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Corrupción descarada en Portugal

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Celia García

La política portuguesa ha estado al rojo vivo durante las últimas semanas, para el deleite de los medios de comunicación. Con varios altos cargos del Estado perseguidos por la justicia, la corrupción es la más alta prioridad del orden del día.

En primer lugar, tras la puesta en marcha del programa Golden Visa, que permite conseguir un permiso de residencia en Portugal a ciudadanos de fuera de la zona Schenguen a cambio de una inversión en el país de al menos quinientos mil euros, se ha descubierto una red fraudulenta que se ha hecho pública con la detención de altos cargos de la escena política portuguesa.

La llamada “Operación Laberinto” debe su nombre al entresijo de relaciones dentro del gobierno, que daba paso a sobornos para proporcionar las llamadas visas “gold”. Entre los principales detenidos se encuentran el presidente del Instituto de Registro y Notariado (INR), António Figueiredo y la secretaria general del Ministerio de Justicia, Maria Antonia Anés. Se les acusa de negociar e inflar los precios de la vivienda a cambio de este tipo de visas, expedidas de manera sospechosa a través de agencias inmobiliarias.

Según la policía judicial, existen pruebas de sobornos y transacciones financieras ilegales a través de este servicio ilícito. Otro de los altos cargos detenidos en la operación es el presidente del Servicio de Extranjería y Fronteras (SEF), Manuel Jarmela Paulos, que ocupaba dicho puesto desde 2005, acusado de cerrar los ojos ante la red de corrupción. De hecho, a Manuel Paulos se le acusa de dos delitos de corrupción, de hacer la vista gorda ante el fraude y de cobrar el 10% de las comisiones por acelerar la atribución de las visas “gold”. Entre los once detenidos uno de ellos, Jaime Couto Alves, lidera la compañía “Projects & Business”, sospechosa de buscar posibles clientes. A través de esta entidad se vincula también al ex ministro del Interior, que dimitió al hacerse público el escándalo. Macedo era socio de “Projects & Business”, pero se sospecha que vendió sus acciones en 2011. El ex ministro fue descubierto a través de escuchas telefónicas que llevaron a la policía judicial a investigar su oficina. La ley de las visas “gold” la introdujo Paulo Portas, ministro de Asuntos Exteriores, en 2012.

La gota que colmó el vaso

La semana pasada, la bomba mediática explotó con la detención del ex Primer Ministro y ex dirigente del Partido Socialista, José Sócrates. A pesar de que un gran porcentaje de la población portuguesa tiene bastante que reprocharle a Sócrates, su detención ha suscitado una gran crítica a los medios. El ex Primer Ministro llegaba desde París al aeropuerto de Lisboa, donde tuvo una escandalosa bienvenida ya que no solo le esperaba la policía, sino también los periodistas sedientos de exclusivas. A José Sócrates se le acusa de fraude, corrupción y blanqueo de capitales. Tras un exhaustivo interrogatorio, ayer se conocieron las medidas ejecutorias y el ex primer ministro se encuentra bajo custodia en Évora, bajo su propia petición de alejarse de Lisboa. La opinión pública está dividida respecto a este caso entre aquellos que apoyan fervientemente la forma de actuar de la justicia y aquellos que condenan su conducta invasiva.

Es la primera vez en la historia de la democracia portuguesa que un ex primer ministro se enfrenta a la justicia, a pesar de que los casos de corrupción en Portugal son, desgraciadamente, bastante comunes. Apito Dourado, Freeport, Submarinos, Taguspark y Face Oculta son algunos ejemplos de lo que ha ido pudriendo la democracia portuguesa. No olvidemos las palabras de la ministra de Justicia, Paula Teixeira da Cruz: “la era de la impunidad se ha acabado”.

Translated from Shameless corruption in Portugal