La primavera bosnia estalla debido a la inmensa diferencia entre pobres y ricos
Published on
Translation by:
Elvira Sepúlveda DuránUn hombre hambriento es un hombre furioso. Quien siembra miseria recoge furia. Estas son las palabras grabadas en los muros de la sede de la presidencia de Sarajevo tras las violentas protestas del viernes 7 de febrero, las cuales finalizaron con la quema de los edificios de los gobiernos locales de numerosas ciudades bosnias como Tuzla, Zenica, Sarajevo y Mostar. En esta última, la protesta finalizó con la sede de los partidos políticos étnicos en llamas; llamas provocadas por bosnios y croatas unidos, quienes se manifestaron para acabar con la división étnica, el hambre, el desempleo y las falsas promesas.
De hecho, la mayoría de los protestantes bosnios eran trabajadores y jóvenes desempleados, a quienes algunos medios de comunicación tildaron de ''manifestantes violentos que solo querían destruir los monumentos culturales''. Esta calificación ha sido aprovechada por los políticos como estrategia para volver a separar al país entre aquellos que apoyan la violencia y aquellos que se oponen a ella. Desafortunadamente, lo han conseguido, ya que según refleja la encuesta realizada por Klix.ba, el mayor portal de noticias bosnio, 6.547 personas justifican la violencia que tuvo lugar ese viernes frente a 5.206 personas que no lo hacen. Sin embargo, los medios de comunicación extranjeros, este episodio no se asociado a ''manifestantes violentos'', sino a descontento, desempleo, corrupción y miseria.
Sin embargo, aquellos que destruyeron los monumentos eran jóvenes en paro, trabajadores engañados y gente sin esperanzas, las cuales fueron pisoteadas durante años por la clase política. En palabras de uno de los manifestantes, la situación actual de Bosnia ha sido el resultado de dos décadas en las que las autoridades solo han enseñado a la población a odiar, sobornar, no protestar y destruir. Es más, estas autoridades nunca se han criticado y siempre han culpado a aquellos que supuestamente pertenecen a una nación diferente. De esta forma, la población queda dividida en dos: por una parte, el 50% de los bosnios se encuentran indefensos ante los políticos que los gobiernan y roban; por otra parte, el otro 50% de ellos consiguieron una posición privilegiada valiéndose de medios corruptos, es decir, sin los trámites laborales apropiados ni ofertas pertinentes, sino a través de relaciones familiares u obediencia a partidos políticos, entre muchos otros métodos deshonestos.
Privatizaciones sin castigo
Cuando la sede del Gobierno en Sarajevo estaba ardiendo, una mujer lloraba ante él. Esta mujer tiene 62 años y, a pesar de jubilarse tras 40 años de duro trabajo, todavía tiene que cuidar al hijo de unos amigos ya que su pensión, de solo 160 euros, no es suficiente para cubrir los gastos generales de la casa. Tras finalizar la Guerra Civil Bosnia a finales de 1995, la compañía en la que ella trabajaba, Magros, no sufrió daños y pudo seguir funcionando con cuatro centros comerciales en el centro de la ciudad y muchas otras instalaciones. Desafortunadamente, Magros desapareció a causa de los ''ladrones'' del Gobierno, al igual que otras compañías que eran propiedad del Estado. Así, la privatización se ha llevado a cabo por todo el país y muchos de los empleados han muerto esperando que se hiciera justicia.
Lo más sorprendente es que no se ha demandado ni procesado a los culpables de esas privatizaciones, parece que nadie echa en falta a estas compañías desaparecidas y el Gobierno no ha estado dispuesto a proteger a estos trabajadores en los últimos 17 años. A pesar de las cientos e incluso miles de protestas pacíficas realizadas tras el final de la guerra, ninguna de ellas ha tenido éxito, de ahí las violentas protestas del viernes, una muestra de que la población está cansada de la disfunción del Gobierno. Los que participaron en ellas no tienen nada que perder, nada que les importe, nada que hacer, salvo destruir. Esa mujer de 62 años recordaba la guerra, pero poco después se dio cuenta de que la clase política no es solo la responsable de un pasado trágico, sino también de un catastrófico presente, y de un futuro poco esperanzador.
Sin trabajo y con los padres a los 35 años
Sin embargo, los ''manifestantes violentos'' mencionados no son más que trabajadores engañados y jóvenes de unos 20 ó 30 años que nacieron en la década de los 80 y los 90 y que nunca han tenido un trabajo apropiado, nunca han sentido la responsabilidad del Estado y nunca han tenido unas condiciones de vida normales. Muchos de ellos todavía viven con sus padres y no pueden pensar en tener familia por la falta de recursos y su visión de futuro negativa. Ninguno de ellos lamentó la quema de los edificios ya que eran símbolos del continuo robo que se ha llevado a cabo tras las puertas de las instituciones estatales. Uno de los protestantes afirmó que al principio lamentó que el ayuntamiento se quemará (fue un daño colateral), pero cuando recordó todos los acuerdos fraudulentos que se realizaron en se lugar, dejo de sentirlo. Otro de ellos comentó que, tras volver de las protestas, sólo lamentaba que la sede de los Sindicatos no se hubiera destruido porque este era también un símbolo de corrupción y obediencia política, como demostró la falta de reivindicaciones y de lucha por los derechos de los trabajadores de la Unión de Sindicatos de Bosnia a pesar de que casi la mitad de la población activa del país estaba en paro. Esta inactividad se debe a que los miembros de los sindicatos forman parte de la nómina de los partidos políticos y nunca han tenido una buena razón dejar de rebelarse contra ellos.
La situación es tan pésima que a pesar de haber sobrevivido a una cruenta guerra, los ciudadanos no cuentan con un cuerpo de bomberos apropiado ya que el dinero para financiarlo desapareció. Además, el Gobierno ha reducido el salario de los profesores, las ayudas para los estudiantes y los bomberos, pero por el contario sus salarios siguen siendo los mismos, los cuales son lo más altos de la región, incluso más altos que los de de Croacia y dos veces más que los de Serbia. En nombre de la paz social, las autoridades siguen pidiendo préstamos al Fondo Monetario Internacional, dinero que invierten en sus propios salarios, una locura que solo ocurre en los Balcanes.
Estas protestas han sido un punto de inflexión: a pesar de que no se sabe que deparará el futuro, nada volverá a ser lo mismo. Por su parte, los protestantes no tienen un líder ni objetivos concretos, aunque algunos de los que se han mencionado han sido la reducción en la administración, la anulación de los cantones bosnios, entre otros. El éxito o fracaso de estas peticiones se verá en los próximos meses, pero lo importante es que el pueblo bosnio no sufrirá más por permanecer en silencio. Los Gobiernos de dos cantones bosnios cayeron ese viernes, seguido del Gobierno del cantón de Sarajevo. De hecho, es posible que toda la entidad gubernamental sea la próxima en desaparecer, tras lo cual, los bosnios esperan que se convoquen nuevas elecciones y se intenté resolver los problemas estatales después de las mismas. Hay una infinidad de soluciones para la mejora, una de las cuales puede ser la ''chiprecización'' para así acabar con el hambre de una población que todavía aprecia sus símbolos nacionales en un estado dividido étnicamente.
Translated from Bosnian uprising awakes over the immense difference between rich and poor