Görlitz: el regreso de entre los muertos
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Sara Fuertes LópezDurante las últimas dos décadas, como otras muchas ciudades tras 1989, Görlitz y Zgorzelec han sufrido cambios importantes. Sin embargo, algunas partes de la ciudad alemana de Görlitz están intactas, algo que han sabido aprovechar los jóvenes encontrando nuevas posibilidades para utilizar, de forma creativa, los lugares vacíos.
Zgorzelec es como cualquier otra ciudad polaca: una mezcla de bellos edificios antiguos y feos paneles publicitarios. La calle principal, hasta arriba de tiendecitas de cigarrillos, conduce al puente del Papa Juan Pablo II cruzando el río Neisse. Ya se aprecia esa mezcla típica polaca de lo sagrado y lo profano.
Cuando se cruza el puente –que sólo marca una frontera simbólica– en dirección a Görlitz, se percibe una diferencia. Ésta no se encuentra en el amor de los alemanes por el orden o en las letras góticas de los carteles: en las calles de Görlitz hay casi exclusivamente pensionistas y niños. La calle principal se parece al decorado de una película del lejano Oeste y muchas tiendas, con sus ventanas rotas, dan la impresión de haber sido saqueadas por los vaqueros.
Todo comenzó con la Caída del Muro de Berlín hace 25 años. "Simplemente se nota cuando, de repente, alrededor de 10.000 personas se van", dice Daniel Breutmann, presidente de la asociación goerlitz21. Incluso ya durante la época comunista, muchas personas emigraron hacia el Oeste en busca de una vida mejor. Desde el colapso de la Unión Soviética, el número de emigrantes ha aumentado drásticamente por todas partes y Görlitz no es ninguna excepción. La Alemania del Este perdió casi 2 millones de habitantes, lo que representa el 13% de la población. Cuando la industria y la infraestructura se vinieron abajo, muchas fábricas y edificios de la administración se volvieron inutilizables. "Algunas veces hay gente que entra en los edificios vacíos sólo para robar marcos de puertas antiguas", cuenta Daniel. A la ciudad polaca de Zgorzelec le fue bastante mejor: hoy en día no tiene que luchar contra el éxodo en la misma medida que que lo hace Görlitz.
¿Lugares vacíos como parte del futuro?
Para acabar con el vandalismo, los robos y el derrumbamiento de los edificios, Daniel Breutmann y su asociación trabajan en el proyecto en línea Leerstandsmelder (que avisa de lugares vacíos, literalmente), y que se extiende por toda Alemania. En una plataforma en Internet se pueden tanto registrar lugares vacíos como buscarlos. Goerlitz21 funciona así como una agencia que gestiona los inmuebles. Algunas solicitudes vienen de la cadena de televisión franco-alemana ARTE o también de los estudios de grabación de Babelsberg, que están entre los más antiguos del mundo. También llegan al Leerstandsmelder solicitudes comerciales en busca de tiendas y almacenes. "Junto a grandes superficies vacías en Görlitz, como el pabellón municipal, las instalaciones ferroviarias RAW en Schlauroth o la fábrica de condensación, hay muchos inmuebles de oficinas y de apartamentos que no están siendo utilizados", dice Daniel.
Por ejemplo, la Kühlhaus (casa de refrigeración, literalmente) fue construida en los años 50 y fue renovada cuando cayó el Muro de Berlín.
El monumental edificio, en el que se enfriaban sobre todo alimentos, visiblemente comenzó a derrumbarse. Sin embargo, hace poco ha vuelto de entre los muertos: en 2008, un par de jóvenes buscaban un lugar adecuado en la zona para organizar eventos. Al contrario que en Berlín, Varsovia o Viena, en Görlitz no hay muchos lugares para artistas, hipsters y amantes de las fiestas. La Kühlhaus parece ser el lugar perfecto: situada en las afueras de la ciudad pero bien conectada gracias al transporte público. La superficie es gigante. Hay incluso un jardín que es lo suficientemente grande como para organizar eventos al aire libre. Sin embargo, su interior estaba compleramente devastado: el suelo cubierto por completo de hierba y maleza, el tejado y las ventanas casi completamente destrozadas.
"Utilizamos el pasado para crear algo nuevo", dice Nadine Mietk. "Por ejemplo, ahora mismo estoy reparando y pintando los marcos de las ventanas". Hay alrededor de 16 voluntarios y voluntarias en la Kühlhaus para ayudar en la reconstrucción. Huele a pintura y disolvente. En una pared se encuentra apoyada una estantería escolar, junto a muebles retro y una radio: el sueño de todo coleccionista vintage. Curiosamente, son edificios en ruinas como la Kühlhaus los que están haciendo revivir la ciudad de Görlitz. "Estos edificios vacíos son una maravillosa oportunidad para la rama creativa y para los jóvenes", comenta Juliane Wedlich, una de las organizadoras en la Kühlhaus. "Aquí hay suficientes habitaciones libres y baratas que pueden ser utilizadas para proyectos alternativos en la rama de la cultura y en la de los negocios". En 2012, el equipo de la Kühlhaus organizó el primer MoxxoM-Openair, un festival de música electrónica que se ha ido desarrollando desde entonces hasta llegar a ser un evento de tres días de duración. Este año, los organizadores han recibido incluso financiación de la Fundación Robert-Bosch para un nuevo proyecto.
Jóvenes como urbanistas
Con su iniciativa Jugend.Stadt.Labor Rabryka (jóvenes, ciudad, laboratorio Rabryka), la asociación Second Attempt ha tenido una parecida influencia positiva en la imagen de la ciudad de Görlitz. Second Attempt intenta, a través de talleres de arte y de proyectos, contrarrestar el sentimiento de desamparo que experimentan muchos de los jóvenes del este de Alemania. "Creemos que podemos conducir a los jóvenes hacia una actitud de iniciativa propia", explica Erik Thiel, uno de los voluntarios del proyecto. "Tienen que participar para contribuir a dar forma a su habitación y poder realizar sus sueños en la sociedad, aparte de ser simplemente consumidores". Rabryka fue creado por jóvenes en el Festival Fokus, que reúne regularmente a alemanes y polacos, no sólo de Görlitz y de Zgorzelec sino también de otras partes de ambos países.
Rabryka está situada en una fábrica donde antes se producía levadura de cerveza. Aunque los tanques y las vías nos recuerdan su pasado industrial, los inmensos graffitis de las paredes nos muestran su nuevo uso. En Rabryka se quiere seguir pensando en el desarrollo de la ciudad, en medidas para la renovación, acondicionamiento de los jardines urbanos y proyectos musicales: "Es un laboratorio experimental con el que queremos que esta ciudad vuelva a la vida", dice Erik. Por eso, Rabryka trabaja de forma conjunta con jóvenes, patrocinadores y políticos locales. También colabora con Zgorzelec: "La mayoría de los eventos son en alemán y polaco", dice , miembro de la junta directiva de . "El foco de atención no debería estar en la relación polaco-alemana porque esto tendría que darse ya por hecho en esta zona fronteriza".
Por muy entusiasmados que estén los voluntarios y los jefes de proyectos de goerlitz21, de Kühlhaus y de Rabryka, no es fácil hacer revivir una ciudad entera. Sin embargo, los obstáculos de organización y burocracia, por suerte, no son algo infranqueable. "En los últimos años ha mejorado notablemente la colaboración con la administración local", dice Juliane Wedlich de Kühlhaus. "Está cambiando la forma de pensar aunque a veces tengamos la sensación de que toma demasiado tiempo". Esperamos que también los representantes de la ciudad reconozcan el abanico de posibilidades que ofrecen estos edificios vacíos y lo que, con ello, se los dé una oportunidad a los jóvenes y a la gente creativa".
Erik Thiel está de acuerdo: "El espacio siempre ofrece posibilidades, pero también conlleva problemas como, por ejemplo, en temas como la estructura del edificio, la emisión de ruidos o la normativa contra incendios". Así, Erik, Juliane y los demás dan lo mejor de sí mismos para traer de vuelta del reino de los muertos a la ciudad de Görlitz. Puede que, pronto, la calle principal deje de recordar a una ciudad fantasma del lejano Oeste. Y si se escucha con atención, casi se puede escuchar chirriar las puertas del salón del Oeste de la Kühlhaus.
Este reportaje ha sido publicado originariamente en la revista online Beyond The Curtain. Puedes leer la revista completa aquí.
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Translated from Görlitz, Come From the Dead