Italia: el estado de la locura
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Alba María Soria CaseroEl estado de la locura no es el que sufren los pacientes, sino la propia Italia. Un documental saca a relucir un mundo oculto y oscuro: aquel en el que miles de pacientes son tratados como presos.
“Creía que los manicomios se habían cerrado”, dice sorprendido Luigi Rigoni al darse cuenta de que está a punto de ser trasladado, con escasas explicaciones, de la cárcel a un Hospital Psiquiátrico Penitenciario. El actor, exinterno, pone voz al documental de Francesco Cordio, "El estado de la locura". La película, tira abajo las puertas de estos hospitales – de los que todavía quedan 6 en Italia y que hospedan más de 1000 personas – para irrumpir en ellos sin previo aviso y filmar imágenes que hablan por sí solas, historias que no necesitan palabras; rostros cansados, silenciosos y elocuentes a la vez. Pero lo que soprende todavía más que las imágenes es el ruido de fondo del documental: los barrotes y los lamentos ininterrumpidos que sirven como banda sonora. La única excepción es el hospital de Castiglione delle Stiviere (Mantua, Lombardía), que solo hospeda a mujeres y que se distingue de los demás por el hecho de ser una estructura puramente sanitaria y que funciona.
La visión de la cruda realidad ortogó al documental, que se proyectó en el Piccolo Apollo de Roma, el Premio Ilaria Alpi 2013 y una mención especial en el BIFest 2013 de Bari.
Todo esto nos recuerda que en Italia la disciplina en temas de medidas de seguridad, entre las cuales entra la recuperación en los hospitales psiquiátricos penitenciarios, se remonta al código penal que se promulgó bajo el régimen fascista y que tales estructuras han quedado totalmente ajenas e impermeabiles a una reformada cultura psiquiátrica. Esta última pretendía la superación de la lógica de los manicomios a través del cierre de los hospitales psquiátricos y la regulación de la sanidad obligatoria. La película muestra el horror del abandono higiénico, sanitario y penitencial de la que debería ser una medida de seguridad alternativa a la detención carcelaria, destinada a sujetos a los que no se puede castigar o imputar, que han cometido un delito y que, como son tachados de peligrosos para la sociedad, necesitan ser internados en lugares dedicados a la cura y la rehabilitación de los mismos. Un pequeño detalle: la duración de estas medidas no está del todo definida y puede prolongarse incluso hasta el momento de la muerte del sujeto. Por este motivo, cada uno de los internos debería someterse a controles sanitarios periódicos y exhaustivos, que den cuenta de los continuos progresos. Es una pena que, como explica el director del documental, a menudo estos controles se reducen a controles esporádicos de 30 minutos al mes entre el psiquiatra de turno y el interno.
La sana europa
Europa ha afrontado de forma diferente el problema de los pacientes psiquiátricos autores de delitos graves: en Inglaterra, por ejemplo, los 3 hospitales en activo están gestionados por el Servicio Sanitario Nacional (y no por el Ministerio de Justicia); construidos recientemente y caracterizados por una elevada dotación de instalaciones y de personal, sobra decir que los psiquiatras que trabajan allí están especializados en psiquiatría forense. Pero sobre todo, la estancia en estos hospitales es de unos 5 años y la revisión periódica de los internos corre a cargo del Mental Health Review Tribunal, una organización formada por adjuntos de la Seguridad Social (lay members), asesores psiquiátricos (medical members) y figuras con experiencia jurídico-forense (legal members).
En el sistema español, sin embargo, no están permitidas las medidas de seguridad provisionales ni tampoco la internación sine die de los sujetos que se entienden como peligrosos para la sociedad: las medidas de seguridad pueden aplicarse solo con la sentencia que define el procedimiento penal y no pueden durar más de lo que duraría la pena impuesta al autor de un delito que sí puediera imputarse.
-Lee aquí el sondeo sobre los manicomios cerrados y abandonados en Italia -
En Italia acaba de terminar El viaje del Caballo Marco por el mundo exterior. El gran caballo azul de cartón piedra, inventado en 1973 en el manicomio de Trieste y símbolo de la libertad conseguida por los internos, ha recorrido 10 regiones italianas parando en los 6 hospitales en activo pidiendo su cierre, deciendo "no" a los mini hospitales psiquiátricos penitenciarios y pidiendo la apertura de Centros de Salud Mental 24h. La campaña ideada por StopOPG, comité del que forman parte decenas de asociaciones italianas, protesta contra el actual sistema represivo y pide el tratamiento terapéutico que necesitan los internos. Además, se discute el cierre definitivo de aquellos que siguen siendo, a todos los efectos, manicomios con el fin de evitar que las nuevas previsiones legislativas resuelvan la cuestión esquivando el verdadero problema, limitándose a cerrar los hospitales psiquiátricos penitenciarios estatales para reabrirlos bajo la forma de hospitales penitenciarios regionales. La que acaba de terminar es la enésima carrera de un caballo azul que, desde hace años, además de estar "en contra", está sobre todo "a favor": a favor de los derechos, el respeto y la dignidad, a favor de la cura y la reinserción social, en el trabajo y la vivienda. De todos, dementes-presos incluidos. Campañas de sensibilización de este tipo han ayudado, pero solo después de la estigmatización por parte del comité para la prevención de la tortura del Consejo Europeo y de sacar a la luz los resultado de la actividad realizada por la comisión parlamentaria del sondeo sobre el SSN (Servicio Sanitario Nacional) –cuyo visible resultado se ha trasformado posteriormente en un documental– Italia, por fin, ha aprobado un decreto ley que anuncia el cierre de los hospitales psiquiátricos penitenciarios para el 1 de abril de 2014.
Translated from Lo Stato della follia