“Hay que establecer un principio de ciudadanía”
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Entrevista con el presidente de la Federeación Europea de la Educación y la Cultura popular.
En poco más de veinte años, España ha pasado de ser un país de emigrantes a uno de inmigrantes. Su situación geopolítica de paso tradicional desde el Norte de África y desde Latinoamérica hacia el viejo continente convierte a nuestro país en un lugar clave donde los problemas de la inmigración se sobredimensionan. Precariedad, inmigración ilegal, interculturalidad, delincuencia… son algunos aspectos que han venido relacionándose con el impacto de la inmigración en la España de los últimos años.
Victorino Mayoral es parlamentario socialista en el Congreso de los Diputados y forma parte de la Comisión de Justicia e Interior del Parlamento. Además preside la organización no gubernamental Liga Española de la Educación y la Cultura Popular (ver link), así como su matriz europea, la Federación europea de la Educación y la Cultura, que coordina y desarrolla proyectos de educación y orientación cultural en sectores desfavorecidos, donde los inmigrantes ocupan un lugar indiscutible.
¿Cómo definiría la situación actual de la inmigración en España? ¿En qué punto estamos?
Actualmente estamos recibiendo el impacto más fuerte de la inmigración. Nunca se habían notado tanto estos efectos. Esto es un cambio muy importante para la sociedad española que, bajo mi punto de vista, no ha tomado nota de su significado. Hemos tenido algunas reacciones negativas, de racismo. Por otra parte, en el ámbito político no hay orientación, el gobierno del PP carece de perspectiva unitaria y de instrumentos más allá de una legislación basada en los elementos negativos de la inmigración.
¿Cree fundamental desarrollar completamente una legislación comunitaria en la UE en materia de inmigración o es más partidario de ciertas bases comunes sobre las que los Estado varíen sus leyes en función de sus “particularidades”?
Creo que es fundamental. Somos un mercado único, con moneda única y compartimos valores comunes que nos deben unir. Creo que debería haber una política común. Pero parece difícil, cada Estado va por libre, aunque luego se escuden en la UE para no asumir su ineficacia. En esto, y en echarle la culpa a los demás de su propia ineficacia, este gobierno es experto.
El grueso de la inmigración actual ha estado impulsada por un desarrollismo de corte neoliberal propio de políticas de derechas, sin embargo son los gobiernos de derechas los primeros en endurecer las condiciones legales de los emigrantes, ¿a qué cree que responde esta contradicción?
A una política profundamente inmoral e hipócrita. Todos sabemos que necesitamos a los inmigrantes, que ciertos sectores económicos necesitan de esta mano de obra, que en la mayoría de los casos es precaria y barata. No hay que olvidar que en España, actualmente, hay medio millón de inmigrantes ilegales que son explotados. Al mismo tiempo que se les necesita y explota, se les criminaliza. ¿Por qué ocurre esto? Por la propia composición de la derecha en España. Aquí no existe la ultraderecha, como en otros países de Europa, donde hay pequeños partidos que captan esta tendencia. Por eso el gobierno se dedica a hacer politicas simbólicas que retienen el voto de ultraderecha.
En este sentido ¿cómo pueden contrarrestarse o evitarse estas tendencias xenófobas y el auge de la extrema derecha en Europa?
Está claro que una política tan dura como la que genera el propio desarrollismo y el enfoque neoliberal absolutamente insolidario, de falta de políticas sociales y de integración, origina una mala situación para los propios inmigrantes. Aparecen como ciudadanos de segunda, se les percibe así. Desde ámbitos de la derecha se origina esa sensación de temor… Hay partes de la ciudadanía que los percibe con temor porque desde el gobierno se ha querido dar esa imagen. No se ha sabido diferenciar entre “inmigrante” y “delincuente extranjero”. Mientras esta política de manejo del miedo siga adelante, no va a surgir ningún partido de ultraderecha, porque el PP recoge esto. Si el PP fuese centrista, sí surgirían este tipo de partidos.
¿En qué medida influye la percepción social del inmigrante, esto es, la percepción del ciudadano medio temeroso de su seguridad y de la pérdida de identidad nacional, en el desarrollo de políticas sobre inmigración?
Analizaría dos tipos de percepciones. Primero estaría la percepción del nacionalista típico, y ahí entraría tanto el catalán, el españolista, el vasco… Los que en definitiva están tratando de proteger la ecología sociológica, cultural, racial de su territorio ven con temor la llegada de inmigrantes. Ya ha habido manifestaciones en este sentido, por ejemplo desde Cataluña. Por otra parte, está el ciudadano medio, que ve que su inseguridad ha aumentado en un proceso paralelo a la presencia de inmigrantes, mientras el gobierno relaciona ambos fenómenos. Esto genera un círculo fatal que, en ausencia de políticas sociales de inmigración, hace que estemos en la peor de las situaciones.
¿Cree que la labor de sensibilización e integración del immigrante se trata de una manera marginal, recayendo casi exclusivamente en ONG’s y demás organismos sociales? ¿Qué puede hacer hoy día una ONG en el ámbito de la inmigración?
Las ONGs hacen una labor voluntarista. Efectivamente, existe la sensación de que estos aspectos han sido olvidados y entregados definitivamente al ámbito de la ONG, al voluntariado… No hay que olvidar que una organización de este tipo es un factor de apoyo al inmigrante: el inmigrante se acerca a nosotros y ve a ciudadanos españoles en actitud colaboradora, constructiva, positiva, y percibe otra cosa. Pero esto es muy minoritario. Cualquier futura política en este sentido deberá contar con las ONG’s, que en este ámbito juegan un papel muy importante. Es la sociedad civil de dentro, trabajando con la sociedad civil que viene de fuera.
La nueva ley persigue duramente la emigración ilegal, pero esto afecta también a la persona que está en esta situación, que sufre una carencia de derechos respecto al “emigrante legal” ¿Qué opinión le merece esta distinción tajante entre “legal” e “ilegal”?
La situación del inmigrante ilegal está abandonada…No sé si existe un deliberado interés por parte de sectores económicos en que exista la inmigración ilegal, sin ningún tipo de garantías ni de derechos y por tanto en el nivel máximo de precariedad. Es un fenómeno que ha ido creciendo. Hace dos o tres años había 30 o 50 mil inmigrantes ilegales, y ahora son medio millón. A mí me preocupa ese medio millón de personas. Están en España porque, entre otras cosas, el gobierno, por mucho que diga, ha sido poco eficaz en su control. Se habla mucho del estrecho y de las pateras, pero gran parte de la inmigración ilegal entra en España por el Aeropuerto de Barajas. Es bastante irresponsable tener en un país a tanta gente en esta situación de precariedad tan absoluta. ¿Por qué se ha permitido? Porque, en términos marxistas, constituyen un magnífico “ejército de reserva”, que está ahí, y del que se sirve despiadadamente el sistema. Además, son los mejores candidatos para ser criminalizados. Es un retroceso de derechos que nos coloca en posiciones del siglo XIX.
¿Está de acuerdo con la teoría del “efecto llamada” que ejercería la anterior ley de extranjería, del PSOE, es decir, la estimulación de la inmigración por los beneficios y facilidades jurídicas en este país?
Eso es falso. Cuando se ha producido de verdad la llegada masiva de inmigrantes ilegales ha sido ahora. El PP ha hecho ya tres reformas. En la primera que hicieron nos acusaron a los socialistas de provocar ese “efecto llamada” con la ley anterior, cuando en España había veinte mil inmigrantes. Ahora hay medio millón.
¿Cree que estamos preparados como sociedad para afrontar un futuro multicultural, de integración?
Desde el poder no se está haciendo nada. Todo lo que está ocurriendo es por la ley del libre desarrollo de los procesos sociales. No hay orientación, sólo una reacción represiva y negativa, pero no una visión constructiva. La sociedad española ha siempre sido más generosa y comprensiva que sus propios gobernantes, pero no hay orientación. Aquí lo que nos salva es que todavía el proceso no está tan desarrollado como en otros países. Pienso que el acento hay que ponerlo en la interculturalidad. Una concepción intercultural de la sociedad, configurada como un puzzle de elementos diversos: hay que establecer un principio de ciudadanía, de Estado laico, que todos los que vivan en este territorio, independientemente de donde procedan y de sus particularidades étnicas, religiosas, culturales, se sientan ciudadanos. Este es el modelo de la Ilustración, el de los derechos humanos, universales, y no los de las comunidades, razas o culturas. Eso son fantasías que hacen prisioneras a las personas e impiden su libre desarrollo.