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Elecciones presidenciales en Georgia 2013

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El domingo 27 de octubre de 2013 los ciudadanos georgianos se dirigirán a las urnas para remplazar al presidente Mikheil Saakashvili  y elegir un nuevo Presidente, que no será más que una figura de adorno.

El domingo 27 de octubre de 2013 los ciudadanos georgianos se dirigirán a las urnas para remplazar al presidente Mikheil Saakashvili  (Movimiento Nacional Unido) y elegir un nuevo Presidente, que no será más que una figura de adorno. Tanto la comunidad internacional como la población georgiana parecen decididamente menos emocionados acerca de las elecciones presidenciales del país en comparación con las elecciones al Parlamento del año pasado; comparten la opinión de que el resultado es relativamente trivial. Sin embargo, el hecho de que las elecciones tienen lugar en una atmósfera que los observadores internacionales califican de tranquila y sin problemas representa un miedo en sí misma. Los observadores han apuntado que había muchos menos casos de mal uso de recursos administrativos para propósitos electorales y que el escenario mediático está menos polarizado que en años anteriores. Asimismo, las elecciones marcarán un hito, pues es la primera vez que se remplaza un presidente en Georgia mediante elecciones después de que el anterior haya cumplido dos mandatos en dicho cargo y, por tanto, representa un nivel de normalidad sin precedentes en la hasta ahora errática transición democrática de Georgia.

Nuevas políticas para los que mueven los hilos y para los soñadores

Mientras que el ganador del domingo va a tener poco impacto directo en el futuro político del país, las elecciones van a marcar el comienzo de un nuevo sistema político para Georgia, pues los cambios constitucionales van a transferir la mayoría de los poderes del Presidente a la figura del Primer Ministro y al Parlamento. Tras la investidura del nuevo Presidente, el gobierno actual también tendrá que dejar su puesto. A continuación, el nuevo Primer Ministro seleccionará un nuevo gabinete y se confirmará si más de la mitad de los miembros del parlamento votan a favor. La naturaleza de esta transferencia de poder implica que, independientemente de quién llegue a la Presidencia, el poder permanecerá en manos de los políticos seleccionados por el Primer Ministro, el multimillonario Bidzina Ivanishvili, y por los miembros de su partido,  el Sueño Georgiano. Según se informa, Ivanishvili, que ha notificado que dejará su cargo, anunciará el nombre del nuevo Primer Ministro exactamente una semana después de las elecciones presidenciales. Oficialmente, el nuevo Primer Ministro debe ser elegido por la mayoría parlamentaria del Sueño Georgiano y después formalmente propuesto por el Presidente. Mientras que el Presidente conserva el derecho al veto de la nominación del Parlamento para el Primer Ministro, es improbable que él o ella vayan a ejercerlo, y si el candidato presidencial del Sueño Georgiano gana la presidencia, la posición de poder del partido estará más que consolidada.

Mientras tanto, el nuevo Presidente conservará competencias en muy pocos asuntos, entre los cuales destacan las relaciones internacionales y un importante papel en el caso de una moción de censura. El nuevo jefe de Estado podrá firmar tratados o llevar a cabo negociaciones con gobierno extranjeros solamente con permiso del Gobierno. También necesitará el permiso de este para nombrar o destituir al jefe de las fuerzas armadas y a los embajadores, y tampoco podrá iniciar un proyecto de ley.

A pesar de la falta de influencia del nuevo Presidente, muchas personas parecen estar interesadas en esta posición. Actualmente hay 23 candidatos a la presidencia, el mayor número desde que Georgia celebrase sus primeras elecciones presidenciales en 1991. Sin embargo, solo tres tienen posibilidades de ganar un número significativo de votos. El candidato del Sueño Georgiano, Giorgi Margvelashvili, catedrático de filosofía y Exministro de Educación en buena parte desconocido hasta hace poco, lidera las votaciones. Sus principales rivales son el candidato del Movimiento Nacional Unido, Davit Bakradze, y Nino Burjanadze, antiguo orador en el Parlamento. El primer ministro Ivanishvili y los miembros de su partido tienen tanta confianza en que su candidato obtendrá el 50 % de votos necesario para ganar que han anunciado que Margvelashvili se retirará de la carrera si se estima necesaria una segunda votación en las elecciones. La mayoría de los observadores, sin embargo, dudan de que se vaya a llegar a una segunda votación o a que el candidato del Sueño Georgiano realmente fuera a dejar la presidencia en esas circunstancias.

El pasado y el presente de los partidos políticos

La historia de la política georgiana desde la caída de la Unión Soviética es tumultuosa. La presidencia de Zviad Gamsakhurdia, el primer presidente de Georgia electo democráticamente, se caracterizó por violentos disturbios en Osetia del Sur, un golpe de estado en 1991, una guerra civil en 1993 y, finalmente, la misteriosa muerte del presidente ese mismo año. Después del golpe de 1991, Eduard Shevardnadze, un antiguo ministro soviético de Interior, se convirtió en Presidente de facto sin elecciones formales. Su gobierno fue conocido por la corrupción extendida y el nepotismo. En 2003, un joven Saakashvili lideró las protestas masivas contra el régimen de Shevardnadze tras una elección parlamentaria que, según la opinión popular, estuvo amañada. Tras la Revolución de las Rosas en 2003, el joven líder de la oposición obtuvo una victoria aplastante que le llevó al poder en las elecciones en enero de 2004 con más de un 96 % de los votos.

Sin embargo, Saakashvili no cumplió la totalidad de su primer mandato. Dimitió en noviembre de 2007, catorce meses antes de que terminara su mandato y después fue reelegido para un segundo mandato de cinco años en unas disputadas elecciones tempranas celebradas en enero de 2008. Ahora, casi una década después de su llegada al poder, la reputación de Saakashvili está por los suelos. Incluso después de una guerra desastrosa con Rusia en 2008, la gota que colmó el vaso fue la publicación de unos vídeos gráficos mostrando la tortura y el abuso sexual de los prisioneros en el cada vez más privatizado sistema de prisiones del país. Mientras que en un principio se le veía como un defensor de la democracia que apoyaba el programa del libre mercado y con fuertes lazos con Occidente, su estancia en el poder se ha caracterizado por escándalos de naturaleza desde luego nada democrática. Bajo su liderazgo, el Movimiento Nacional Unido ha realizado un esfuerzo coordinado para controlar los tribunales y las principales cadenas de televisión. También se ha apropiado del terreno de ciudadanos por la fuerza sin ofrecer una compensación económica adecuada, ha incrementado la vigilancia y ha creado un archivo con of cientos de cintas que contenían escenas de la vida privada de personas que no se han destruido hasta el mes pasado.

Desde las elecciones parlamentarias del año pasado, Saakashvili ha seguido siendo presidente y líder del Movimiento Nacional Unido, mientras que Ivanishvili, del Sueño Georgiano, ha controlado el Parlamento. Sin embargo, este reparto de poder ha sido delicado, ya que Ivanishvili y Saakashvili apenas se han visto y Saakashvili ha aprovechado cualquier oportunidad para vetar la legislación propuesta por los miembros del Sueño Georgiano. Con la elección del nuevo Presidente y la dimisión de Ivanishvili como Primer Ministro, las próximas semanas van a ser el preludio de una importante fase de transición en el panorama político de Georgia.  

Translated from Georgia presidential elections 2013