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Jornadas Cívicas Europeas 2015: conecta, sé crítico, actúa.

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El Foro Cívico Europeo invitó a políticos, ONG y ciudadanos al Consejo de Europa en Estrasburgo por las Jornadas Cívicas Europeas los días 22 y 23 de octubre. Este evento conmemoró 10 años de activismo europeo en las áreas de la democracia, la igualdad y la solidaridad. Además de debates y talleres, el evento de este año coincidió con la ceremonia de premios a la ciudadanía democrática europea.

“Connect. Think Critical. Act for Change.” Esta llamada a la acción se leía en el banner que colgaba sobre el podio y reflejaba exactamente lo que el Foro Cívico Europeo demanda a sus participantes. Este foro es una red paneuropea de asociaciones y ONG cuyo objetivo es reforzar el espacio del ciudadano, estimular la participación ciudadana y construir un diálogo cívico. La intención de este evento es encender la chispa del pensamiento crítico;  anima a los asistentes a formular nuevas preguntas con la finalidad de encontrar nuevas formas de provocar cambios en la lucha por una mayor democracia, igualdad y solidaridad en Europa. 

 

Reinaba un ambiente especial en el momento en el que los participantes entraron en el edificio del Consejo de Europa (CoE), a la apertura del congreso. «Es genial estar aquí. Este es un lugar donde podemos sentirnos como en casa»—dijeron algunos asistentes. Este es el tipo de reacción que Antje Rothemund, del CoE, está encantada de escuchar. El CoE se toma muy en serio su compromiso de establecer sinergias con la sociedad civil, a la que ve como un socio importante.

El objetivo del primer día era discutir si una Europa solidaria es realmente posible. Se hicieron muchas conexiones con temas de actualidad, como la crisis de refugiados. No obstante, la presidenta de la conferencia de las OING del CoE, Anna Rurka, afirmó: «No es una crisis de refugiados, es una crisis para los países europeos que no pueden ayudar y para los países que están en conflicto.» Explicó además, que será crucial ver cómo los ciudadanos muestran solidaridad con los refugiados. Los organizadores invitaron a tres refugiados de Siria e Irak para que sus voces se escucharan; contaron sus experiencias: «Un día te despiertas y han arrancado de tu vida todo lo que es bonito.» Compartieron también sus deseos: «Pedimos a los europeos que devuelvan la esperanza a nuestras vidas. La perdimos hace tantos años.»  

El público escuchó con atención las historias de los refugiados (la emoción se reflejaba visiblemente en muchas de sus caras). Quizás esta era la reacción que se buscaba, quizás el choque con la confrontación a la realidad es lo que se necesita para forzarnos a despertar de la abstracción de los debates teóricos. Daniele Archibugi, uno de los ponentes, argumentó que deberíamos concentrarnos en el conflicto mismo, en la razón por la que estas personas dejaron sus países. Señala que habrían preferido con toda seguridad mantener sus lazos sociales y quedarse en sus países de origen.      

Mediante el transcurso de los debates el ambiente se fue cargando de emoción, pasión y esperanza. « ¡Hay esperanza!»—insistió Marta Meloni, una de las laureadas a la ciudadanía democrática europea, que interrumpió su discurso por un momento y repitió « ¡En serio, hay esperanza!» Aun así, la mayoría de los presentes no precisaba convicción. Meloni predicaba a los convertidos, pero lo importante era el simbolismo: una personalidad europea sobre un escenario que comprendía los temores y las preocupaciones del público.  

La sociedad está fragmentada, aseveraban muchos de los panelistas, pero lo que a menudo no exploran es qué papeles desempeñan esos fragmentos. El panelista Marius Wanders afirmó que carecemos de liderazgo ético. Rurka intervino argumentando: «Estoy de acuerdo en que la sociedad está fragmentada, ¡pero en desacuerdo en que los políticos no tengan ideas!»

El segundo día se centró en soluciones más prácticas así como en posibles herramientas que se podrían en aplicar. La atención se centró en el grupo de debates y en talleres sobre sociedades que apuntan a ser incluidas, colaboradoras, sostenibles, o a estar conectadas. Para Marsida Bandilli, otra de las premiadas, encontrar aquí puntos de confluencia fue lo más fascinante del evento. ¿Estamos siendo críticos si siempre estamos de acuerdo los unos con los otros? Ella añadió: «El seguimiento es necesario, de otra forma no existe una conexión real, sino que sería una “burbuja” y mera charla.»   

«El cambio empieza por los jóvenes», este fue el mantra repetido por muchos de los participantes, aunque Matleena Heikkinen de la Red de Estudiantes Erasmus, fue la única que dudó si su grupo estaba representado en este lugar, al ver el perfil demográfico del evento. No obstante, disfrutó contactando con otras «personas activas» y explicó que «uno no puede cambiar el mundo con un chasquido de dedos. Hay que hacer lo mejor que uno pueda.» Entrar en contacto con otros es imprescindible para esto. La Red de Estudiantes Erasmus, por ejemplo, ofrece apoyo social a los estudiantes durante su estancia en el extranjero mediante trabajos voluntarios a la comunidad en la que se encuentran, como por ejemplo ayudando en un orfanato.

Al término, los vicepresidentes del Foro Cívico Europeo, Jan Robert SuesserRaffaella Bolini Cristian Pirvulescu indicaron que «la cadena democrática está rota» y se preguntaron cómo podría volver a construirse. Y concluyeron: «No tenemos que encontrar la solución, ¡pero debemos hacernos la pregunta!» El evento mostró que conectar con otros, persistir en ser críticos (incluso con uno mismo) y revivir la pasión por la acción son las mejores formas de formular juntos estas preguntas y quizás, al final, encontrar algunas de las respuestas.

Translated from European Civic Days 2015: Connect. Think Critical. Act for Change.