La nueva línea editorial de Cafébabel está muy viva
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Pedro Mora MadriñánNuevos temas, nuevos formatos. Cafébabel ha cambiado mucho desde sus inicios, y en este último año y medio ha diseñado una nueva forma de rediseñar sus contenidos. ¿Cómo habrá vivido este proceso la editora inglesa?
La línea editorial de una revista es un ser vivo.
Al igual que una semilla, su estructura inicial está plantada en el suelo. Actúa como el eje central de lo que después se convertirá en una planta. Pero el proceso de florecimiento es algo muy frágil. La semilla no germinará sin una tierra fértil, la temperatura adecuada, suficiente agua y luz.
Probablemente te preguntarás porqué narices estás leyendo sobre semillas y plantas en un artículo sobre la línea editorial de Cafébabel. Te lo explico ahora mismo.
Si una línea editorial es una semilla, entonces la revista en la que se convierte es una planta. Siguiendo esta lógica, pienso en la tierra como un equipo editorial ambicioso. Pienso en la temperatura que mantiene a la planta caliente como los curiosos lectores y lectoras. El agua y la luz son, respectivamente, los motivados periodistas y sus ideas.
Cafébabel ha visto cómo todas sus condiciones –tierra, temperatura, agua y luz–evolucionan drásticamente a lo largo del año pasado. Habiendo experimentado Cafébabel desde el punto de vista de una colaboradora, luego becaria, después asistente de redacción y ahora como editora de la versión en inglesa, es adecuado decir que lo he vivido todo de primera mano. Y ha sido increíble. Igual que esos time-lapses enormes de los documentales de la BBC sobre el Planeta Tierra de la BBC, en los que un pequeño árbol se convierte en un árbol de selva gigantesco en pocos segundos.
Una de las razones principales por las que decidí volver y hacerme cargo de la versión en inglés de Cafébabel fue porque sabía que había en mente grandes planes editoriales. De nuestras últimas discusiones en las reuniones de redacción, cuando todavía era becaria, recuerdo que Matthieu, el editor francés, repetía su teoría: "Necesitamos encontrar ese punto ideal entre artículos cortos y largos; entre temas 'candentes' y otros que convertiremos nosotros en actualidad". Yo todavía era demasiado tímida para decirlo en ese momento, pero estaba completamente de acuerdo con él.
Siempre he creído en el valor del periodismo de largo formato, el slow journalism. Cada semana me moría de ganas de leer los extensos artículos de The Guardian y casi me da un paro cardiaco cuando el Huffington Post publicó el maravillosamente diseñado artículo interactivo sobre los Millennials. Soy una ávida coleccionista de revistas impresas independientes como Delayed Gratification o Intern. Es por eso también por lo que leo libros de autoras como Rebecca Solnit.
Volví en marzo de 2017 y los cambios me producían gran felicidad. Empezamos a reforzar nuestra política de participación, nos despedimos de artículos de política institucional y de opinión, y decidimos no escribir millones de historias sobre las elecciones generales del Reino Unido en 2017. Poco a poco, las hojas secas de la revista que había conocido se fueron cayendo y fueron remplazadas por hojas nuevas. Fue un sano proceso de abscisión.
En mi opinión, Cafébabel está finalmente alcanzando su potencial como la revista digital europea, participativa y de calidad periodística en la que había esperado que se convirtiera. Y todo este crecimiento, este desarrollo, sucedió en el lapso de unos meses. Por eso, incluso si hemos avanzado mucho desde los artículos tipo blog de 2011, no vamos a parar aquí. Recuerda: las líneas editoriales están muy vivas.
Translated from My experience with Cafébabel's arboreal editorial line