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Crítica: Amy Winehouse en Belgrado contra Die Antwoord en A Coruña

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Cultura

Llevamos una temporada asistiendo a conciertos que dejan tras de sí un sinfín de anécdotas curiosas. Entre la vuelta a los escenarios de la ganadora de un Grammy adicta a las drogas  y los escandalosos sonidos que invaden España, ¿hay que irse del continente europeo para escuchar la mejor música en directo?

Los podólogos y zapateros de Barcelona y A Coruña están haciendo el agosto. El grupo australiano Cut Copy ofreció un recital de baile fresco y esponjoso, reventando los pies a todos los asistentes del festival Sonar 2011. Himno tras himno, los de Melbourne han crecido como grupo con este último disco Zonoscope. En él han acentuado su estilo ochentero postpunk y han revisado sus creaciones musicales anteriores, que en directo salen mucho más redondas que hace tres años, y terminan todas en catarsis colectiva. Es una renovación de la música de baile que ya estaba cansada de tanto techno y tanto minimal para mentes borreguiles poco pensantes, que incita al buenrollismo sin rozar la cursilería, y que teje en tu cabeza melodías como telas de araña que se te pegan en el pensamiento mientras tus piernas te hacen bailar como un canguro y tu corazón bombea sin parar.

Además, el Sonar tiene una cosa que lo diferencia de los demás festivales de Europa: te permite viajar al futuro. Die Antwoord ofreció sendos espectáculos sonoros sin parangón hasta el momento. Su música parece fabricada en el Siglo XXII: Tres degenerados que proceden de los suburbios de Ciudad del Cabo son capaces de mezclar la voz de un ángel y la de un demonio (Yo-Landi Vi$$er y Ninja), el flow más sucio con el baile más desgarrado, Enya y la pornografía menos delicada, rap de bases breaks contundentes (DJ Hi-Tek), y sustentar todo eso de manera natural en la estética Zef más poligonera y a la vez estilosa del panorama musical.

Micrófono con forma de pene de plástico gigante, magreo en público… Die Antwoord son la malaeducación convertida en cultura. Son la agresividad canalizada en sentimientos positivos, lo enfermizo hecho éxtasis. Es difícil encontrar palabras para su música porque todavía no están inventadas. Tampoco existen etiquetas. Son, simplemente, el grupo que ha hecho una música más diferente desde que empezó el siglo. La Respuesta (traducción del nombre del grupo) son precisamente eso a la música del futuro. Sudáfrica y Australia. Pingüinos, playas, corales y, ahora, el epicentro de la música. Quién se lo iba a decir a todos los modernos de Hamburgo, Brooklyn o Edimburgo.

Amy Winehouse en Europa del Este: el no-concierto

Los fans de Polonia, Turquía, Grecia, España,Suiza, Italia, Austria, Hungría y Rumanía no verán a esta chica sobre los escenarios en 2011 después de tres años de ausencia. Fue muy doloroso ver cómo Amy Winehouse salió en Kalemegdan Park, donde se humilló a si misma. No me arrepiento de haberme gastado el dinero que pagué porque de no haberlo visto con mis propios ojos, jamás hubiera creído lo desgastada que estaba. Creo que fue todo una actuación en la que se nos hizo esperar para al final oir cómo agarraba el micro para decir Gotcha.

Para dos canciones de las que se sabía la letra (Back to Black, You Know I'm No Good), casi las arruinó cantándolas completamente fuera de ritmo. La mitad del tiempo que estuvo detrás del micrófono se dedicó a cubrir su cara con una de sus manos, como si se sintiera avergonzada. En algunos momentos parecía que iba a romper a llorar y se tocaba la barriga como si le doliera.

Winehouse se fue del escenario en un par de ocasiones durante varios minutos. La primera vez que lo hizo, la gente le apludió a su vuelta porque parecía que estaba en condiciones de cantar a pesar de todo. Sin embargo, comenzó de nuevo a cantar entre dientes, así que la gente empezó a llamar a gritos a Moby (que actuaba justo después de ella). Algunos le tiraron cosas, como papeles o vasos de plástico. Hubo quien incluso le tiró su sombrero de cowboy (que se vendía fuera del recinto), lo que provocó una llamada de atención por parte de la seguridad. Ella no parecía ser consciente de todo lo que pasaba. Parecía que los mayores abucheos venían de la parte trasera del público, de los que habían pagado unas entradas más baratas, mientras que los de la parte delante simplemente estaban en shock. La banda actuó de una manera profesional, sobre todo los del coro, Zalon Thompson y Ade Omotayo. Días más tarde aún se sigue hablando de esta actuación. Algunos lo calificaron como el peor concierto en la historia de Belgrado, reclamando la devolución de sus 35 libras o 40 euros. Compadezcámonos de ella mientras los que no fueron al concierto se relamen diciendo “¿de verdad no lo veíais venir”?

Viendo las condiciones en las que se encuentra Winehouse, su manager debe cargar con la culpa. Su equipo hizo un buen trabajo antes del concierto, lanzando historias sobre la prohibición de consumir alcohol en los hoteles en los que Amy se aloja y sorprendiendo con conciertos en el Club 100 de Londres el 12 de junio (¿cómo puede no haber vídeos de eso?). Mi suposición es que Ray Cosbert y compañía no la están vigilando bien (o a lo mejor es que ella no les deja que lo hagan), pero la piensan explotar mientras ella sea capaz de caminar por si misma. Su contrato establecía que tenía que llegar a Belgrado a tiempo y estar en el escenario unos 70 minutos. Aunque abandonó la escena en un par de ocasiones durante el espectáculo, le hicieron volver, a pesar de las condiciones en las que estaba, para que pudiera cumplir lo estipulado. Por supuesto, las ganancias del concierto son para ella, pero ellos también se llevan su parte del trato.

Así pasó la mitad del concierto

Fotos: Die Antwoord y Cut Copy: páginas oficiales de Facebook; Amy Winehouse en Belgrade © Senka Korac

Translated from Concert hype review: Amy Winehouse in Belgrade vs Die Antwoord in La Coruna