatas Schranke, digamos que un intento de conciliar esta especialidad culinaria con la historia de Ruhr. Lo que sí es verdad es que el concepto de Patatas fritas barrera viene de RuhrPott y en otros lugares es el termino rojas-blancas el que se ha hecho común.
Hay que reconocer que la combinación patatas-mayonesa-kétchup no parece demasiado espectacular. Pero al final, lo importante no es solo lo que comemos, también cómo y dónde lo hacemos. Es ahí donde el puesto de patatas entra en escena. No es tan fácil encontrar el más adecuado, al menos para los estómagos gourmet que no son de la zona. Se trata de dar con la propia Ruta del Patrimonio Industrial (route der Industriekultur), un concepto que los habitantes de la región de Ruhr utilizan a menudo. Un amigo planteaba así la cosa: “Todo lo que parezca viejo y un poco cómico se puede calificar como arte industrial y, así, pasa a ser algo que mola”.
Cómo encontrar el mejor puesto
Primer paso hacia la experiencia culinaria de las patatas Schranke: no tener miedo. Desde luego, se pueden encontrar en los lugares de comida rápida de la calle principal, acompañadas de ensalada griega y una de esas enormes magdalenas, los muffin, de postre. Pero no nos equivoquemos, esas no son las auténticas. Así que es mejor hacer un pequeño rodeo y aventurarse en las zonas en las que, de primeras, uno no entraría voluntariamente. Bloques de viviendas grises y espacios verdes aislados (aislados, pero, al menos, existen… sí, sí, ¡incluso tenemos agua corriente!), el mismísimo ambiente de un gueto. Es aquí donde la posibilidad de encontrar un buen puesto de patatas es mayor. Porque aquí, lejos de las avenidas principales, la Ruhr sigue siendo la Ruhr y las Schranke son todavía las auténticas. Puedes reconocer un puesto de patatas auténtico porque:
1. No suele ser agradable. ¡Viva el hormigón gris!
2. No tiene más muebles que los estrictamente necesarios. Nada de cómodas sillas rojas, ¿para qué? En su lugar, unas estupendas sillas de plástico de las de jardín, de esas que parecen todas iguales, aunque en realidad ninguna hace juego con la otra. También es normal que no haya ningún lugar para sentarse.
3. Por el nombre del local, tienes la impresión de conocer personalmente al dueño. Por eso nos gusta tanto los letreros como ‘el puesto de Bettina’, ‘el comedor de Kurt’ y otros parecidos.
4. La variedad de la carta es limitada. En el menú, si es que lo hay, solo hay salchichas y, claro, patatas fritas.
Quien ha conseguido encontrar “el” puesto, no se puede equivocar. Bueno, a menos que, en el momento de pedir “una ración de patatas Schranke” el o la propietaria reconozca un dialecto diferente al de Pott. Si es así, es necesario mantener una conversación con Kurt o Bettina sobre la región de origen del hambriento interesado, acompañada, claro, de cumplidos sobre Ruhr y sus ventajas. Pero con un plato de auténticas papas Schranke, de pie y acodado en la barra, todo es soportable. Una receta que es exactamente como los habitantes de Ruhr: sinceros, sencillo y una mezcla de todo.
Ingredientes:
Patatas (cantidad proporcional al hambre y al número de personas), sal, curry (según el gusto), aceite y, claro, kétchup y mayonesa.
Preparación:
1. Precalentar el horno a 180°C.
2. Lavar las patatas, pelarlas y cortarlas, primero en rodajas, luego en palitos.3. En una ensaladera, preparar una vinagreta con el aceite, la sal y el curry. Agregar las patatas y colocar el recipiente en la bandeja del horno.
4. Meter la bandeja en el horno durante unos 50 minutos. Mover las patatas de vez en cuando y añadir más vinagreta si es necesario. Otra posibilidad, tal vez más sencilla si se elaboran en España, es cocinarlas directamente en la freidora o la sartén y olvidarnos del horno.
Servir en una fuente o plato hondo o, si es posible, en un plato auténtico de cartón. Cubrir con abundante kétchup y mayonesa y, para acompañar, una buena cerveza. Y como guarnición, Currywurst (salchicha alemana cocida o asada con curry). O, mejor aún, sigue la guía (ver más arriba) y ponte a la búsqueda del “auténtico” puesto de patatas Schranke.
Fotos: principal ©loloieg/flickr; paso a nivel ©dev null/flickr; puesto de patatas ©Smotret/flickr
Translated from Pommes Schranke: Botschafterin der EU-Kulturhauptstadt 2010