El ejemplo búlgaro de solidaridad: The Good Postman
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Esther Núñez Sierra«A las personas se las recuerda por su bondad» le dice la madre de Ivan a su hijo. Sin embargo, a las personas buenas no siempre se las recuerda y lo más seguro es que el buen cartero no corra esa suerte. Esto es lo que Cafébabel aprendió en el Festival de Cine de Millenium.
No hay manera de encontrar Great Dervent en Google maps, os lo juro. Este pequeño pueblo búlgaro, de más o menos 40 personas, se encuentra en una colina cerca de la frontera turca. La larga línea de cable alambrado de espino que divide los dos países también separa el centro de esta aldea de su cementerio. Los ancianos son los únicos habitantes ya que, tras la caída del régimen comunista en 1990, los jóvenes aldeanos abandonaron el lugar para residir cerca de los países de Europa Occidental o de ciudades más grandes.
Sin gente. Sin trabajo. Sin futuro. Solo miseria. Esto es lo que nos muestra The Good Postman, una película documental dirigida por Tonislav Hristov. La película se presentó en la Competición internacional con motivo de la 9ª edición del Festival de Cine de Millenium en el Cinéma Aventure el pasado miércoles, y Cafébabel estuvo ahí.
Ahora volvamos a la situación que acabo de describir: cierra los ojos e imagínalo. Algunos podrán sentir ansiedad, angustia. Otros la paz y la calma del campo. Depende de la persona, de la experiencia personal de cada uno. Sin embargo, sea lo que sientas, te das cuenta de que es hora de que algo cambie. Y, finalmente, algo ocurre.
Los aldeanos comienzan a ver gente cruzando sus calles desiertas y maltratadas y sus jardines secos. A veces encuentran hogueras como señal de su paso, señalando que han pasado ahí la noche. Otras veces, los logran ver escondidos entre los árboles. Son al mismo tiempo visibles e invisibles. Y así son no solo para los habitantes de la aldea sino también para las instituciones, gobiernos, organizaciones y medios, depende de la perspectiva que se elija. Estas personas provienen de Siria y huyen de la guerra.
Intentan mantenerse con vida, buscan una manera de sobrevivir. Great Dervent también necesita sobrevivir. Siguiendo esta hipótesis, a Ivan Fransunov, el cartero, se le ocurre una idea: ofrecer refugio a los emigrantes, darles cobijo en las casas abandonadas por las personas que huyeron (¡tal como han hecho ellos!) del pueblo. Los emigrantes, con sus familias, sus habilidades y su educación, impulsan el pueblo y lo devuelven a la vida. Todos se benefician de esta solución en esta historia de miseria, fuga y supervivencia.
Esta propuesta constituye el núcleo de la campaña política de Ivan. Como no, el pequeño pueblo necesita una administración y tres candidatos compiten por la alcaldía: Ivan, Halachev y Vesa. El documental se centra especialmente en las campañas de Ivan y Halachev, y deja de lado la historia de Vesa, una mujer apatica cuyo papel con el tiempo resulta importante para comprender la comunidad de Great Dervent.
Entre los recuerdos del próspero periodo comunista evocados por las reflexiones personales de Halachev e Ivan, la película muestra una perspectiva original sobre la dimensión local de lo que solemos considerar como la crisis de los refugiados en Europa. La empatía de los habitantes se cruza con las imágenes emitidas por la televisión nacional. El miedo que provoca lo extraño pero también la aversión a la manera en que se trata a los emigrantes se difunde por los aldeanos, y revelan cómo estas personas, que parecen tan alejadas de la realidad, son parte de ella probablemente más de lo que la Institución Europea asentada en Bruselas nos quiere hacer creer.
Este poder marginal queda reflejado en el papel de los guardas de la frontera que trabajan para Frontex. Todos parecen esperar alguna novedad que, como ya saben, no les llevará a ningún lado. De la misma manera, crece un sentimiento de compasión por cada uno de ellos: los refugiados, los aldeanos e incluso por los guardas de la frontera. Con su idea, Ivan puede cambiar las cosas. El cartero ofrece a su gente la oportunidad de ejecutar un papel importante en la crisis de los refugiados. Sin embargo, solo la magia de la democracia nos dirá si Ivan puede llevar a cabo su proyecto.
¿Qué es el Festival de Cine Documental Millenium?
Diogène ASBL, una organización sin ánimo de lucro, es la encargada de organizar el Festival de Cine Documental Millenium. El principal propósito de esta es proyectar películas documental que hagan referencia a los Objetivos de Desarrollo del Milenio, conocidos ahora como los Objetivos de Desarrollo Sostenible de 2015.
Las solicitudes procedentes de todo el planeta son las encargadas de escoger las películas. Más de cincuenta son seleccionadas, presentadas y agrupadas en tres categorías de competición internacional («Competición internacional», «Trabajadores del mundo» y «Visión juvenil») y un concurso belga. Además de esto, el festival también acoge actividades, conferencias y cursos.
Translated from The Bulgarian example of solidarity: "The Good Postman"