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El caso griego: La UE, referéndum y democracia

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Política

El 5 de julio, el pueblo griego responderá a una pregunta aún sin definir en relación con la crisis de la deuda del país y si se deberá acordar una nueva ronda de liquidez. Sin embargo, tras la decisión del Banco Central Europeo (BCE), de limitar sus préstamos de emergencia, vitales para la liquidez de los bancos griegos, ¿es este referéndum una farsa? 

El gobierno de Alexis Tsipras, Syriza, elegido sobre la base de un rechazo a la austeridad, ha jugado con bastante acierto ante una muy pésima situación. Después de que se hiciera evidente que los miembros europeos en favor de la austeridad, como Alemania y Finlandia, no aceptaran el último acuerdo puesto sobre la mesa, Tsipras convocó un referéndum. 

La pregunta que se formulará el próximo 5 de julio, resumida a la perfección por el editor de Economía en el canal británico Channel 4, Paul Mason, es: "¿Acepta el plan económico primitivo propuesto por el FMI y la UE o nos da un mandato democrático para resisitrlo, incluso si nuestros bancos se colapsan?"

(Traducción de la pregunta que se hará en el referéndum)

En cualquier caso y autoinflingido o no, será doloroso para los ciudadanos griegos. Otros no están convencidos del carácter democrático de este voto, en especial cuando la pregunta no está clara.

El periódico económico conservador Naftemporiki, escribe: "El voto sobre un acuerdo que aún no ha concluido y en lo que concierne a decenas de medidas impositivas y otros complicados asuntos, con detalles que desconocemos y que no podemos entender, no puede ser formulado en una pregunta clara. Para dar la posibilidad a los ciudadanos de tomar una decisión, el gobierno -por encima de todo el resto del mundo político- deberá explicar de forma responsable y honesta qué consecuencias tiene decantarse por el 'sí' o por el 'no'". 

Lo más probable es que aunque la pregunta del referéndum está establecida, los ciudadanos griegos se inclinen a votar en contra de las propuestas de los acreedores, incluso si esto puede suponer una eventual salida de la Eurozona. 

Esto supondría un extraordinario giro de los acontecimientos que varios comentaristas ya han evocado haciendo un símil con Sarajevo. En la historia de la Unión Europea, incluso cuando los referéndums nacionales han dado pie a un 'no', el proyecto europeo ha seguido hacia delante. Este podría ser el primer referéndum en ir a contra corriente. 

Y en lo que se refiere a Europa, ¿qué referéndums se han celebrado en lo que concierne al contienente?

En el caso de Polonia se observa que no ha habido ningún referéndum relacionado con la Unión después de que el país se conviertiera en estado miembro en 2004. Nuestra editora de la versión polaca, Katarzyna Piasecka, explica este hecho con la mirada puesta en Varsovia: "Los jóvenes polacos se entusiasman con la idea de un referéndum como una forma democrática de tomar decisiones políticas y sociales. Sin embargo, las generaciones precedentes, acordándose de la era comunista, se mantienen escépticas sobre su credibilidad. En Polonia, los referéndums son bastante comunes y se organizan sobre bases regulares y en ocasiones los demanda la sociedad". 

En cuanto a Alemania, nuestra editora en alemán, Katha Kloss, explica: "Desde la República de Weimar, la Grundgesetz (el equivalente a la constitución), no se permite que se realicen referéndums a nivel nacional, excepto por problemas geográficos tales como la puesta en común de los Estados miembros, juntos o por separado. En lugar de la 'sabiduría de la mayoría' preferimos hablar del llamado Schwarmdemenz (la demencia de la mayoría), un término popular utilizado en la actualidad para hacer referencia a la activa participación en redes sociales. Aún así, las voces en favor de una participación más directa en este ámbito comienzan a hacerse cada vez más fuertes. Esa es la razón de que los alemanes vayan a seguir el referéndum del 5 de julio con miedo y admiración". 

En Francia, el último referéndum se llevó a cabo en 2005 para establecer una nueva constitución para Europa. La pregunta consistió en ratificar un acuerdo para implementar la constitución europea. En total, 15.1449.508 personas o un 54,67% de la población votó en contra. 

Nuestro editor francés, Matthieu Amaré, explica por qué el voto en contra sería en cierto modo inútil; "preguntarle a la gente acerca de un asunto no es un problema. Al contrario, encarna la idea de democracia y me parece bien. Sin embargo, siempre hay un contexto y una forma de plantear la cuestión. Empecemos por el contexto. En 2005, el referéndum permitió a los partidos hacer campaña por el 'sí' o el 'no'. Finalmente, se trata de un asunto político y la gente responde una pregunta no porque le afecte de algún modo sino porque apoyan la opinión de sus candidatos", afirma.

"En segundo lugar, está la pregunta: ¿de verdad alguien la ha leído con cuidado? Es más complicado que el dinero que sobra en una compañía situada en un paraíso fiscal vendiendo plátanos en el Sur de Jersey. 'Ratificación', 'tratado', 'constitución'... demasiadas palabras técnicas para una respuesta en contra del establishment. Sin embargo, al gobierno no le importó. Dos días después de que saliera como resultado el 'no', decidieron no escuchar y poner todas las medidas en un tratado firmado en Lisboa. ¿Nadie oye el tintineo de una campanita?". 

Desde 1936, España ha tenido 6 referéndums nacionales. El último dio como resultado un "sí" en 2005 a la pregunta sobre si el país quería adoptar la Constitución Europea. En cuanto a Grecia, nuestra editora española Ainhoa Muguerza apunta: "Un referéndum es un signo de salud democrática y un ejercicio de libertad de expresión para los ciudadanos. Sin embargo, hay algunos matices, especialmente cuando se trata de una situación económica para la que, desafortunadamente, se necesita tener un conocimeinto técnico específico para hacer una elección u otra".

En lo que respecta al Reino Unido, ha habido referéndums locales, pero sólo dos votaciones han abarcado el país entero. Aunque habrá una votación sobre la permanencia del Reino Unido en la UE en 2017, en general, es en el Parlamento donde se suelen tomar las decisiones, quizás por hacer caso de la visión de la ex Primera Ministra Margaret Thatcher sobre que los referéndums son "un mecanismo de dictadores y demagogos".

Este cinismo sólo podría estar justificado por el ejemplo del referéndum más reciente en Italia (2011), en el que se votaron conjuntamente una gran variedad de asuntos, desde "la energía nuclear a la propiedad pública del agua, y también una ley que legitimaba ciertos retrasos para los políticos que tuvieran que personarse en una audiencia judicial", explica nuestro editor italiano, Lorenzo Bellini. "Desde 1995 se han celebrado varios referéndums, pero no alcanzaron el quórum del 50%".

Para Tsipras y Syriza, un referéndum es la única carta que les queda por jugar - a pesar de la naturaleza técnica del asunto y del inevitable resultado negativo para el pueblo griego, sea cual sea el resultado. El 5 de julio lo veremos.

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Translated from The Greek case: the EU, referenda and democracy