Islas Aland: el Tratado de Lisboa en sus manos
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magalí tablón campos & magdaleLos 26.000 isleños de este archipiélago vecino de Finlandia tienen el poder de moldear el futuro de Europa.
Podría ser un paraíso. Pequeñas olas rompen contra las relucientes quillas de los barcos de vela de sus costas. Al aproximarse el atardecer, los bares de moda se llenan de frescos y jóvenes turistas escandinavos con ganas de brisa marina. Sus risas llenan el espacio. Estamos en el el mar Báltico, al este de Suecia y oeste de Finlandia.
Aland es un diminuto archipiélago en el Golfo de Botnia, un lugar insospechado, una pequeña provincia vecina de Finlandia. Hogar para 26.000 isleños de habla sueca, la isla funciona como una región autónoma, con gobierno propio y desmilitarizada. Ahora bien esta tierra es más que fiesta y navegación. Sus 26.000 isleños tienen el poder de dar forma al futuro de Europa. Y es que en Helsinki, el parlamento nacional se prepara para ratificar el Tratado de Lisboa y los políticos de Aland tienen el control sobre la decisión final. Su estatuto de autonomía les autoriza a vetar cualquier tratado que afecte a sus tierras. Así que bien pueden hacer valer este derecho en el caso del Tratado de LIsboa.
¿Finlandeses, suecos o alandeses?
Esta situación deriva de una historia complicada. En 1921, una decisión tomada por la Sociedad de Naciones ubicó las islas bajo de la soberanía finlandesa tras siglos de control sueco e intermitentes intentos de Rusia por tomar posesión de ellas. Desde entonces, los isleños han vivido en una relativa paz. Los finlandeses les han permitido propagarse por las islas, educar y legislar con una mínima interferencia por parte del Estado de Finlandia.
Aland nunca ha compartido con los habitantes finlandeses el sentimiento pro-europeo, he aquí la cuestión. El referendo que aseguró el acceso de Finlandia en 1995 fue en un principio rechazado por los isleños cuando temas relacionados con las ventas libres de impuestos a bordo de sus barcos fueron cuestionadas. El gobierno finlandés, al final, negoció una cláusula sujeta a opción respecto de las nuevas directivas impositivas de las islas manejadas por la Unión Europea. Después del Sí sueco a entrar en la UE, Aland votó en el mismo sentido el 20 de noviembre de 1994 con una mayoría del 74%.
“No me defino ni como finlandés ni como sueco”, nos dice sonriendo Susanne Eriksson. Esta asistente de dirección del Parlamento de Aland posa a la sombra de la cruz roja escandinava que cubre la bandera azul de Aland. “Yo soy una alandesa.” ¿Se definiría a sí misma como europea? “Nosotros aún no tenemos representación en el parlamento europeo”, admite. “Y esto es un problema para nosotros. Finlandia está representada por dieciséis miembros en Bruselas. Hasta ahora se han negado a darnos algunas de sus bancas. Estamos enojados por eso.”
¡No a la Unión Europea!
Tal es la preocupación, que Aland decidió no ratificar la constitución inicial europea en 2006, un hecho que tuvo poca repercusión en los medios finlandeses y extranjeros. Riitta Myller, una MEP finlandesa del partido socialista europeo, atribuye esto al hecho de que para entonces “era muy bien sabido que la constitución nunca entraría en vigor. Por eso el procedimiento de ratificación en Aland nunca fue un preocupación.”
Ahora los alandeses saben que un voto por el “sí” de su parlamento puede ser logrado si el gobierno finlandés acepta su demanda de representación. Lo que sucede es que el nuevo tratado reduce a trece el número de bancas finlandesas en el Parlamento, lo cual hace a este caso aun más improbable. ¿Cómo podría Finlandia justificar la representación de 26.000 personas a un nivel europeo? En Europa, el porcentaje actual es de un parlamentario por cada 400.000 personas.
“La mayoría de estos problemas podría ser solucionado a nivel nacional si hubiera voluntad por parte del gobierno de Finlandia,” Suzanne Eriksson continúa, revelando el centro del problema. Las relaciones con Finlandia han empeorado por el reciente caso “snus”, donde la comisión europea amenazó con llevar a Finlandia a la corte de justicia europea por la venta ilegal de tabaco a bordo de los transbordadores marítimos de Aland, la cual afronta ahora una multa de un millón de euros y la necesidad de generar nuevas leyes que prohíban la venta de esta sustancia. “Debería haber reglas en el tratado para que las regiones con poderes legislativos tengan la posibilidad de defenderse a sí mismas en la corte de justicia,” prosigue.
Lauri Tierala, Secretaria General del Movimiento Europeo en Finlandia, asegura que “no hay razón para caer en el pánico. Si Aland no ratifica el tratado, los problemas se incrementarían en la implementación del tratado en Finlandia,” dice. “Aland no puede impedirle el avance a Europa”, asegura con aplomo. A pesar de esto, es evidente que en los próximos meses se pondrán a prueba los detalles técnicos y políticos de las relaciones entre Aland, Finlandia y la Unión Europea.
Translated from Åland - å land neither Finnish nor Swedish