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Internet: ¿carretera virtual hacia el éxito de la UE?

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La capacidad de Internet para superar fronteras acaso permita eliminar los problemas de apatía política y de déficit democrático de la UE.

Lo más sorprendente del binomio Internet-política es la gran presencia de ésta en el primero. Podemos encontrar toneladas de páginas virtuales relativas a la vida política con sólo realizar una simple búsqueda terminológica. Es tanto más chocante cuanto que Internet ocupa un escaso espacio en política.

Sin embargo, por todas partes se jalea que Internet es el salvador de la política moderna contra sus enemigos más afamados: la baja participación y la apatía; pocos gobiernos son tan conocedores de esta tendencia como los de la UE.

Se sostiene que un virtual e-gobierno y una e-democracia mejorarán la tasa de participación y le restituirán al pueblo la política. Se trata de una idea que seduce a una generación joven de tecnófilos a quienes los políticos tratarán de captar en el futuro. La Web no sólo es la base de datos más grande de la Tierra, sino que es además, contrariamente a la prensa escrita y la televisión, interactiva, según sus partidarios, entre los cuales se encuentra href=http://www.eubusiness.com/afp/040712092915.ssmhgzpk class="external-link">Erkki Liikanen, exComisario europeo para la cartera de Empresa y Sociedad de la Información, dimitido el 12 de julio.

Estados Unidos: ¿los líderes?

Los Estados Unidos nos llevan un cuerpo de ventaja. Fue por primera vez allí en donde se usó Internet como soporte principal de apoyo a la campaña de un político, el candidato para la investidura demócrata para las Presidenciales, Howard Dean. Crearon en su momento blogs para que el candidato y su público pudieran comunicarse, articulando una oportunidad de diálogo abierto aún no igualado. El poder de Internet para promocionar la política también se desprende del increíble éxito de Meetup.com, un portal de diálogo virtual en el que personas originarias de los cuatro puntos cardinales discuten sobre cualquier tema. Es sintomático que la política resulte el tema de discusión más popular de modo que los usuarios utilizan este espacio para desahogarse, intercambiar informaciones y reunirse.

El doctor James Moore, licenciado por Harvard con una tesis sobre este tema, considera Internet y la e-tecnología como la «segunda superpotencia» por razón de su capacidad de transformación de «discursos» en acciones. Cita por ejemplo el papel desarrollado por los foros de discusión en los Estados Unidos para ayudar a la gente a protestar en masa contra la guerra de Irak permitiendo que su voz se oyera en el mundo.

Como es lógico, no hay motivo para que tal potencial –superado su periodo de pruebas- no atraviese el océano hasta llegar a Europa. Un «Meetup.com» europeo acercaría a la gente la posibilidad –ya no virtual- de participar más activamente en organizaciones de cooperación y desarrollo u organizaciones políticas. Viene a ser un instrumento más para franquear fronteras nacionales –en ocasiones impuestas por los océanos– y unirse. Por ello, esta mágica red representa mejor que ninguna otra cosa el ideal de libre circulación tan apreciado por la UE. Hasta abarata el precio de los vuelos dando acceso a este medio de transporte al «individuo medio», rompiendo precios y ofreciendo a las compañías aéreas un podio permanente sobre el que hacer desfilar sus actividades sin concurrencia competitiva que las supere.

Los superpoderes de los gobiernos

Sucede, no obstante, que el desarrollo continuo de esta tecnología de la información depende en gran medida de los gobiernos. Según un estudio de Naciones Unidas, el «e-gobierno» sigue acantonado en el nivel de la información, incluso en el caso de los más grandes actores de la “e-tecnología”. Se afirma en el estudio que un verdadero «e-gobierno» debe interactuar con la población a través del ciberespacio, otorgando la posibilidad a los individuos de contactar con las autoridades por medio de las páginas de la Web, de dirigir toda clase de petición o ayuda, así como buscar y recibir en poco tiempo información fiable. Un rápido vistazo a las webs oficiales de la UE muestra que la mayor parte son en esencia proveedores de información sobre gobiernos e instituciones.

La existencia de «e-gobiernos», y por ende de «e-democracia», se encuentra ligada de modo significativo al nivel de desarrollo social, económico y político de un país. Los corolarios son a tener en cuenta en una Unión Europea con niveles de desarrollo desiguales, y en la que, incluso a este nivel, los países nunca estarán equilibrados.

Internet y ciudadanía: aún no puestos a punto

Más allá de una ligera noción acerca de los e-forums, los blogs y del acceso a la información, nadie ha explicado con claridad cómo podríamos usar Internet para promover una mejor democracia y una mayor participación. El modo en el que habría que regular la información para garantizar que sea objetiva, fiable y bien presentada sin que su inmenso volumen asfixie al internauta, también queda sin clarificar. Los obstáculos parecen infranqueables para la UE. Lanzar webs completas con informaciones y foros interactivos sobre los 25 países en las principales lenguas de la Unión es del orden de lo imposible.

La realidad es que la tecnología no es lo bastante sofisticada para convertir Internet en el Disneyworld de la política, cualquiera que sea el país o la heterogeneidad y complejidad de la UE. Para ser francos, nosotros, los ciudadanos, tampoco estamos preparados para manejarlo todo. Es probable que Internet no sea el remedio milagroso que nos cure la indolencia política. Insinuar lo contrario sería obviar los motivos por los que el pueblo se siente alienado y sin entusiasmo.

Translated from The Internet: A Virtual Road to EU Success?