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Entrevista cruzada: "La profesión del enseñante no está valorada"

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Sociedad

Transmitir conocimiento y la pasión por la lengua y la literatura... ¡Qué profesión tan bonita! Sin embargo, en las sociedades alemana y francesa, la profesión del enseñante está llena de clichés. Dos profesores de ambos lados del Rin opinan al respecto

Gernot, 32 años, es profesor de francés en un instituto de Göppingen, una pequeña ciudad de la región de Stuttgart, Alemania

Gernot (D.R)En comparación con muchos otros países de Europa, en Alemania los profesores gozan de una estatus bastante elevado. Creo que se debe a una vieja tradición de respeto hacia esta profesión, el saber y la cultura en general, un respeto que al menos existió en un momento dado. Puede que por eso un profesor en Alemanía tenga salario muy por encima de la media europea, aun gozando del estatus de funcionario, lo que además quiere decir que tiene un trabajo asegurado para toda la vida.

No obstante, hace no mucho todavía se tildaba a los profesores de holgazanes con carreras frustradas, personas que no habían conseguido abrirse camino en el seno de la industria o del mercado libre. El propio ex canciller alemán, Gerhard Schröder, tachó a los profesores de zánganos ("faule Säcke"). Sin embargo, durante estos últimos años los medios de comunicación han contado la difícil rutina que se vive en algunos colegios, y han empezado a ver el trabajo de los profesores con ojos más comprensivos. Donde trabajo ahora no tengo para nada la sensación de estar desvalorizado.

"El ex canciller alemán, Gerhard Schröder, tachó a los profesores de zánganos"

Es verdad que todavía se sigue oyendo la típica cantinela de que los profesores estamos siempre de vacaciones. Pero en mi trabajo, los padres de mis alumnos, por ejemplo, me muestran mucho respeto y confianza. A fin de cuentas, eso es lo que cuenta.

Orane, 36 años, profesor de francés... en Francia

Creo que la profesión de enseñante no está valorizada. Desde mi punto de vista, se trata de un problema cultural y de educación. Son los valores que se transmiten a los niños, no solo por parte de sus padres, sino también por sus modelos, francamente dudosos, que difunden los medios de comunicación.

Para muchos jóvenes, el modelo de éxito ya no pasa por el colegio. Los jóvenes no comprenden el interés que tiene la cultura, ya que no ven su utilidad. A esto se le añade el débil poder adquisitivo de los enseñantes. Su profesión está desvalorizada a nivel social, así que resulta imposible representar un modelo de éxito a ojos de sus alumnos. Ya no se les considera figuras de autoridad, por lo que se ha dejado de respetarles.

"Resulta imposible representar un modelo de éxito a ojos de los alumnos"

Más aún, los enseñantes no son bien vistos porque se les mete en el mismo saco de los funcionarios, considerados como privilegiados por aquellos que trabajan en el sector privado. La idea de que el enseñante que trabaja se beneficia de muchas vacaciones, está todavía muy arraigada en la cabeza de muchos. Y ni siquiera la poca remuneración que reciben los enseñantes, que no corresponde en absoluto a su nivel de estudios y que es inferior a la de los trabajadores del sector privado, consigue cambiar sus prejuicios.

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Translated from Interview croisée : « Un métier pas valorisé »