Elecciones europeas 2009: Manifiestamente parisinas y socialistas
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Gumersindo Sanchez Gomez¿Ideología o pragmatismo? ¿Consenso o confrontación? ¿Qué le pedimos a las elecciones europeas de junio? En un París bañado por la lluvia, el programa electoral socialista está encrespando las aguas
París, un día gris a mediados de diciembre. Los peatones corren para buscar abrigo por los bulevares, de las estaciones de metro empañadas de humedad a los adoquines relucientes de las grandes plazas, reacios a dejar el cobijo de sus paraguas para hablar de política. Pero cómodamente instalado en el bullicio y al cálido resguardo de la sede cubierta de carteles de la agrupación parisina del partido socialista (PS-París), Aleksander Glogowski, director de comunicación, se muestra optimista. “¡Es un documento excelente que nos permitirá ganar!”, proclama. El texto en cuestión es el programa electoral para las elecciones europeas del Partido Socialista Europeo (PSE), una declaración de quince páginas que recoge las líneas políticas y la visión de conjunto adoptadas en la reunión de partidos europeos de centro-izquierda mantenida en Madrid el primero de diciembre. Y es un texto con un distintivo sello parisino.
D de documento
De hecho, algo único del PS-París es su comisión Europa, que prefigura tanto la red de militantes en Internet como el proceso de consulta en los que se basa el programa. Nicolas Nordman, el secretario de la comisión, explica con elocuencia cómo este grupo reunió a militantes del PS interesados por Europa con otros miembros de partidos hermanos de la Unión Europea residentes en la ciudad de la luz. Hizo notar la presencia parisina en el congreso del PSE (Partido Socialista Europeo) de 2006 en Oporto, al obtener una copia del texto votado por los líderes del partido -“sin que se le hubiese consultado”– para señalar posibles enmiendas. En palabras de Glogowski, este acto de provocación “puso en duda el precedente de los hechos consumados” y sentó las bases de un proceso de redacción más democrático del programa electoral de 2009.
Y aquí la comisión también se salió del camino marcado con suma pericia. Se llevó a cabo una serie de debates y talleres en la primavera de 2008, en los que los militantes de París sumaron sus esfuerzos para elaborar una aportación detallada al proceso de consulta del programa electoral. Varias de las propuestas parisinas aparecen reflejadas, directa o indirectamente, en el documento final. Glogowski pone como ejemplo el compromiso obtenido por un marco europeo de servicios públicos. Sobre todo, tanto él como Nordman señalan la importancia de ofrecer una posición clara entre la derecha y la izquierda. Uno se pregunta: ¿Es ésta una necesidad que afecta a toda Europa, o es una necesidad específica de la izquierda francesa? Después del todo, en el PS todavía se siente la resaca del revuelo creado por la victoria de Martine Aubry al frente del partido, merecedora del apelativo de ‘poste’, sobre la antigua candidata a la presidencia Ségolène Royal, merecedora del apelativo de ‘veleta’.
La hora de la política
Pero quizás esto vaya más allá de la política partidista. Mientras la lluvia salpica las losas del centro de París y se levanta un viento frío cortante, no tarda en confirmarse que un interés generalizado en la política de Bruselas sigue siendo un objetivo inconstante. La mención de las elecciones europeas genera poca hostilidad entre los miembros del público, pero tampoco llega a suscitar un gran entusiasmo. En un país con un impresionante 84% de participación en las elecciones nacionales, parece que la política supranacional no suscita nada parecido a la pasión desatada por la batalla por el Elíseo. El consenso, compartido por los bien informados, los desinformados y los manifiestamente indiferentes, es que el empuje para una mayor implicación ha de venir de arriba.
"Los votantes no están rechazando a Europa, sino que responden a la vaguedad de lo que está en juego"
Lo que salta a la vista en París es que los votantes no están rechazando a Europa, sino más bien están respondiendo a la aparente indefinición de lo que está en juego. Y es así que votaciones clave (las derrotas de los referendos en Francia, Holanda y, hace poco, Irlanda) se ven menoscabadas por temas sin relación que llenan el vacío dejado atrás por la ausencia de un debate pertinente, animado y repleto de personalidades. A este respecto, ¿Qué sería más beneficioso que hacer que las elecciones sean más políticas? Un debate real entre los distintos partidos europeos podría, como afirma el presidente del PSE, Poul Nyrup Rasmussen, proporcionar a los militantes el "sentir como algo suyo" el programa del partido, permitiéndoles presentarlo a los votantes como reflejo real de las preocupaciones de las bases.
La UMP y la manía de "ponerlo todo por escrito" del PS
En el distrito 17, a un tiro de piedra del arco del triunfo, en la sede local del partido de centroderecha UMP (Unión por un Movimiento Popular) se ven las cosas de un modo distinto. Aquí, Jean-Didier Berthault, concejal gaullista del ayuntamiento, se muestra escéptico sobre el programa electoral. Sostiene que "tenemos que construir Europa sobre realidades y dejarnos de tanto conceptualizar" y atribuye el proyecto del programa electoral al deseo de los socialistas de "ponerlo todo por escrito". Esto algo tiene de fundamento: si Europa tiene una bandera, un himno, y (casi) un tratado constitucional, puede que "pragmatismo" sea ahora la palabra del momento.
Pero el clima político tempestuoso de hoy parece recompensar a los osados sobre los cautos. En el Reino Unido el primer ministro Gordon Brown está consiguiendo ventaja en las encuestas sobre los conservadores mientras que su política de no hacer nada, y su reputación de prudencia de la canciller alemana Angela Merkel no parece beneficiarla.
Una prueba decisiva para Europa
El PSE se muestra confiado en que su programa electoral, centro de una campaña que toma la iniciativa para marcar una clara diferencia política, animará al debate presentando a los votantes una narrativa política claramente articulada. Si se le da un liderazgo prominente y convicción ideológica, puede con seguridad hacer que las elecciones europeas sean algo más que una elección entre distintos ‘administradores’. La derecha ha descrito el programa político como un "sueño sin plan", a lo que Glogowski responde que es demasiado tarde para usar este tipo de críticas, los ideales del proyecto son "ya una realidad”.
La derecha considera el programa socialista para las elecciones europeas como un "sueño sin plan"
Una cosa es cierta: para bien o para mal, el PS-París ha actuado de catalizador y vanguardia en el desarrollo de la estrategia del PSE, por lo que bien valdría vigilar la capital francesa según se aproximan las elecciones. ¿Resultará ser el programa electoral un truco publicitario vacío, o la ráfaga de viento que aparte las nubes sombrías de tormenta que penden sobre el firmamento político de Europa? El tiempo lo dirá.
Translated from The European elections in June are socialistly, manifestly Parisian