Juevos Revueltos
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celia garcía gómezVa un chaval y se inclina suspirando: “Well, have a butcher’s at dem bacons!”. O lo que es lo mismo: “Bueno, ¡un poco de bacon para el carnicero!”. Una chica joven, la dueña de las piernas que han llamado la atención del chaval, se levanta con arrogancia, le mira con desdén y se marcha. En el argot de la zona este de Londres, se sustituye una palabra por otra o por una locución que rime con ella. “Have a look” (echar un vistazo) se convierte en “have a butcher’s hook” (echar el garfio del carnicero), “legs” (piernas) se transforma en “bacon and eggs”, y el chaval sale a por la Britney, de Britney Spears, que rima con “beers” (cerveza).
Ahora bien, esta forma de tergiversar el significado de las palabras no es sólo privilegio de los “cockneys” (los habitantes de la zona este de Londres). En Cataluña, el oyente furtivo quedará sorprendido al escuchar a chicas diciendo “Tinc-pi, ga-pa nes-pe de-pe fer-pe u-pu na-pa bo-po ge-pe ri-pi a-pa”, lo que significa “Tinc ganes de fer una bogeria” o “Me apetece hacer una tontería”. En el idioma Pi, se añaden sílabas con “P” a las palabras para codificarlas. Es como el alfabeto Farfalino italiano, en el que en vez de la P, se usa la F.
Del mismo modo, en Francia, la tradición de invertir las sílabas de las palabras surgió en el siglo XX en las “técí” (cités, o bloques) de los suburbios franceses. Allí el típico cockney diría que “shéfla sur la meuf” (“flasher sur la femme” = flipar con la tía), lo cual es, en cierto modo, más romántico que la broma inglesa del bacon y los huevos.
Translated from Scrambled messages