El Death Metal muy presente en el arte de Kosovo
Published on
Translation by:
Fernando Navarro SordoEl arte visual contemporáneo es sólo la punta del iceberg de un Kosovo cultural con mil facetas, tal y como lo refleja la producción de Artan Balaj, joven artista plástico de 29 años.
Pocos días después de la independencia de Kosovo, el 17 de febrero de 2008, la exposición de arte contemporáneo Excepción de Pristina en Belgrado tuvo que anularse por culpa del ataque de un comando nacionalista serbio contra la galería Kontekst, donde iba a tener lugar. La Academia Sueca de Bellas Artes de Malmoe fue una de las primeras en reaccionar al firmar una petición dirigida a las autoridades de Belgrado.
A raíz de este malogrado estreno, Getty Images, el célebre banco de imágenes, captó unas imágenes de la obra de Artan Balaj, uno de los 11 artistas albanokosovares de la mencionada exposición. Los soportes y los materiales de sus creaciones son tan numerosos como variados. Óleo, acrílico, tintas chinas, pastel, collages, fotografía..., etc.
KKK
El uso de estas tres letras en rojo nos recuerda la infausta organización racista estadounidense, pero en Kosovo es otra cosa: son la manifestación de la crisis que atraviesan los artistas contemporáneos de Kosovo (Krijuestit Kontemporan Te Kosoves). Balaj, dándole la vuelta a este siniestro acrónimo, quiere mostrar que ya va siendo hora de salir del callejón sin salida sectario en el que vive encerrada la creación kosovar.
"Desde hace casi tres décadas, desde los setenta hasta la guerra de Kosovo, la asociación de artistas plásticos de Kossovo constituye un diminuto clan que reune a la elite del arte plástico", explica este artista de cráneo rapado. "La encabezaba Mehmet Belhudi, docente y conferenciante de la Academia de Bellas Artes de Pristina, y que permitió a los estudiantes presentar sus retratos a las exposiciones de la Galería Nacional en 2000. Por entonces, aquello fue un escándalo", recuerda este artista cuyos títulos de creaciones hacían referencia a Pink Floyd, Type O Negative o Aerosmith.
"Durante las dos últimas décadas, comparadas a la literatura, las artes visuales de Kosovo se distinguen por sus tendencias vanguardistas", señala Fahredin Shehu, un autor, poeta y calígrafo de 36 años que reside en Pristina. Balaj, cuyo padre era pintor del Teatro Nacional, empezó a hacerse un nombre cuando en 2005 fue consagrado joven artista de talento en la Bienal de Arte Contemporáneo de Arad, en Rumania.
"Invitó a un crítico de arte local que estimaba que no se puede ser un artista completo antes de alcanzar los 40 o 50 años", comenta en su blog la vídeoartista norteamericana Colette Colpland. Error. "La huella de agresividad que encontramos en sus obras es una metáfora que hace referencia a su dolorosa experiencia en el Kosovo desgarrado por la guerra."
La guerra y Pink Floyd
La asociación entre guerra y música resume las influencias de Balaj. Con quince años tocaba en una banda de Death Metal llamada Demogorgon, que no sólo hablaba del diablo, sino también de política. Llegaron a dar conciertos en una casa privada y en el teatro Dodona. "Eran escasos los lugares en los que podíamos tocar. Era la época en la que los albaneses perdían sus empleos, y sus hijos eran rechazados en los institutos de educación secundaria. Teníamos que hacer seis o siete kilómetros de marcha para poder estudiar. Íbamos a casas clandestinas. Había que evitar que la policía nos soprendiera y nos machacara a golpes."
Balaj cita menudo al artista visual suizo Hans Giger, famoso por su trabajo en Alien, como una de sus influencias mayores (Foto: Nabeelah Shabbir)
Cuando un millón de kosovares huyó del régimen de Milosevic para refugiarse en los campos de Macedonia, Balaj se fue de Croacia para evitar el servicio militar para luchar contra Milosevic y econtró refugio en Polonia, donde su madre ejercía el oficio de traductora para la KFOR.
"Tenía quince años y no quería irme de Kosovo. Tenía un montón de amigos en el mundo del Heavy Metal." Lugo, se fue 18 meses a vivir a Stutgart, una experiencia de integración difícil por ser albanés.
"Aún hoy es complicado vivir en Kosovo", nos decía en noviembre cuando le contactamos en el Traffic Café de Pristina. Por entonces, Kosovo era aún una provincia serbia administrada por la ONU desde que las fuerzas internacionales la ocuparon durante la guerra. "Saber si eres un buen artista o no no tiene importancia. De todas formas, los que quisieran comprar mis obras no pueden."
Paso a paso
Haga clic arriba a la derecha para contemplar obras de Artan Balaj
"Sus temas de inspiración se orientan ahora hacia el simbolismo espiritual de tendencia gótica. Es la expresión de la rebeldía que habita aún en él", precisa Shehu. "Apenas son un puñado, pero estos artistas deben hacer que algo se mueva, sacar al país del letargo de las generaciones pasadas. La nueva época de transición que se abre para Kosovo se parece a las telas de Balaj."
Él vivió la noche histórica del 17 de febrero en la Yllirian room, un bar del centro-ciudad. "Esperábamos al primer ministro, Hashim Thaci, que iba a pronunciar unas palabras que todos esperábamos. Fue como un sueño. Nadie puede describir lo que se sintió en aquel momento. Todo era nuevo. Como New-born, (una escultura de letras de metal de tres metros de altura inaugurada en un centro comercial el día de la independencia) comenta uno de sus amigos, Finsk Ismaijli, director de la agencia de publicidad Ogilvy-Kosovo.
El próximo mes de mayo, Artan Balaj participará en la bienal de Puglia. En la actualidad trabaja sobre un documental que trata de la independencia de Kosovo con el realizador español Diego Hurtado de Mendoza, producido por la compañía italiana Fabrice cinema.
"Cada cosa empieza de cero ahora; hay que ir pasito a pasito", dice quien en cuyos catálogos de exposición afirma la influencia que poseen sobre él los movimientos de subcultura contemporánea: heavy metal, punk, alternativo, trans y hasta neohippies. Con los dedos hundidos en anillos, repasa con febrilidad su pequeño cuaderno de bitácora para leernos una cita de Bill Viola, el pionero norteamericano del vídeoarte. "El arte debe formar parte de la vida cotidiana, le basta con existir."
En colaboración con Vera, Paulina Sypniewska y Flora Loshi
Extracto de "Serbia, te quiero", manifestación delante de la galería Kontekst
Fotos en texto: KKK, de Artan Balaj, iba aser exibido en Belgrado/ obra seleccionada (Artan Balaj); Balaj en el Traffic Cafe de Pristina (Nabeelah Shabbir), la estatua Newborn (Donita Rudi/ Newborn Kosovo/ Flickr)
Translated from The future is death metal-inspired art in Kosovo