La producción de vino en Georgia, “pasaporte al mundo civilizado”
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Paula Muñoz LópezSi estás barajando la posibilidad de unas vacaciones enológicas, olvídate del sur de Francia y dirígete a la región del Cáucaso. En Georgia, gracias al apoyo del gobierno, el enoturismo está causando furor.
“¡Gaumarjos!” (¡Salud!), nos dice Gia Aliashvili, productora de vino en la región de Kajetia, al este de Georgia. Su bodega y viñedos aparecen en las listas de lugares que tienen que visitar los amantes del vino. Al igual que otros productores del país, en otoño Aliashvili recibe turistas extranjeros en su ‘marani’ o bodega.
No apto para paladares rusos
“El enoturismo no es algo nuevo”, explica Maya Sidamonidze, presidente de la Agencia Nacional de Turismo de Georgia. “Se trata de un negocio muy antiguo que se remonta al 5000 a.C. Mucha gente solía venir a Georgia para catar nuestros vinos y aprender más sobre nuestra cultura vinícola”; y añade: “nuestro país cuenta con más de 400 variedades de uvas y de ellas, solamente 38 se destinan a la elaboración de vino. Cualquiera que conozca Georgia, también sabrá algo de nuestros vinos”. El embajador de Estados Unidos en Georgia, John Bass, comparte la misma opinión. “Georgia es un país pequeño que está situado en una región que posee un gran atractivo. El hecho de que la antigua tradición de la elaboración de vino haya sobrevivido la convierten en un lugar único”.
A pesar de su larga historia, el vino georgiano no siempre lo tuvo fácil. En 2006, Rusia prohibió su importación, embargo que, según admite el experto vinícola Teimutaz Glonti “dificultó el desarrollo de la cultura del vino durante un tiempo”. “En la actualidad, sin embargo, americanos y europeos se interesan por el vino georgiano”. Según estadísticas oficiales de 2010, se exporta una cuarta parte de la producción de vino, lo que representa un volumen de negocios de 28.5 millones de euros (24.5 millones de libras). A pesar de la tentativa de Rusia, el vino de Georgia gana en popularidad frente al de los países vecinos. No solo Ucrania, Kazajistán o Armenia se benefician de estas importaciones sino que también lo hacen otros países más alejados como Alemania o Estados Unidos.
A pesar de su larga historia, el vino georgiano no siempre lo tuvo fácil. En 2006, Rusia prohibió su importación
Las autoridades estatales se están tomando muy en serio el desarrollo de la industria vinícola. El presidente de Georgia, Mikheil Saakashvili, declaraba que “el vino es nuestro pasaporte al mundo civilizado”. Este año, el presupuesto del estado designó alrededor de 500. 000 Iaris (218. 563 euros) a “medidas destinadas a la promoción del vino georgiano”. “Contamos con empresarios privados dedicados a su elaboración pero que necesitan ayudas para hacerse un hueco en el mercado internacional”, explica Teimutaz Glonti. Con este objetivo, el proyecto pretende “enseñar” a los productores nacionales. El propio Ministerio de Turismo georgiano ha organizado un programa de formación especial destinado a aquellas familias que quieran hospedar a especialistas extranjeros en vino y que puedan enseñarles a desarrollar una gestión más eficaz.
Las organizaciones internacionales en colaboración con las empresas de elaboración de vino nacionales, se han involucrado en este “proceso de difusión del vino”. Recientemente, la Iniciativa para la Prosperidad Económica y la Agencia para el Desarrollo Internacional, ambas de Estados Unidos, financiaron la visita a la feria vinícola de Tiflis a un grupo de más de 50 personas formado por historiadores, periodistas, escritores y arqueólogos.
Por Nana Tabatadze y Armine Narinyan . Se trata del cuarto artículo de la serie publicada por los colaboradores de cafebabel.com EuroCaucasus News, este otoño. El proyecto de periodismo, multimedia y Europa para estudiantes de Armenia, Azerbaiyán y Georgia está organizado por Canal France International (CFI). Leer más información en el blog.
Fotos: portada, (cc) Bachi Kajaia; texto, (cc) EuroCaucasus
Translated from Wine production in Georgia: ‘passport to civilised world’