Hablar 32 idiomas, un acto de amor a Europa
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Diana Rodríguez GonzálezIoannis Ikonomou habla 32 idiomas. Nos explica que los beneficios de aprender idiomas son multifacéticos y que hablar otras lenguas transforma tu experiencia de la vida.
El multiculturalismo nos hace más humanos. Más europeos. Cuando nos mostramos receptivos a los estímulos externos de las distintas lenguas y culturas, nosotros mismos nos enriquecemos en todos los aspectos. Esta afirmación tiene un peso considerable, viniendo de alguien que habla 32 idiomas, tanto lenguas activas como “muertas”, que ha estudiado la historia y los orígenes de la mayoría de lenguas y que ha viajado por todo el mundo para hablarlos.
Ioannis Ikonomou es uno de los cientos de traductores que trabajan para la Comisión Europea. Sin embargo, lo que le hace destacar es su sólido conocimiento de docenas de lenguas y el entusiasmo con el que expresa su pasión por el aprendizaje de idiomas.
“No aprendo idiomas para tenerlos en diccionarios acumulando polvo”, explica. Los idiomas se aprenden para vivirlos. Y la mejor parte de aprender un idioma es que enriquece tu vida, te permite viajar a diferentes lugares y comunicarte con los locales en su propia lengua, sumergirte en nuevas culturas, mentalidades y en distintos modos de vida.
El aprendizaje de idiomas debería comenzar a una edad temprana, desde el momento en que la mente puede empezar a absorber nuevas palabras y nuevos mundos y cuando el sonido de diferentes lenguas sirve como estímulo para una vida de trotamundos. Esto es lo que le ha pasado a Ikonomou, quién se sintió inspirado por los sonidos que emitían los turistas extranjeros en Creta, su isla natal. Efectivamente, aprender a comunicarse en el idioma del otro abre más puertas que la lengua común. El difunto Nelson Mandela dijo: “Si hablas con un hombre en un lenguaje que entiende, tus palabras irán a su cabeza. Si le hablas en su propio idioma las palabras irán a su corazón”.
Ikonomou me cuenta cómo su conocimiento de otras lenguas le ha ayudado a leer literatura que nunca habría podido descubrir de no haber sabido el idioma pertinente. Dice que muchos grandes escritores húngaros, turcos, polacos, rumanos, entre otros, no están traducidos al inglés. Cuando inviertes tiempo en aprender un idioma, esperas cosechar los frutos de tu trabajo y, al igual que el dinero engendra envidia, el aprendizaje de idiomas hace crecer en tu interior un ardiente deseo de experiencias vitales, recuerdos y amistades. Esto es lo que realmente significa ser europeo. Romper las barreras del monolingüismo y adentrarse en el reino del “otro”, de eso se trata. Al aprender idiomas, puedes entablar una relación e interactuar con distintas culturas, tradiciones y valores.
Cada idioma es un mundo, un modo de vida distinto, una mentalidad única y, como tal, incluso las palabras más simples (por ejemplo “pan”) tendrán distintas connotaciones en cada lengua. El trabajo de los traductores e intérpretes es difícil. Ikonomou lo sabe bien, pues ha trabajado en ambos puestos. Pero a la vez saborea el reto mental que le ofrece su trabajo, ya que para él, saltar de un idioma a otro es un ejercicio fantástico. Es como estar en equilibrio entre dos mundos.
Ikonomou ha estudiado lingüística, por lo que sabe que estudiar la historia y los orígenes de las lenguas te ayuda a comprender mejor la tuya. Como dijo Johann Wolfgang von Goethe, “quien no conoce las lenguas extranjeras nada sabe de la suya propia”.
El multiculturalismo y el multilingüismo implican apertura. Sugieren que eres capaz de escapar de las fobias de introversión que prevalecen en Europa con el alza de la extrema derecha, y que puedes vivir con los “otros” y aprender de ellos. Ulises se vio enriquecido por las ciudades que se encontró a su paso y las personas que conoció, dice Ikonomou mientras recita un poema de Homero en griego antiguo. Ulises fue mucho más próspero que su hijo Telémaco, quién permaneció toda su vida en Ítaca, por lo que Ikonomou declara: “Quiero ser como Ulises” y vivir en una sociedad abierta. Sueña con una sociedad así, receptiva a los estímulos y las diferentes personas de todo el mundo, porque solo cuando podamos abrazar las culturas y lenguas de los demás seremos realmente capaces de vivir en armonía con los demás.
Ikonomou dic que no quiere pasar la vida atrapado en una rutina diaria. ¿Y qué mejor forma de liberarse de horarios que sumergirse en un mundo, una cultura y una forma de vida diferente? Aprendiendo lo que de verdad significa “unidos en la diversidad” y siendo capaz de comprender mejor las costumbres y la vida de nuestros vecinos europeos.
Translated from i speak 32 languages