Edu k ando a las masas
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eduardo s. garcésLa película alemana The Edukators experimenta un gran éxito en las pantallas de nuestro continente.
A medio camino entre la política y los tríos, la industria cinematográfica germana parece pasar tiempos de bonanza.
Siguiendo los pasos del gran éxito internacional que supuso GoodBye Lenin, nos llega The Edukators, otra nostálgica y desenfadada sátira social. Pero las similitudes entre estos títulos no terminan ahí, ya que los actores Daniel Brühl y Burghart Klaußner desempeñan papeles protagonistas en ambas películas.
El austriaco Hans Weingartner, director y co-guionista del largometraje, se ha inspirado en sus propias experiencias como activista político para rodar The Edukators, una película que narra la historia de unos jóvenes, presuntos radicales políticos, que al amparo del espíritu de mayo del 68 luchan para que la sociedad cambie a mejor. Una alocada trama y unos personajes muy convincentes retratan la naturaleza de la rebelión idealista y del inconformismo existente en nuestra sociedad hoy en día.
Porros, pelo largo e idealismo
La película se centra en tres hippies radicales que viven en Berlín -Jan (Brühl), Peter (Stipe Erceg) y Jule (Julia Jentsch)- y asaltan casas burguesas para revolverles los muebles y dejarles mensajes del tipo "Tenéis demasiado dinero" o "Se acabaron los años de vacas gordas" (título bajo el que la película se ha estrenado en Alemania). El propósito de estas protestas no violentas es hacer que los acaudalados reflexionen sobre su propia riqueza y avisarles de que sus "años de bonanza se han terminado". Un día, Jule y Jan son sorprendidos por Hardenberg (Klaußner), el propietario de la casa que están asaltando y se ven forzados a secuestrarlo, y así es como los tres idealistas terminan en los Alpes austriacos con un rehén. En su escondite sienten que la situación empieza a superarles y las dificultades comienzan a surgir en parte debido a los sentimientos de Jule tanto por Peter como por Jan, generando así un triangulo amoroso con reminiscencias del que creara François Truffaut en su obra maestra Jules y Jim.
El verdadero quid de la película llega cuando los jóvenes radicales tienen que verse cara a cara con los valores de la generación que ahora está en el poder -interesante cariz que la película adopta cuando Hardenberg les cuenta que formó parte de los movimientos estudiantiles en los años 60 para luego añadir que simpatiza con su causa-.
Las discusiones políticas están estereotipadas y los diálogos se ciñen a las típicas criticas al socialismo o al conservadurismo, pero cualquiera que vea esto como un defecto fatal de la película es que se está perdiendo el meollo de la misma. El filme no pretende ser un manifiesto político de peso, pero sí hace una aproximación inteligente a la moral, la confianza y la amistad. Los tres protagonistas son ingenuos, y en ocasiones sus caprichos individualistas pueden colisionar con sus actitudes idealistas, pero tanto ellos como Hardenberg, el ejecutivo, son personajes que se dejan querer.
Weingartner nos contrapone el entusiasmo y la convicción de los jóvenes radicales a la tranquila resignación de Hardenberg, que aún recuerda el tiempo en el que él también se dedicaba a intentar mejorar la sociedad. La diferencia entre los 60 y la actualidad también queda patente, siendo ejemplo de ello este comentario de Jan a Jule: "La rebelión ahora es algo complicado, antes todo lo que se necesitaba eran porros y el pelo largo, automáticamente el sistema se posicionaba en tu contra".
Todos los intérpretes de la película aciertan con su papel; Brühl, Erceg y Jentsch retratan a la juventud rebelde a la perfección, a la par que le imprimen a cada personaje su propia y sutil personalidad. Klaußner también interpreta su papel con mucho acierto, volviéndose más convincente a medida que se desarrolla la historia. Bastantes planos han sido rodados cámara en mano, lo que otorga a la película un cierto poder de sensibilización, incluso de desesperación, que permite que el público se identifique fácilmente con los personajes.
¿Éxito Internacional?
Desde que el pasado mes de noviembre se estrenase en Alemania y en Suiza, The Edukators ha sido bien acogida tanto por el público como por la crítica de toda Europa, y ha pasado por los festivales de cine de Karlovy, Essonne, Varsovia, Londres, Hamburgo o Gotemburgo, sin mencionar que también fue nominada para la prestigiosa Palma de Oro de Cannes en 2004. Sin embargo, es improbable que este filme coseche un éxito parecido al de Goodbye Lenin (estrenada en 2003) al llevarse un César de la Academia francesa, así como los de las academias bávara, alemana y europea además de haber sido lanzada en más de 30 países en todo el planeta. Para los que aún no hayan disfrutado de esta brillante pieza cinematográfica, Goodbye Lenin es una conmovedora sátira localizada en el Berlín de 1990, con un joven (Brühl) que intenta hacer creer a su madre (convaleciente en la cama) que el Muro de Berlín sigue en pie y que ellos siguen viviendo en la RDA (el padre, interpretado por Klaußner, ya se había escapado al Oeste). Esta película, junto con The Edukators, constituye una obra original e inteligente centrada en las relaciones humanas desarrolladas bajo un trasfondo político determinado. Puede que GoodBye Lenin sea una película más accesible; además, el hecho de que apele a la Ostalgia (nostalgia de la antigua Alemania del Este) la convirtió en un largometraje particularmente popular. Aún así, The Edukators va haciéndose hueco fácilmente entre otros éxitos alemanes de taquilla como El Hundimiento (Der Untergang) y Corre Lola Corre (Run Lola Run) como ejemplo de la innovadora y popular contribución alemana al cine europeo contemporaneo.
The Edukators se estrenará en la mayoría de países europeos a lo largo de febrero y marzo, y realmente merece seguir disfrutando las mieles del éxito.
Translated from Edukating the masses