Elecciones: la papeleta africana
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sergio rodríguez sánchezDespués de que los senegaleses fuesen a las urnas en febrero, millones de benineses, mauritanos, nigerianos, malíes y burquineses se pondrán a la cola para elegir a sus gobernantes.
Hasta hace una década, los golpes de Estado dominaban la escena política del África occidental. Senegal es la excepción que confirma la regla; la única nación de la región en la que no ha habido ningún golpe desde que el país obtuvo la independencia de Francia, el 3 de abril de 1960. Es también un modelo democrático ejemplar de gobierno civil poscolonial. Gilles Hervio, director de la delegación de la Comisión Europea para las naciones predominantemente musulmanas, admite estar “impresionado por la movilización masiva de la población y su capacidad de esperar horas bajo el sol para votar”.
Algunos kilómetors al norte, en la vecina República Islámica de Mauritania, un levantamiento militar sin derramamiento de sangre el 3 de agosto de 2005 acabó con 21 años de gobierno autoritario del ex presidente Maaouya Ould Sid'Ahmed Taya. Este vasto país subsahariano acaba de celebrar las primeras elecciones libres 47 años después de proclamar su independencia de Francia.
El saludable viento del pluralismo político también sopla en la explosiva Nigeria. Con una población de 140 millones de personas, este Estado federal muy religioso y étnicamente atomizado experimentará su primer cambio de gobierno de carácter civil. Un estimulante punto de referencia para la ex colonia británica. Josephine Osikena, del Centro Proeuropeo de Política Exterior, un instituto de pensamiento londinense, manifiesta su acuerdo: “Tendrá un gran impacto en las futuras elecciones de toda la región”.
La UE como referencia
Bruselas está muy visible y presente gracias a su compromiso con la democracia en estos eventos, junto a las antiguas grandes potencias coloniales del continente, Francia y Reino Unido. Por ejemplo, la UE desplegó una misión de observación electoral en Mauritania el pasado año. Vandna Kalia, que formaba parte de ésta en la capital del país, Nouakchott, lo describe como “adoptar una organización efectiva y supervisar las elecciones”.
Ahora bien, los intereses europeos en la región no son una simple cuestión de “compromiso con la libertad”. Muchos de los inmigrantes que llegan a Europa son de África occidental. Richard Reeve, un experto sobre la zona del Instituto Real de Asuntos Internacionales (Chatham House), otro instituto de pensamiento británico, considera la inmigración a la UE un “asunto explosivo en este momento, en especial en Senegal, Mali y Mauritania. Los candidatos a sus elecciones no pueden ser vistos cooperando demasiado con Bruselas para impedir la inmigración ilegal”.
Sea cual sea la agenda europea, hay pocas dudas de que Bruselas está comprometida por completo en apoyar elecciones en el oeste africano. “La UE debería patrocinar elecciones legislativas en Guinea y Togo (la ayuda al desarrollo fue congelada en 2002 y 1993 respectivamente por dudas sobre la calidad de sus democracias) para este verano”. Es una “prueba fehaciente de buena voluntad” para que estos países reanuden la transición democrática que falló en los años noventa, apunta Reeve.
Por otra parte, algunos países europeos están promoviendo procesos electorales regionales suaves, sin brusquedades. Al oeste de Nigeria, Benin celebró sus primeras elecciones libres en 1991. Holanda “da soporte financiero al proceso electoral con la esperanza de que, al igual que las anteriores elecciones, sean democráticas”, asegura Kees-Jaap Ouwerkerk, responsable de prensa del Ministerio de Asuntos Exteriores holandés.
No todo es democracia lo que reluce
Reeve cita las ventajas económicas del gobernante como el principal impedimento para la alternancia en la región: “Los partidos en el poder en África tienden a estar pobremente financiados con cargo a los recursos del Estado”. El principal reto de la región es eliminar el legado de anteriores regímenes corruptos. Por ejemplo, el dictador Malí Moussa Traoré robó alrededor de 1.000 millones de euros entre 1968 y 1991. Una cantidad desproporcionada para un país que figura en el puesto 175 sobre un total de 177 en el
class="external-link">índice de desarrollo de la ONU.
Otros obstáculos para unas elecciones “libres y limpias” (según el estandar europeo) son los “serios defectos en el proceso de registro de los votantes y el fenómeno de las urnas de voto rellenadas de antemano”, explica Alex Vines, director del programa para África de Chatham House. Osikena apunta que en muchos casos “no hay ideologías diferenciadas entre los partidos políticos del oeste de África”. La simple promesa de un futuro mejor basta frente a promesas de creación de empleo o lucha contra la corrupción. La fórmua necesita garantías adicionales para materializar la solución a la miseria de millones de personas. Mientras tanto, las elecciones son un excelente comienzo que indica que la democracia comienza a madurar en África Occidental.
Foto Cartel electoral en una casa de Mali: JDR
EL MARATÓN ELECTORAL DE NIGERIA
La Comisión Europea estableció en abril de 2000 los principios de las Misiones de Observación Electoral (MOE); una herramienta de la política exterior de la UE definida como “complemento político al apoyo electoral”. Su objetivo a largo plazo es la promoción de la democracia en el mundo. Los países africanos invitan con frecuencia a los observadores europeos. Más allá del asesoramiento y de los fondos que con ello obtienen, los gobiernos anfitriones muestran, de cara a la comunidad internacional, su aceptación de los Derechos Humanos y de los principios de buen gobierno.
El país más poblado de África y sexto productor mundial de petróleo tiene previsto un maratón electoral a partir de abril. Parlamentarias el 12 de abril, Presidenciales el 14 y el 21 de abril, a gobernadores federales el 19 de abril y a asambleas federales e 3 de mayo.
En unos días, el actual Presidente, Olusegun Obasanjo, en el poder desde 1999, se enfrentará a diversos oponentes. Las elecciones serán supervisadas por una misión de la UE dirigida por el holandés Max van den Berg, europarlamentario y vice-presidente de la Comisión de desarrollo y cooperación, que percibirá 30.500 euros en dos meses y medio.
En el complejo panorama político de este Estado federal, la lucha por el control del gobierno es un objetivo que permite a quien vence controlar la producción de oro negro. Nigeria conoce, gracias al petróleo, un crecimiento económico del 5,6%, pero las dificultades sociales, políticas y económicas a las que se enfrenta están interconectadas y no se deben sólo a causas internas: el aumento de los secuestros a empleados de empresas petrolíferas es utilizado para denunciar la marginación que los grupos políticos menores sufren en la política nacional y el lado oscuro de la industria petrolífera, o bien para captar fondos para financiar una campaña electoral.
Elsa González Aimé
Foto Presidente Obasanjo: Munir/flickr
Translated from Voting fair and free under an African sun