El cambio climático como catalizador oculto de las migraciones
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Michel MiliánEuropa está sufriendo una de las peores crisis de refugiados de la historia reciente. Si bien la mayor parte de la migración se atribuye a los refugiados que intentan escapar de la actual guerra en Siria, es importante analizar también cómo el cambio climático puede agravar este fenómeno.
En los primeros meses del 2015 han llegado a Europa 340.000 inmigrantes. Esta cifra, facilitada por la Agencia Europea de coordinación fronteriza, no incluye a quienes entraron en la UE sin ser descubiertos, ni tampoco a las 2.600 personas que se estima que fallecieron intentando cruzar el Mediterráneo. Los líderes europeos se han esforzado en adoptar una posición común ante la crisis, a la que se han referido como la peor crisis de refugiados europea desde la Segunda Guerra Mundial. Pero la respuesta dada por los diferentes estados miembros ha sido dispar. Mientras Hungría construye barreras en sus fronteras; miles de alemanes dan la bienvenida a los refugiados con los brazos abiertos.
Con la diversidad de reacciones que ha generado esta crisis de refugiados, no cabe esperar un futuro nada halagüeño en caso de que se cumplan las predicciones del profesor Norman Myers que sostienen que, para el año 2050, 200 millones de emigrantes se verán obligados a desplazarse de sus lugares de origen a causa del cambio climático.
De hecho, aunque la relación entre el cambio climático y las migraciones no deja de ser una mera especulación, los cuatro años de sequía que afectaron a Siria, del 2006 al 2010, han sido considerados como "un factor desencadenante de la guerra civil en ese país". En otros lugares, el cambio climático se ha visto vinculado con fenómenos como la Primavera Árabe y el surgimiento del Estado Islámico (EI), lo que ha causado en ambos casos el desplazamiento de miles de personas. Aunque el cambio climático como tal no constituya la causa directa de dichos incidentes, podemos decir que actúa como catalizador y crea un ambiente de inestabilidad que hace que las protestas y otro tipo de crisis políticas se agudicen.
Este tema no aparece normalmente en el orden del día internacional, probablemente porque las migraciones vinculadas al cambio climático suelen ser un fenómeno que afecta al sólo al Sur del globo. No obstante, el incremento de incidentes climatológicos como las sequías, las inundaciones o los aumentos del nivel del mar, pueden multiplicar el número de inmigrantes que buscan refugio en Europa.
Es posible que entre los afectados encontremos grupos de desplazados que perderán sus países de origen definitivamente. Los países pertenecientes al Sur tienen mayor riesgo de sufrir las consecuencias del cambio climático. Específicamente, pequeñas naciones insulares como Tuvalu o Kiribati podrían desaparecer de la faz de la tierra en un período de 30 a 50 años si el calentamiento global continúa aumentando al mismo ritmo en que lo hace actualmente.
El gobierno de Kiribati, un pequeño archipiélago en el sur del Pacífico, ya ha adquirido 2.400 hectáreas de tierra aproximadamente en Fiyi para trasladar a su población en caso de que suceda lo peor. Pero en otras zonas de riesgo aún no se sabe que podría ocurrir. El sudeste asiático, por ejemplo, ha sufrido devastadoras inundaciones durante las últimas décadas y se prevé que Bangladesh pueda sufrir este mismo tipo de desastres. Pero por ahora son pocas las medidas adoptadas para afrontar el posible desplazamiento de estas poblaciones.
A pesar de la creciente situación de emergencia, no se ha creado ninguna agencia internacional específica para tratar este asunto, y los refugiados climáticos no se han incluido aún en las convenciones intervencionistas. Por ejemplo, ACNUR (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados) admite que el cambio climático puede convertirse en el mayor desencadenante de desplazamientos en el futuro, pero los especialistas y legisladores están aún debatiendo si la ley internacional de refugiados debe o no incluir este asunto.
La migración vinculada al cambio climático es un punto que tiene que estar presente en las negociaciones internacionales sobre el clima. Incluyendo la Conferencia de las Partes (la conocida como COP21), que se celebrará en París el próximo mes de diciembre. La premura, cada vez mayor, por llegar a un acuerdo vinculante se une a la necesidad de mitigar la posibilidad de que el calentamiento global provocado por la actividad humana traiga consigo una crisis de refugiados aún mayor en el futuro. Por ese motivo, el presidente de la Comisión Europea Jean-Claude Juncker manifestó en un discurso pronunciado recientemente la necesidad de llegar a un acuerdo climático mucho más ambicioso. Dada la disparidad de reacciones que ha provocado la actual crisis de refugiados, puede que esto sea todo a lo que podemos aspirar.
Translated from Climate change: The hidden catalyst of migration