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El Orgullo de una ciudad: Madrid a través del arcoíris 

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Sociedad

Hasta dos millones de personas celebrarán con orgullo su amor este sábado 1 de junio en Madrid. En los últimos años la capital española se ha convertido en un importante epicentro de los derechos LGTB. Sin embargo, no siempre ha sido así.

World Pride: las personas con una sexualidad más allá del chico-chica se agolpan para pasárselo bien en las calles de una capital de España engalanada con banderas de colorines y semáforos con sendas figuras masculinas o femeninas agarradas de la mano. Resultaría muy simplista solo fijarse en el significado de las siglas LGTB (acrónimo de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales). También lo sería pensar únicamente en la fiesta. Sobre todo, porque no siempre ha sido tan fácil manifestarse como cada uno quiera.

Que los árboles de un impacto económico estimado de trescientos millones de euros, dos millones de turistas y un amplísimo impacto mediático internacional tampoco impidan ver el bosque de una festividad histórica que comenzó en un epicentro asociado a las drogas, prostitución y depresión. El actual barrio madrileño de Chueca poco tiene que ver con el de la década de los setenta.

Madrid disfrutaba de los primeros coletazos de la Democracia después de cuarenta años escondida en el armario de la Dictadura y la ya extensa comunidad homosexual, en muchos casos llegados de rincones más conservadores de España, buscaba dónde instalarse. Los bajos precios de la zona de Justicia, más conocida actualmente como Chueca, animaron a miles de personas con amplitud de sexualidades a resucitar el barrio con comercios, ambiente y aires renovados.

No obstante, no fue la capital el lugar que albergó la primera gran reivindicación de estos colectivos en España. Barcelona, más cerca de Francia y, por tanto, de la amplitud de miras de otros países europeos, fue pionera de una España en plena transformación hacia una Democracia. Unas 4.000 personas se dieron cita el 26 de junio de 1977 para exigir el cese de la discriminación por cuestión de inclinación sexual, pues incluso la homosexualidad seguía siendo delito.

El orgullo contra la ley

La Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social de 1970 maquilló pero no hizo evolucionar a la Ley de Vagos y Maleantes, que impedía la sexualidad libre de la ciudadanía –entre muchas más restricciones-. Fue en 1979, con Adolfo Suárez y Unión de Centro Democrático en el Ejecutivo, cuando se modificó esta normativa al suprimir artículos que penaban los definidos como “actos de homosexualidad”.

Cuatro años después se atendieron las solicitudes de las agrupaciones homosexuales y se eliminó la ley sobre escándalo público. En 1995 se acabó definitivamente con la Ley de Peligrosidad Social y se abrió así una nueva etapa en la visibilidad sexual española. Ese mismo año el Código Penal catalogó como agravante toda aquella agresión motivada por causas de identidad u orientación sexual.

La pionera manifestación de Barcelona se disolvió a la fuerza pero abrió la senda para que en 1978, tras algunos años de manifestaciones de menor asistencia, en Madrid 7.000 personas se reunieran, acompañadas por marchas en Sevilla, Barcelona y Bilbao, para alzar la orgullosa voz de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales. Desde entonces y hasta la actualidad, y solamente interrumpido por la prohibición en 1980, la fiesta del Orgullo LGTB se ha ido expandiendo por la capital y propagándose fuera de las lindes de Chueca.

Explosión y festejo

Una vez que el contexto social y político propició la liberación de este colectivo, se inició una fase en la que se mostró al mundo la ansiada ruptura de Madrid con el yugo de la represión. La calle Pelayo (importante epicentro de Chueca) acogió en 1986 un enfoque más festivo que de manifestación, que incluso alcanzó la Gran Vía hasta llegar a la Puerta del Sol (dos de los espacios públicos más simbólicos de la capital madrileña). El auténtico hito de este tono más alegre llegó diez años después gracias a la revista LGTB Shangay, que sacó la primera carroza por este recorrido junto a 3.000 personas, y amplió el impacto del Orgullo madrileño.

El siglo XXI no hizo sino expandir la cultura LGTB por España hasta que en 2005 el Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero legalizó el matrimonio homosexual y generó la explosión del Orgullo Gay. Cientos de miles de personas salieron a las calles para desbordar Chueca e inundar la ciudad del junio más arcoíris de su Historia. El Europride celebrado en 2007 convirtió a Madrid en referencia europea e internacional del orgullo homosexual con la participación de unas cien asociaciones y cuarenta carrozas acompañadas ya de más de un millón de asistentes.

Mientras junio tras junio la ciudad se erige como estandarte de la igualdad LGTB y va camino de rebasar los dos millones de personas celebrando orgullosamente la libertad en las identidades sexuales, Chueca observa cómo la bandera del arcoíris ha colonizado todos los rincones de Madrid tras sus inicios en una zona marginal. Este 2017 se cumplen cuarenta años de aquella manifestación disuelta a la fuerza en Barcelona, cuatro décadas de evolución y revolución en un país que empieza a descubrir el trasfondo de cuatro aparentemente simples letras.

Madrid ya se engalana para acoger a un aluvión de visitantes y su generoso impacto económico y cultural durante una semana de Orgullo incomparable. Que ninguna mirada se quede en los árboles de los semáforos, las calles abarrotadas y banderas multicolores sin apreciar cómo a base de orgullo y de lucha se ha conseguido plantar un bosque que ya nunca nadie, esperemos, podrá talar.

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Este sábado 1 de junio se celebra el World Pride en Madrid.