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Cómo ser un buen alemán: guía práctica para extranjeros

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En cafébabel nos encanta intercambiar culturas, pero sabemos que asimilarlas puede, a menudo, ser bastante difícil. Por suerte, el escritor británico afincado en Berlín, Adam Fletcher, ha escrito "Cómo ser alemán", una guía para cualquiera que quiera adoptar el estilo de vida germánico. Nuestro editor inglés y nuestra editora alemana eligen algunos de sus pasajes favoritos.

1. Existe más de una forma de pelar una patata

Se suele decir que los esquimales tienen centenares de palabras para referirse a la nieve, y de la misma forma, los alemanes tienen una docena de maneras diferentes de cocinar una simple patata. Van de la Salzkartoffeln (patatas hervidas con un poco de sal), a las Rösti (buñuelos de patata), pasando por las Rosmarinkartoffeln (asadas y cubiertas con romero). Vale, puede que no sean variaciones particularmente emocionantes del tema, pero es vocabulario importante que debes aprender si no quieres pasar vergüenza en una comida de domingo.

2. Mantén las ventanas abiertas, independientemente del frío que haga

En el Reino Unido estamos acostumbrados a que haya dos estaciones: invierno y julio. Solamente los estudiantes pobres y la gente del norte serían lo bastante temerarios como para dejar una ventana abierta de noche y exponerse al peligro. En Alemania no es así: la mayoría de las ventanas se pueden poner en "modo Kipp"; abiertas lo justo para que el aire pueda circular. Si te levantas una mañana de invierno y eres capaz de ver tu aliento en el aire de la habitación: felicidades, ¡ya eres alemán!

3. Al pan, pan y al vino, vino

"En inglés no se trata de lo que dices, sino de cómo lo dices", escribe Fletcher. En Alemania (y en gran parte de Europa), es más bien lo contrario. Si quieres que hagan algo en el Reino Unido, debes disculparte por lo menos cinco veces mientras lo pides, preferiblemente flajelándote como castigo por molestar a otra persona. En Alemania solo lo tienes que pedir. Alles klar?

4. Odia Berlín

Los alemanes tienen algún tipo de relación amor-odio con su capital. La gente que vive ahí te dirá que es una utopía maravillosa, a rebosar de cultura y de multiculturalidad. La gente de otras partes te dirá que hay demasiados hipsters y extranjeros. Es básicamente lo que los británicos piensan de Londres.

5. Hablemos de sexo, mein liebling... 

Los pájaros y las abejas son un tema incómodo en muchas culturas, pero en el Reino Unido el pájaro es un dodo y las abejas sufren un problema de colapso de colonias. La mayoría de hombres británicos se cortarían el pito antes de reconocer en público que tienen uno. Pero en Alemania, el sexo no es algo por lo que merezca la pena escandalizarse. Al fin y al cabo, los pájaros lo hacen, las abejas lo hacen, e incluso las pulgas amaestradas lo hacen. Igual que lo hicieron tu mutter y tu vater (madre y padre).

6. La belleza está en la brevedad

Mientras que otros divagan sobre algo, los alemanes prefieren ir directos al grano. Tiene gracia que Adam Fletcher vea algo de bello en ello. Solo malgastamos palabras valiosas cuando están cargadas de significado. Preferimos "schweigen" a charla informal. Incluso tenemos una palabra para los que hablan demasiado: laberbacke! Mirad cuanto significado le podemos dar a una palabra:

7. Sufrir la fiebre del Tercer Reich

Hace unos días, el cómico judío residente en Berlín, Shahak Shapira, publicó un proyecto titulado YOLOCAUST, y os podéis imaginar el alboroto que ha suscitado en Alemania. El "Mi Lucha" está de nuevo en la lista de los más vendidos después de que el año pasado se publicara una nueva edición. "Ha vuelto", una sátira en la que Hitler regresa de la tumba y se hace viral, vendió más de un millón de copias en Alemania e incluso se llevó al cine. El amigo de Adam lo resume bien: "sé más cosas de Hitler que de mi abuela".

8. Plagiar tu tesis

En Alemania nos encantan los títulos: hasta cuando reservas un vuelo en una web de viajes alemana debes mencionar si posees un doctorado. Es un requisito básico para todo aquel que quiera hacer carrera en política. Pero si la pifias, se acabó: algo que le ha sucedido a muchos políticos en Alemania. Así que mejor contrata a un buen "negro" antes de presionar CTRL+C y CTRL+V.

9. El Hoff

Adam Fletcher pregunta dónde se originó el mito del "Hoff", y llega a la conclusión de que se ha creado solo. Y los amigos del Reino Unido preguntan constantemente si ya adorábamos a David Hasselhoff en los 80. Pero he aquí una primicia: es cierto (por lo menos en el este). Adorábamos a David; ¿cómo no iba a ser así, después de cantar su único éxito "Looking For Freedom" mientras caía el Muro de Berlín, y millones de personas con cazadoras vaqueras desgastadas y permanente descubrían el otro lado? Aún así, eso no significa que no nos avergoncemos al recordarlo.

10. De(Senf)unda la mostaza

Empezamos con las patatas y terminamos con la mostaza. Hemos aprendido que las opiniones pueden ser concisas pero que compartir tu voz crítica, lo quiera la gente o no, es imperativo en Alemania. Tan necesario como la senf encima de una salchicha. "Esto te ayudará a ganar los corazones, mentes y estómagos de tus nuevos amigos", dice Fletcher.

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Adam Fletcher es un cómico británico y un escritor afincado en Berlín. Sus libros "How To Be German In 50 Easy Steps" (cómo ser alemán en 50 simples pasos) y "How To Be German In 50 New Steps" (cómo ser alemán en 50 nuevos pasos) están disponibles en alemán y en inglés en C. H. Beck.

Translated from How to be a German - as explained by an Englishman